El uribismo del Presidente Duque: ¡MAMOLA!
Por Peloecaña
En diferido, oí el editorial de la edición de ayer, de La Hora de la Verdad. ¡Cuánta razón le asiste al editorialista, doctor Fernando Londoño Hoyos!
Me solidarizo plenamente con la sentida protesta del director del programa.
La actitud increíble y, por ende, vergonzante del Presidente Duque haciendo pública adhesión a la memoria del político samperista, Horacio Serpa Uribe, es propia del más samperista de los samperistas.
Pero para ser solidario con el expresidente que convirtió a Colombia en una narcodemocracia, hay que cumplir un pre requisito, ser santista, fande Juan Manuel santos Calderón AAA.
Después de la exaltación de la memoria del peón de estribo de Ernesto Samper, el tal Serpa, conocido por todos por sus desvergonzadas actitudes, para lograr, primero en la sesión de la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes y luego de la plenaria de esa corporación, la absolución en el proceso 8.000 del reo de narcotráfico, que nos convirtió a todos los colombianos en verdaderos parias en todos los aeropuertos del orbe y en motivo de vergüenza universal el ser portadores del pasaporte nacional y causa automática de vejaciones y humillaciones, solo faltaba el paso siguiente: El magnicidio del doctor Álvaro Gómez Hurtado, ordenado como un auténtico crimen de Estado.
La historia no necesita de una decisión judicial para conocer la condena de los autores intelectuales del asesinato del prohombre colombiano por excelencia. El veredicto ya fue expedido, notificado, ejecutoriado y en firme: CULPABLES.
Pero al primer mandatario eso no le preocupa, ni le importa, solo le falta pedirle a la JEP que lo oiga, en declaración jurada, para ratificar la versión de las delincuentes de las Farc, que se han auto inculpado de la autoría intelectual y material del magnicidio, declaración que por venir de tan elevado chamizo le permitirá a los jueces ad hoc archivar el proceso, por la muerte del hijo del doctor Laureano Gómez, de todos los partícipes en tamaña felonía.
No necesitaba descender tanto el Presidente Duque, para demostrarnos, como un hecho notorio, que es un santista irrevocable.
No le importó haber sido egresado de la universidad Sergio Arboleda, ni alumno del mártir de la Patria.
Otra vez se equivocó el doctor Álvaro Uribe Vélez y con él, todos nosotros, los que lo elegimos.