jueves, 28 de septiembre de 2017





LLEGÓ  LA HORA DE LAS DECISIONES


Por Peloecaña

Basta ya de calenturas e himnos marciales, de peroratas y discursos; el régimen Farc-Santos no se cansa de medirnos el aceite y el país nacional espera inefable la capadura total y sin anestesia.

De esa cirugía, tan sentida y dolorosa, son cirujanos el presidente Santos y su gobierno, los partidos políticos de izquierda, incluido el conservatismo, el parlamento y la rama judicial, en cabeza de las altas cortes, altas porque nos miran de para abajo, no por su solvencia jurídica y moral, ya que hace tiempos desterraron de su recinto la sabiduría, la ética y la sindéresis.

De todos depende que la justicia especial para la paz, con minúsculas mínimas, valga la redundancia, sea el último procedimiento quirúrgico que nos quieran aplicar.

Esta es la oportunidad que tienen los voceros de quienes estamos en la otra margen del régimen, para demostrarnos su capacidad de convocación y la magnitud del saldo que les queda de credibilidad, y los colombianos de a pie de comprobar que somos capaces de disentir, no solo para las encuestas, sino en la práctica diaria y democrática.

Todo el proceso de deterioro institucional ya rebasó los límites permisibles de nuestra capacidad de aguante.

La izquierda colombiana cabalga a lomos de la indiferencia del centro y de la derecha y nos corren las espuelas con sevicia y acerbidad, convencidos de que ya no sangramos, porque en vez de sangre, nos circula horchata por las venas.

¡Basta ya de tanta servidumbre, de tanta indiferencia, de tanta vocación de esclavos! Si somos una sociedad libre, orgullosamente libre, este es el  momento de demostrarlo. Llegó el momento de ejercer la legítima defensa. Ya pusimos la otra mejilla y perdonamos setenta veces siete.

¿Dónde están los maestros de Derecho, los gallardos y cumplidos militares, los padres que reclaman  lo mejor para sus hijos, los verdaderos pastores de la Iglesia?

¿Dónde la estirpe de los mayores, orgullo de la raza, dónde las epopeyas del pasado aun humeante y con rescoldo?

"¿Qué se hizo el rey Don Juan, los infantes de Aragón qué se hicieron, qué fue de tanto galán?"

Si pasamos de agache ante tanto atropello, debemos estar prestos a poner las barbas y las cabelleras en remojo y nos corresponderá oír, avergonzados, la sentencia de la madre indignada que increpó a Boabdil, cuando lloraba la pérdida de Granada: "Llora como mujer lo que no supiste defender como hombre."

Salgamos a las calles masivamente a decirle a Santos y a su tinglado oprobioso que se nos llenó la copa y que no seremos, por más tiempo, protagonistas indiferentes y pasivos del naufragio de las instituciones republicanas, ni del pasado glorioso de la Patria.

¡Llegó la hora de las definiciones y se acabó el tiempo de las plañideras!


viernes, 22 de septiembre de 2017





PRECANDIDATOS Y PREACUERDOS


Por Peloecaña

El Centro Democrático ya tiene en el partidor varios precandidatos y, según runrunes, ahora entra a esa competencia política un peso pesado, de altísimo vuelo y merecido prestigio, el doctor Luis Alberto Moreno.

Por fuera del partido del doctor Álvaro Uribe Vélez gravitan dos precandidatos; los dos de peso específico en la política colombiana y ambos afines a él.

Si la Gran Alianza por Colombia va para buen puerto, hay que entender que la opinión del Gran Colombiano, importante como la primera, no puede ser única sino que  habrá  otras, que deben ser tenidas en cuenta, so pena de matar la criatura en el vientre de la madre. 

No se necesita ser un lince para aceptar y entender que los cinco candidatos del Centro Democrático y los tres exconservadores, Ordóñez, Ramírez y ahora Moreno, cuentan todos con el beneplácito de los expresidentes Pastrana y Uribe y del Estado Mayor de esa gran coalición.

Ahora lo que falta es definir, cuanto antes, unos preacuerdos que todos estén dispuestos a respetar y honrar.

Primero, hay que definir el mecanismo de escogencia, para lograr un candidato único.

También se necesita el compromiso solemne y expreso, asumido por todos los aspirantes, de acatar sin condiciones, ni reservas, ni restricciones la opción resultante del ejercicio del mecanismo acordado para hacer realidad esa escogencia, teniendo en cuenta que los señalados son dos, un candidato presidencial y un candidato a la vicepresidencia. 

Los así señalados y escogidos requieren atributos exclusivos y probados: lealtad sin sombras, probidad sin límites y sabiduría y prudencia de estadistas, que la hora de la Patria requiere.

Pero ese es el primer paso del camino largo y tortuoso por recorrer; lo que sigue es elegir al Congreso unas mayorías que logren, sin titubeos ni cálculo personal, el cambio que Colombia clama a gritos y, sin duda, en la bancada solidaria con el nuevo presidente han de estar los no beneficiados con el premio mayor y otros colombianos insignes que en el actual parlamento han demostrado su valía personal, o que con sus procederes se han ganado con méritos suficientes ese silicio de ser las mayorías de un congreso predestinado que tendrá la gravísima responsabilidad de darle plena vigencia al triunfo del NO en el plebiscito, que el régimen le ha escamoteado al pueblo colombiano.

Difícil pero apasionante empresa, la de devolverle a Colombia la fe en sus instituciones; dignísimo compromiso el de dar nuevamente la fe en la justicia y en el ejercicio decente de la política, y reto que han de asumir los congresistas de colocar a la insurgencia en el lugar que le corresponde, sin gabelas ni canonjías. 

También la Gran Alianza por Colombia está en la obligación política y moral de escoger los mejores gobernantes a nivel regional y local y superiores diputados y concejales.

La Gran Coalición no podrá convertirse en un campo de paracaidismo, y se abstendrá de ser piscina probática, en la que  no caben, por ningún motivo, los corruptos activos ni pasivos. Bienvenido, también, el voto de opinión.


viernes, 15 de septiembre de 2017





LA  DESCERTIFICACIÓN

Por Peloecaña

Preocupación válida y justificada ha despertado la premonición de una posible descertificación por parte del Presidente Trump a Colombia, por el manejo complaciente con las FARC, por parte del Presidente Juan Manuel Santos y su gobierno supérstite, estimulando el aumento del área cultivada en el país de las plantaciones de coca y, por ende, incremento de la producción de cocaína en el mercado internacional para tantísimo consumidor gringo y de todos los enviciados del orbe.

Preocupación para el régimen, por los efectos que tal medida produce en el concierto de las naciones del mundo, frente a nuestra patria lastimada; volvemos a ser los parias de la humanidad; el pasaporte colombiano una vez más será maloliente y estigma, situación que hemos de padecer todos los connacionales, a pesar de ser  buenos y decentes, como somos la mayoría de los colombianos.

Circunstancia, la de la descertificación, que añoran, aunque de dientes para afuera digan lo contrario, algunos de los opositores al gobierno actual, porque esa medida sancionatoria fortalece sus argumentos de desacuerdo y les da más pertrecho para la batalla.

Yo como el primer opositor sin pliegues y sin disimulo a este mandato vergonzante y vergonzoso, a esta trinca de la mesa de la unidad nacional y a esta justicia que ofende y obnubila, debo decir con firmeza que la descertificación anunciada la rechazo por injusta, aunque buscada con ahínco por el presidente Santos y su combo.  La rechazo por razones jurídica  e históricas.

Según la Teoría Causalista, Finalista y también conocida como Teoría del Método Lógico, simple, elemental y sencilla, para determinar la culpabilidad y señalar la responsabilidad de una persona, en este caso concreto, la sociedad, solamente se requiere la comprobación de la causa, tomando el efecto como su consecuencia directa, razón por la cual es inevitable concluir que son los consumidores de cocaína los culpables directos de los efectos que en Colombia hemos tenido que padecer y soportar, el flagelo dolorosísimo del narcotráfico con todas sus nefandas secuelas. 

El Gobierno de los EE.UU., que nos amenaza con el leviatán de la descertificación, debe primero descertificar a los consumidores de cocaína del mundo y, sin duda, el primero en recibir esa sanción es el coloso del norte.

No es una postura marxista afirmar y reclamar que Colombia y México somos victimas de los consumidores de todas las latitudes, en ese mundo tétrico del vicio de la droga. 

La historia y los historiadores señalan que en enero de 1920, mediante enmienda a su Constitución, los Estados Unidos de Norteamérica prohibieron y proscribieron la producción, el transporte y la venta de bebidas alcohólicas, pero dicha enmienda mantuvo la libertad del consumo.

Esa medida fue causa del incremento de la criminalidad en ese país,  y los efectos fueron tan graves que la prohibición sólo tuvo vigencia hasta el 5 de diciembre de 1933, fecha en que la ley seca fue derogada por el presidente Franklin Delano Roosevelt.

Los estadounidenses, prácticos como siempre, aplicaron la teoría causalista, derogaron la ley que era la causa del incremento exorbitante de la criminalidad.

A propósito, una acotación al margen; cuentan los cronistas que uno de los sistemáticos violadores de la ley seca, fue un epónimo integrante y fundador del clan Kennedy.

En Colombia, país del tercer mundo, llevamos décadas con legislación que reprime la producción, el transporte y la venta de narcóticos, soportando las gravísimas secuelas que la vigencia de esas normas nos imponen, siendo casi siempre impunes los delincuentes narcotraficantes y sancionados los inocentes, victimas de esa misma impunidad.

Si colocamos en la balanza de Temis la responsabilidad de los países fabricantes y vendedores de armas para el mundo, cuyo comercio criminal ha traído desolación, desplazamiento y muerte, y en la misma balanza las secuelas funestas del narcotráfico, sin ningún esfuerzo podemos concluir que el armamentismo es más desolador que todos los carteles de la droga juntos.

Que Donald Trump descertifique su país, por ser el primer consumidor de cocaína del mundo y el primer productor y comercializador de material bélico en toda la tierra.  


miércoles, 13 de septiembre de 2017





LA  INSCRIPCIÓN DE CANDIDATURAS  PRESIDENCIALES POR FIRMAS

Por Peloecaña

Una de las maneras de lograr la inscripción de candidaturas a cargos de elección popular es la inscripción por firmas. Ese mecanismo autorizado por la ley, exige la observancia de una serie de condiciones "sine qua non" para que el mismo sea viable jurídicamente.

Pero no existe el impedimento legal  que se oponga a que un mismo firmante lo haga con cuantos aspirantes requieran esa firma, circunstancia que riñe con la norma legal que prohíbe votar, en la misma elección, por más de un candidato, individualmente considerado; por ejemplo, no se puede votar, simultáneamente, por Humberto de la Calle y Timochencko, para Presidente de la República; pero la ley si permite firmarle respaldo a los dos; tampoco veta hacerlo con el mismo fin, la inscripción  por Vargas LLeras, Fajardo, Claudia López, Robledo, Petro, la otra López, y así sucesivamente, hasta agotar la lista de todos los que aspiran a ser respaldados por firmas, para lograr válidamente  una candidatura presidencial.

Si hubiera sindéresis en los legisladores y en los encargados de aplicar la legislación electoral, se debía penalizar a quien respalde con su firma, simultáneamente,  a más de un ansioso de las candidaturas a cargos de elección popular.

Es bien sabido que si para un mismo aspirante, cuando la autoridad competente debe revisar la lista de firmas encuentra una repetida, anula las repetidas, dejando con validez una sola, cuando lo obvio es que se deben anular todas porque implican una trampa, un fraude evidente.

Por eso, en ejercicio del derecho de petición y aplicando idéntico rasero, solicito de la Registraduría Nacional del Estado Civil que compare y examine las listas de firmas de todos los candidatos inscritos por este sistema, y cuando encuentre la repetición de firma y  respaldando distintas candidaturas, anule todas y persiga al firmante tramposo y sobre él caiga todo el peso de la ley. 

Tal invento, el de la inscripción por firmas, es tan mentiroso y tramposo como el que algunos prefieren,  el de las consultas populares abiertas, al que tienen acceso militantes de todos los partidos, y ciudadanos sin partido, distinto al del candidato, con la intención predeterminada de falsear la voluntad de los votantes.

Vayan los adherentes y miembros del Centro Democrático pensando en la mejor manera institucional y estatutaria de señalar sus candidatos al Congreso, a las Asambleas Departamentales y a los Concejos, a las Gobernaciones y Alcaldías y, de manera muy especial, a la Presidencia de la República.

Yo quiero ver como un aporte valioso a la solución  de la crisis política nacional, la renuncia de los doctores Martha Lucía Ramírez y Alejando Ordóñez al Partido Conservador y, desde luego, como un aporte que hace más fácil la consolidación de la Gran Alianza por Colombia.

Si los colombianos de bien, que sin lugar a dudas,  somos nítida mayoría, actuamos con generosidad, pero con firmeza, con sentido de patria y sin sectarismo, con sentido común y sin egoísmo, la plena vigencia de la primera estrofa del Himno Nacional será una realidad.