LOS MEDIDORES DE COSAS Y CASOS
Por Peloecaña
Hay convenciones, casi universales, que
señalan la manera de medir magnitudes de toda índole; por ejemplo, con el
termómetro medimos la temperatura, con las encuestas otros pretenden medir
comportamientos sociales y posiciones diversas de los encuestados, que los
encuestadores siempre concluyen proyectando erróneamente, a
todo el conglomerado social, como si opinara lo mismo que el número
ínfimo de interrogados.
Otra manera de valorar la realidad de los
sucesos, masivamente comunicados por los medios, es teniendo en cuenta la
credibilidad de los que, sin nadie haberles encomendado esa misión,
asumen que todos renunciamos a la valoración personal de los sucesos de los que
hemos sido testigos y, abusivamente, piensan por nosotros, creyendo que nuestra
capacidad de discernimiento está atrofiada y limitada y que necesitamos su
sapientísimo concurso.
Hay personas que asumen la labor de
intérpretes, cuyas versiones, antes que ayudar, perjudican al interpretante
acertado y tenido por excelente; es como si a un reconocido cantor lírico, por
ejemplo Luciano Pavarotti, lo suplantara cantando una de sus arias, el
tenor Gustavo Petro Urrego; igual resultado sería el pretender que si a alguien,
con oído de artillero, reemplazara la magistral interpretación que Carlos
Julio Ramírez hace del bambuco Bésame
Morenita, o la versión de Pedro Infante del Cucurrucucú Paloma.
Algunos de los opinadores de la
revista Semana tienen su desafinadísima versión del debate del martes anterior,
en el que el Fiscal Martínez Neira volvió haches y erres a quienes lo citaron
al Senado, para darle lecciones de solvencia moral, comportamiento ético y
sapiencia jurídica.
Todavía no salen del estupor, quienes lo
creyeron su criada cabizbaja y mohína; les resulto respondona
y altiva.
Una de las damnificadas de ese ejercicio de
anticorrupción, además de la senadora citante, fue la pulquérrima, objetiva e
imparcial "periodista", doña María Jimena Duzán, que vio al
cuestionado Fiscal, como un monstruo marino fantástico, "el Leviatán", lo encontró "descompuesto, secuestrado por su soberbia, descontrolado,
desencajado".
Me asalta la duda de saber si lo que la
comunicadora de Semana estaba viendo era la televisión o el espejo.
La suma de opinadores que se niegan a
reconocer la realidad del resultado del debate son la mejor medida de lo que
sucedió en esa noche trágica para la izquierda colombiana; como diría cualquier
aficionado a las peleas de gallos, el clan de citantes resultó landrado.
¿LOS MEDIDORES DE COSAS Y CASOS? Gustavo Petro Urrego, en nombre del Comunismo, Socialismo e Izquierda fanática y retrograda acabando de destruir todo y a la luz pública e Iván Duque Marquez, en nombre del Capitalismo, Derecha e Independencia pisoteando todo y a la luz pública. Pero eso si, el primero, es más nefasto que el segundo, con su equipo de gobierno. Sin dudar.
ResponderEliminarMaestro, todo mundo estámos esperando sus comentarios sobre la chuspa,mochila,talega o saca con billetes que contaba Petro.
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