martes, 31 de marzo de 2020





LAS  RECOMPENSAS POR LA CÚPULA DEL CHAVISMO

Por Peloecaña

Bien hace el gobierno de USA en ofrecer recompensa para quienes den información que haga posible la captura de la cúpula del régimen chavista, que hoy ostenta el poder en Venezuela, para vergüenza del mundo libre y para dolor y sufrimiento de todo el pueblo del hermano país.

La cantata de Marlon Marín, sobrino de alias Iván Márquez, en relación con las andanzas narcotraficantes de su tío y de alias Santrich, le permitieron a la justicia norteamericana construir un expediente que, sin el más leve motivo de duda, le permitiera concluir que tanto Maduro, como Diosdado Cabello y su círculo de áulicos, constituyen lo que se conoce como el Cartel de los Soles, cuya principal actividad delictiva y criminal es inundar a los Estados Unidos y a Europa de la maldita cocaína, arma letal para destruir la sociedad capitalista, en especial su juventud.

Doble objetivo, minar el odioso sistema antimarxista y llenarse los bolsillos de dólares, para poder vivir como capitalistas salvajes.

Fieles a su tradición mentirosa y obsecuentes con sus prácticas de aparentar ser amantes de la paz y del pueblo, que dicen defender de sus opresores tradicionales, las guerrillas comunistas y, en este caso concreto, las FARC encontraron en uno de los más nítidos exponentes de la clase dominante, que tanto odian, Juan Manuel Santos Calderón, uno de los guerrilleros del Chicó, el mejor actor para vender sus mentiras y la cocaína que producen a granel.

Márquez y todos los negociadores militantes de las FARC se sentaron en la mesa de diálogos de La Habana, con plena advertencia y pleno conocimiento previos, de que todo lo acordado ahí era mera pantomima y apariencia, pues nunca actuaron de buena fe. Está probado, hasta la saciedad, que simultáneamente narcotraficaban y le hacían pistola al pueblo colombiano, en nombre de la paz. Nos queda la duda si De la Calle y su combo eran conscientes y cómplices de esa conducta.

Ahora que el General Venezolano Clíver Alcalá decide irse a contarle a Donald Trump, al Departamento de Justicia Americano y a la Fiscalía de ese país, todo lo que sabe y le consta de las audacias y ejecutorias del régimen que preside Nicolás Maduro, la información dada por Marín, el sobrino, se enriquece y fortalece y las pruebas adquieren mayor contundencia para sostener ante el mundo, que la patria del Libertador está en las manos siniestras de nefandos criminales de lesa humanidad y,  que sin duda, quienes detentan el poder en Venezuela  merecen repudio unánime de las gentes de bien y, desde luego, que sobre ellos caiga todo el peso de la ley.

Pero en sana lógica, si Juan Manuel Santos Calderón sabía de la condición personal de Maduro y su caterva, es obvio que actuó con dolo específico,  cuando lo escogió como garante del éxito de los diálogos de La Habana, con Márquez y su cuadrilla, Santos, Maduro y las FARC comen en el mismo batea  y beben de la misma alcantarilla.

Así las cosas hay que concluir que Juan Manuel, su vicepresidente Naranjo y los negociadores del Gobierno Colombiano, todos, sin excepción, son cómplices necesarios del narcotráfico de Maduro y de las FARC.

Entonces, hay que ampliar el ramillete de inculpados, por cuyas cabezas hoy el Presidente Trump y su gobierno, ofrecen jugosa recompensa; faltan en esa lista los coautores colombianos del entuerto venezolano, desde luego,  sus cómplices o inductores.

Demostrada la trampa y la antijuridicidad de lo pactado en La Habana, entre el Gobierno Santos y las FARC, a la luz del derecho Internacional Humanitario, y teniendo en cuenta la voluntad popular que desaprobó y volvió trizas el pacto siniestro, el 2 de octubre de 2016, la inviabilidad jurídica y ética de ese esperpento, es evidente.

Conclusión, las decisiones tomadas, contraviniendo y desconociendo la realidad institucional, están viciadas de nulidad y, por tanto, también sus efectos, que por carencia de causa y objeto lícitos, en consecuencia, no existen.

Señor Presidente Duque, el Gobierno de Donald Trump,   su aliado vigoroso y leal, le está sirviendo en bandeja de plata la oportunidad única y feliz de no ser tratado su gobierno como insurgente.

Cumpla a rajatablas la Constitución que juró respetar en el  momento de su posesión y concretamente lo dispuesto en el artículo 104º, en lo pertinente, "...La decisión del pueblo será obligatoria".

Como el pueblo colombiano decidió, por mayoría de votos, lo consultado, respecto a la aprobación de los Acuerdos de La Habana, votando NO 6.431.376, contra 6.377.482 que votaron por el SI, entonces el resultado es obvio, los acuerdos no tuvieron ni tienen vigencia.

Y como los cacareados acuerdos no existen, entonces, ninguno de los compromisos cooptados entre el gobiernos Santos y el Congreso santista y las Farc, tampoco.

En estricto derecho, la JEP no nació y las curules obsequiadas en el Congreso Colombiano también son nonatas; ¿o será que algo tan elemental y de Perogrullo necesita el aval de Maduro y su régimen?

Señor Presidente Iván Duque, permítanos, por favor, ser duquistas sin reatos ni restricciones.



domingo, 15 de marzo de 2020







CÓMO HACEN DE FALTA EN EL GABINETE MINISTERIAL


Por Peloecaña

Si al señor Presidente le interesara sacudirse de sus detractores de oficio, que todos los días le disparan como auténticos francotiradores, a mansalva y sobre seguros, desde los minaretes que les ofrecen publicaciones bien conocidas en Colombia, y si de verdad pensara en pasar a la historia como excelente gobernante, incluiría en la nómina ministerial a eminentes connacionales, destacados personajes públicos, y definidos militantes de los principios que nos llevaron a votar por él. 

Que tal el jurista Abelardo de la Espriella, en la cartera de Justicia, sabio entre los sabios, y sobresaliente exponente del culto a  las disciplinas del derecho;  inconmovible en sus principios democráticos y fiel defensor suyo doctor Duque; además, se mantendría la cuota costeña en el gobierno.

El Coronel Luis Alfonso Plazas Vega, en el Ministerio de Defensa, militar impoluto y hombre de carácter probado y respetuoso de la institucionalidad y, desde luego, mártir de la Patria, gracias al pernicioso sistema judicial que padecemos.

Y el doctor Rafael Nieto Loaiza, reconocido internacionalista y, sin duda, el más valioso ejemplar de la juventud colombiana, como Canciller de la República.

Y un vocero del doctor Germán Vargas Lleras, como  Ministro del Interior, que cumpla con las calidades que el cargo requiere; de gran recorrido político y, sin duda, de demostrada idoneidad en el manejo de los asuntos del Estado, y excelente garantía para el refuerzo de la gobernabilidad.

Y que quienes, con pleno derecho, aspiran a sucederlo en la Primera Magistratura que se lancen al ruedo y a la palestra, a defender sus apetencias de grandeza.

¿Por qué ese temor a gobernar con auténticos representantes de quienes lo elegimos, doctor Duque, y con quienes aportan en el parlamento los votos que le permitan sacar adelante una ambiciosa agenda legislativa, que no sea únicamente de coyuntura, sino de estabilidad normativa definitiva, para el Estado Colombiano?

No le tenga miedo al miedo, ni le haga el quite a la grandeza; decídase a cumplir lo decidido  por el pueblo en el plebiscito del 2 de octubre de 2016, cuyo resultado nunca puede se negociable;  deshágase de la JEP, y comience la aspersión con glifosato, sobre los cultivos ilícitos. Solo así se empezará a combatir el narcotráfico.

Si los acuerdos de La Habana no nacieron, por voluntad mayoritaria de los votantes, elimine las curules tomadas por asalto por los jefes de las FARC, decídase de una vez por todas a meter en cintura la insurgencia, llámese como se llame.

Acuérdese de las palabras sabias de Sir Winston Churchill: "El gobierno tenía que escoger entre la deshonra y la guerra, escogió la deshonra y tendrá la guerra".















martes, 3 de marzo de 2020




EL EDITORIAL DE LA HORA DE LA VERDAD DE HOY  3   DE MARZO DEL 2020

Por Peloecaña

Un editorial contundente, como los que pronuncia el Director de La Hora de la Verdad, todos las días de lunes a viernes.

El de hoy, se tituló: "Con las FARC nos estamos viendo". Dijo el Dr. Londoño verdades irrefutables, por su evidencia, por su sentido histórico, por la coincidencia entre lo expuesto y lo sucedido.

Bien podemos convertir ese mensaje, el del  editorial, en la "premisa mayor" de un silogismo, cuya "proposición menor" bien puede ser: para eso convocó el Gobierno Santos un plebiscito que confirmara lo pactado en La Habana con esa guerrilla, con la que nos estamos viendo, y la "conclusión" es eminentemente lógica: y el resultado del plebiscito volvió trizas los Acuerdos de La Habana.

Es ese razonamiento cierto y de una lógica que bien puede ser prototipo del silogismo apodíctico.

Nadie, absolutamente nadie, por encumbrado que fuera, por eminente personaje, por héroe y mártir de la democracia que por sus luchas en pro de ella haya sido tan perseguido y odiado, puede ostentar personería legítima y mucho menos válida, para desistir, negociar, renunciar o tranzar, ni modificar o morigerar la voluntad popular colombiana, expresada en las urnas en octubre de 2016.

Por una sola vez, el director de la delegación que a nombre del gobierno de Santos, Dr. Humberto de la Calle Lombana, se reunió con la guerrilla comunista de las FARC, tuvo razón plena cuando, para presionar la voluntad popular haciendo uso de la retórica del miedo, con el mítico coco de la paz, expresó en vísperas del plebiscito "Si no gana el SI, no hay acuerdo".

No ganó el SI, luego no hubo acuerdo.

Por ese desatino mayúsculo, monumental, colosal, de quienes sin personería la usurparon para festinar el triunfo del NO del plebiscito del 2 de octubre de 2016, es por lo que las FARC también usurparon las curules que ostentan en el Congreso y de lo que el editorialista, hoy se duele. 

Por esa conducta reprochable es por lo que los extranjeros de la izquierda latinoamericana nos impusieron la Justicia Especial para la Paz, JEP, que hoy amnistiaron una delincuente cuya conducta en el atentado contra la Escuela Superior de Guerra del Ejército de Colombia es, desde luego, inanmistiable, de lo que hoy también se queja el Dr. Londoño, con toda la razón.

Para que el Presidente Duque no siga incurso en violación al juramento prestado ante el Congreso reunido en pleno para posesionarlo, el  7 de agosto de 2018, debe acatar, sin más dilación, la obligación que le impone el artículo 104º de la Constitución que, en su parte pertinente, dice, refiriéndose al resultado de la consulta popular absuelta en el plebiscito, tantas veces mencionado:  "La decisión del pueblo será obligatoria".