domingo, 4 de junio de 2017





VOLVER  TRIZAS
Por Peloecaña


El mundo ha sido testigo impotente y, a veces, indiferente de la práctica cotidiana, más frecuente de lo permitido, de volver trizas a alguien o a algo.

En épocas recientes el fanatismo islámico volvió trizas el patrimonio de la humanidad que encarnaban las ruinas de Palmira. 

El terrorismo de la misma identidad volvió trizas las Torres Gemelas; también quiso volver trizas la Maratón de Boston; antes, otro tipo de fanatismo terrorista volvió trizas el vehículo y el cuerpo del Almirante Carrero Blanco; hace poco, quisieron volver trizas la estación de Atocha en Madrid.

La sociedad francesa se ha visto sacudida por los actos dementes de quienes pretenden volver trizas algo, en suelo de ese país; en las ultimas semanas han sido reiterados los actos que pretenden volver trizas la estabilidad republicana en la tierra de su Majestad Isabel; en fin, no hay área de la vieja Europa que no sea objetivo de quienes quieren volver trizas al Viejo Continente, y el mundo todo recibe la invitación compungida y dolorida a impedir que los terroristas trizófilos tengan éxito.

Todos los días, las agencias noticiosas de todas las latitudes y la sociedad universal registran la explosión de carros bombas y de terroristas suicidas, cuyo único propósito es volver trizas instituciones, regímenes, personas y cosas, y todos y cada uno de esos eventos reciben el repudio general, menos cuando los actos demenciales suceden en un país del tercer mundo, que se llama Colombia, del que usted y yo, respetado lector, somos inevitablemente integrantes maltratados e implacablemente golpeados. 

Durante más de cincuenta años, la vida, honra y bienes de los colombianos han sido objeto de acciones para volvernos trizas, siempre ejecutadas por los mismos, identificados plenamente.

No se han parado en pelos para volver trizas la infraestructura vial, eléctrica y energética nacional; también vuelven trizas el equilibrio ecológico y el medio ambiente; desde luego, la vida, la integridad de las personas y el derecho a la libertad, en general, es vuelto trizas, en nombre del marxismo leninismo. 

La minas anti personas, reiteradamente han vuelto trizas los cuerpos de pequeños escolares, jóvenes soldados de la Patria y humildes y abnegados campesinos.

La extorsión, el chantaje y el secuestro siguen volviendo trizas la estabilidad familiar y la seguridad individual de muchos colombianos.

El futuro de la juventud del mundo occidental está vuelto trizas, por las prácticas de la guerrilla narcotraficante.

Y todo este estado de cosas, denigrante y vergonzoso, solo merece la solidaridad  de las ONG europeas para los autores de tanta depredación, continente al  que solo le duele el terrorismo cuando la victima es la sociedad de esa parte de la tierra. 

En nuestro medio, abundan los ejemplos de personajes que han vuelto trizas la lealtad, empezando por el presidente que nos desgobierna, su gobierno, sus áulicos en el congreso y en la política y en la administración de justicia.

Capítulo aparte merece  la permanente actividad de los medios de comunicación, para volver trizas la institucionalidad y la juridicidad. A fe, que no paran de intentarlo diaria y nochemente.

La periodista María Isabel Rueda es paradigma de su permanente actividad para volver trizas el buen nombre de colombianos eminentes.

Como no tiene los arrestos suficientes para romper con el dueño del aviso, el presidente Santos, aunque le sobren motivos, trata de hacerlo aupada en la honra de personajes ilustres, como Andrés Pastrana Arango.

¡Que osadía y que desfachatez para resaltar tan paupérrima acogida que tiene el presidente! Quiere mitigar el impacto de este hecho rotundo, haciendo una comparación que sabe que no tiene sustento moral alguno; dice la amanuense  del régimen y su crítica tímida y velada:

"Ni con el apagón, ni con la fuga de Pablo Escobar, durante Gaviria, ni con el 8.000 de Samper, ni con la traición del Caguán  durante Pastrana, un pueblo había juzgado de manera tan severa a un gobernante reciente."

¡No María Isabel! Por mas espacio periodístico que ostente, su catadura moral jamás le servirá para volver trizas el puesto que Andrés Pastrana ocupa en la historia de Colombia.

Cierra su columna la citada comunicadora con esta perla: "Entre tanto... ¿En que se parecen Fernando Londoño y Humberto de la Calle? El primero quiere hacer el proceso trizas, y  el segundo cree que la Corte lo volvió trizas."

Otro error: el proceso está hecho trizas; lo que el Dr. Londoño ha hecho es dejar la correspondiente constancia.

¡Qué mala suerte tuvo el Dr. Álvaro Gómez Hurtado con algunos de sus pupilos, especialmente con María Isabel Rueda.


1 comentario:

  1. Excelente,como todos sus comentarios y artículos, Maestro Peloecaña.Desiderata sigue creciendo!

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