domingo, 19 de noviembre de 2017





MAS  ACERCA DE LA VERDAD


Por Peloecaña

Alguien asumiendo facultades que no se ajustan a la verdad, porque nacen de los Acuerdos de La Habana, que les han dado mentirosamente categoría de Tratado o Pacto Internacional Público, y que nunca la han tenido, por ausencia plena de titularidad de uno de los autores de esa farsa,  las FARC, ya que no es ese grupo terrorista sujeto de derecho Internacional Público, creó algo que han dado en llamar ampulosamente, Comisión de la Verdad.

Además esos acuerdos, fruto de los monólogos de La Habana, fueron sometidos al arbitrio popular, y la decisión mayoritaria de los colombianos, emitida el 2 de octubre de 2016, determinó su inexistencia.

En ninguna disposición legal, constitucional o supraconstitucional está estatuido o normalizado que los más connotados voceros de los triunfadores del Plebiscito, ni el Gobierno derrotado podían cambiar la manifestación de la voluntad popular.

La verdad no es propiedad inalienable de las FARC, ni de quienes disienten de la guerrilla izquierdista, mamerta y marxista, ni de los epígonos de la derecha; la verdad no tiene dueños; la verdad, es lo que es, y nada más. "Ego sum qui sum".

Bueno, pues los usurpadores de la verdad se tomaron abusivamente la licencia de escoger un grupo de personas homogéneamente marxista, nítidamente marxista, marxista AAA para conformar tan exclusiva comisión.

Para pertenecer a tan vergonzante colectivo, había que tener méritos probados de su afinidad ideológica, operativa y terrorista con las FARC, y quien no estuviera calificado con la excelencia frente a tales ítems, estaba automáticamente eliminado; no daba la talla.

Encontrados los apologistas del delito, los encubridores y los cómplices de todas las andanzas por la violación al Código Penal y al Derecho Internacional Humanitario, hallaron rápido el presidente de ese engendro diabólico, nadie menos que un sacerdote católico, que debe obediencia y lealtad a unos principios éticos, filosóficos y teológicos.

Sostienen los entendidos y sabios de la Iglesia, que el sacerdocio imprime carácter y por eso pregonan: "sacerdos alter Cristus in eternum".

Entonces a quien preside esa comisión, hija putativa del autor de la siguiente perla,  que llegó a la conclusión de que la responsabilidad del violencia partidista en Colombia es de la Iglesia Católica, el Partido Conservador y Laureano Gómez, lo colocan en complicado dilema:

Si la Iglesia, de la cual es pastor, es génesis de la violencia colombiana en el siglo XX, o está en la obligación de desmentir tan enajenada afirmación y,  entonces, ese mentís es causal de inhabilidad para pertenecer a la Comisión de la Verdad y, con mayor razón, para presidirla; o debe apostatar ya de la fe de Cristo, de las constituciones expedidas por Iñigo López de Recalde, San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, SJ, de la cual es miembro y abrazar definitivamente la causa de la verdad de las FARC.

Por lo menos, por aparentar, el Padre De Roux, debe empezar su mandato, citando a los doctores Álvaro Uribe Vélez, para que le repita al país cómo las FARC asesinaron a su padre e hirieron de gravedad  a su hermano; Fernando Londoño Hoyos, para que, en su condición de jurista connotado y javeriano jesuítico insigne, le narre a Colombia la versión del atentado del que fue víctima; al excanciller Araujo, para que diga la verdad de su secuestro; a la Senadora Sofía Gaviria, a que exponga lo que sepa y le conste, acerca del secuestro y asesinato de su hermano.

Al candidato presidencial y exvicepresidente, Germán Vargas Lleras, para que nos refresque la memoria respecto a la mutilación de una de sus manos; al senador Oscar Tulio Lizcano y a su hijo expresidente del  Congreso, y  pasarán los años sin que hayan podido oír a todas las víctimas de la guerrilla marxista. 

También deberán  escuchar, en honor a la verdad,  a los hijos de Luis Carlos Galán Sarmiento; a la familia del doctor Álvaro Gómez Hurtado; a Alberto Santofimio Botero; al exfiscal Montealegre; al Senador Horacio Serpa Uribe; al expresidente Ernesto Samper Pizano.

Al exfiscal anticorrupción, Moreno; a los magistrados y parlamentarios por él denunciados.

Al Almirante Arango Bacci; a los Coroneles Plazas Vega y Mejía Gutiérrez, y a todos los militares víctimas de jueces copartidarios de la guerrilla marxista leninista.  

Desde luego, es moralmente obligatorio escuchar a los militantes del colectivo de abogados, a las víctimas del establecimiento, y después de analizar objetivamente la verosimilitud de esos testimonios y decires y la Comisión de la Verdad, está en la obligación de exaltarla, pero no aceptamos que se intente señalar otros responsables, como los sindicados por sus predecesores.

Ahora deberán ser, la jerarquía eclesiástica católica y de las iglesias cristianas, el Centro Democrático, Álvaro Uribe Vélez, Andrés Pastrana Arango, Alejandro Ordóñez Maldonado y Martha Lucía Ramírez.


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