NO HAY QUE SER UN LINCE PARA VER EN LA OSCURIDAD
Por Peloecaña
Cuando los anuncios son tan escandalosos y la noche con estrellas y es luna
llena, no hay que ser un lince para ver en la penumbra, y cuando el almizcle es
tan hediondo no se requiere ser sabueso para descubrir la mofeta.
Cuando las evidencias son tan plenas y abundantes, no se necesita ser
Sherlock Holmes, ni Pilín para descubrir el delincuente.
No hace falta ser de la SS, para husmear los judíos; ni de la
KGB, para mandar a Soljenitsin al archipiélago de Gulag; ni del FBI, para averiguar
quien mató a J.F. Kennedy; ni de la CIA, para ubicar al Che en Bolivia;
cualquier lego en inteligencia policial o un aficionado en sospechas, como usted
o como yo, podemos descubrir donde hay una burda urdimbre para pretender enlodar
el buen nombre de una persona de bien, con el solo propósito
de satisfacer apetitos desordenados y asqueantes, propios de las letrinas
y los inodoros de hoyo que utiliza el régimen.
¡Qué repugnancia! ¡Qué fastidio! ¡Cuántas náuseas produce el afán reiterado
de producir efectos políticos, utilizando actitudes vedadas y no permitidas en
cualquier persona con una pizca de decencia, para pretender logros
torcidos, contra principios elementales de la ética y la moral!
Ya están en los anales de la historia nefanda de Colombia episodios que no,
por repetidos, adquieren el visto bueno, ni la aceptación general y que, por
el contrario, de tanto usarlos son repudiados por tirios y troyanos.
Primero conspiraron contra Andrés Felipe Arias Leiva, para eliminarlo de la
contienda electoral; después lo hicieron con Luis Alfredo Ramos Botero; más
tarde fue la víctima propicia Oscar Iván Zuluaga, y no paran de intentarlo
hoy si y mañana también, contra el expresidente Álvaro Uribe Vélez; por
eso su familia ha sido polígono de tiro al blanco y, desde luego, él, el
primero.
Pero hasta ahora todos los intentos, en últimas, han sido fallidos, por lo
burdo de las infamias cometidas y por la enorme y permanente protección de
Dios.
Todo está, aparentemente, bien calculado; hay una dirección de orquesta
conocida y unos músicos que, a veces, desafinan; unos togados y otros cobijados
bajo la profesión de seudoperiodistas, fletados y prepagos, pero como siempre
esos cobros nunca brillan porque la facilidad con que se consiguen
lleva inherente la poca valoración y el seguro despilfarro.
Y hay propietarios de medios que cobran sus servicios aparte del pago
a sus empleados, casi siempre en pauta publicitaria y en jugosos contratos,
dada su versatilidad en la actividad pública nacional.
¿Cómo es imposible, eludir la sentencia de Barbey D´Aurevilly:
"Los periódicos que deberían ser los educadores del público, son sus cortesanos,
cuando no su rameras"?
A los ciudadanos de bien arriba mencionados les apareció siempre un juez de
pacotilla y un periodista ídem y, desde luego, un medio para el cual se venden.
El más truculento caso fue el del hacker, y pensábamos que esa era la tapa
de la olla; pero cuan equivocados estábamos. Como el Dr. Álvaro Uribe Vélez,
todos los días, fustiga a los violadores y secuestradores de las niñas abusadas
por la guerrilla de las FARC, se habían demorado en montar la fábula y
apareció, bajo la misma égida de ME TOO, una periodista que resolvió escribir
el cuento de que había sido violada hace varios lustros, por uno de sus jefes,
pero que se reservaba el derecho a no identificarlo, pero con
gotero empezó a dar pistas:
Era un colombiano muy importante y con mucho poder, dado su poder exorbitante
su temor se justificaba porque las represalias serían inevitables.
La revista Semana lanzó el globo sonda, igualito que en el caso del hacker,
ya no fue Oscar Ivan Zuluaga el señalado, el violador podría ser el
expresidente Álvaro Uribe Vélez.
El efecto sería fulminante. ¡Cómo un violador podía tener la desfachatez y
el cinismo de condenar la violaciones de la guerrilla? Automáticamente se
volvió reo de violencia carnal calificada y agravada, por el evidente ejercicio
de poder y subordinación sobre la violada, a quien sojuzgó y venció prevalido
de la incontrolable fuerza de su cargo ya que tenía que proteger la permanencia
en el trabajo de su señor padre, a la sazón, segundo comandante de la Fuerza
Aérea Colombiana, FAC. Les ruego no confundirla con las FARC.
Y la mala leche del forjador de insidias y sospechas no para ahí; la
violada había sido esposa del líder y precandidato del Centro Democrático,
Dr. Rafael Nieto Loaiza. ¿Qué aportaba esa información a la investigación?
¡Nada, absolutamente nada! pero sí aportaba mucho a la posibilidad de señalar
al Dr. Uribe Vélez como desleal con uno de sus amigos entrañables.
Pero como en las redes sociales todos estamos en trance de periodistas
impolutos, aparece la otra cara de la moneda.
Unas fotos de varios colegas de la violada, manoseándola a discreción y con
su anuencia, por la cara de agrado que luce.
Un correo suscrito por un oyente de La Luciérnaga, dirigido al
Director de entonces, Dr. Hernán Peláez Restrepo, año 2013, pidiéndole que,
por favor, controle la morbosidad sexual expresada permanentemente en ese programa,
para el cual colaboraba la presunta violada.
Y por último, en la tarde de hoy aparece la ofendida, posando desnuda
para la revista Soho, que fue de propiedad del periodista Daniel Samper Ospina,
hijo de Daniel Samper Pizano y sobrino del expresidente Ernesto Samper Pizano y
colaborador permanente de Semana, en donde escriben Daniel Coronel, María
Jimena Duzán y Antonio Caballero, entre otros, los cuales emulan en su
animadversión por el Dr. Álvaro Uribe Vélez.
Permítanme concluir mi escrito con un chascarrillo: si el Dr. Uribe no se
pone las pilas, el violado hubiera sido él.