martes, 9 de enero de 2018





DE DIVISIONES E INCONGRUENCIAS

Por Peloecaña

Hasta hoy 9 de enero, retomamos el hilo de la normalidad, terminadas las fiestas de navidad y año viejo y deseando que el 2018 nos traiga la estabilidad institucional que tanto anhelamos y necesitamos todos los colombianos.

En este día, volvimos a escuchar en directo al Dr. Londoño en LA HORA DE LA VERDAD y a leer los mensajes de los contertulios de ese programa, unos entre los que me incluyo, dejando constancia de nuestro descontento con el resultado de las decisiones que otros tomaron por nosotros, las empresas encuestadoras enemigas del CENTRO DEMOCRÁTICO y del Dr. Álvaro Uribe Vélez, y otros aceptando lo sucedido, con el argumento respetable, pero a mi juicio incierto, de que como el futuro próximo de la patria está en peligro y, por tanto, la catástrofe será inevitable, si no renunciamos a nuestros principios y acogemos la candidatura del Dr. Iván Duque Márquez, somos divisionistas y debemos cargar con la responsabilidad del fracaso del regreso a la tierra prometida.

Pretenden los neoduquistas someternos al paso humillante por las Horcas Caudinas, con el argumento sofístico de que tal opción presidencial hay que acogerla, pues fuera de la cual no hay salvación.

Algunos lo hacen con respeto a nuestra opinión y otros con argumentos ofensivos, propios de quienes no tienen la fuerza de la razón, y entonces resuelven descalificarnos, convencidos de que la mona solo a palos aprende a bailar.

Pues que se enteren, que este colombiano honesto y patriota ni es mona, ni está dispuesto a bailar al son que le toquen, por más palos y anatemas que pretendan propinarme.

Desde luego, los amables lectores de mis opiniones tienen el derecho a saber las causas y motivos de mi determinación de no aceptar una candidatura con la que no me une afinidad alguna.

El Dr. Fernando Londoño Hoyos, con la sapiencia que le es propia, ha utilizado su programa, LA HORA DE LA VERDAD y sus columnas periodísticas, para explicarnos con claridad meridiana,  con certeza conceptual y con acertada pedagogía, qué es ser militante de la derecha política, y cómo lo expuesto por él no ha hecho más que confirmar mi talante, me declaro satisfecho y sigo donde he estado siempre: en la derecha.

Cómo me gustaría acatar la disciplina democrática y poder ser anuente con la decisión del Dr. Uribe y  ser  heraldo de la candidatura Duque, y lo haría sin titubeos, si él se declara militante de la derecha colombiana y me convence con sus actitudes de derechista.

Pero como ya lo expuse en reciente escrito, ni las prácticas de George Soros, ni la tendencia prosantista, ni la actitud contemporizadora con la izquierda guerrillera, por aquello de "ni trizas ni risas", el actuar del Dr. Duque no me conmueve y solo me produce reacción de rechazo.

Si fuera soldado de un batallón, debería no ser deliberante, y acataría a secas las órdenes de mis superiores; pero  por mi condición de derechista, admiro, respeto a los militares y le debo gratitud a la institución castrense, pero como civilista y militante de una organización pensante, ejerceré siempre mi derecho a disentir.

No puedo cambiar de parecer ideológico, como quien se cambia de ropa; esa actitud es la que nos da la impronta de hombres libres, dentro del respeto al orden institucional.

No comprendo a quien hoy se declara apóstol de la derecha y mañana amanece de subalterno de alguien que encarna la antítesis de esa postura ideológica. Eso es simple y llanamente: INCONGRUENCIA.


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