LOS FALSOS POSITIVOS
Por Peloecaña
Según los entendidos, falsos positivos son verdades aparentes
generadas en información no equivocada, sino ajena a la verdad. Existen en estadística, en medicina, en informática y,
especialmente, en la historia.
En Colombia los militantes de la izquierda marxista y los dolientes de las
víctimas dizque inocentes, como en el caso de Soacha, con la colaboración
de la prensa sesgada y comprometida contra alguien, decidieron que en el país
los únicos involucrados en falsos positivos, han sido militares activos o
policías.
Es posible que haya casos que tipifican esta manera antijurídica e inmoral
de proceder, pero no son todos los denunciados como tales.
Si los estudiosos del tema han llegado a la conclusión académica
que se dan en áreas diferentes a la de los procedimientos militares y de
policía, conclusión lógica y cierta, por eso me voy a referir a algunos
casos concretos.
Sin duda es un falso positivo, desde luego el más protuberante y notorio,
la exigencia del cumplimiento de Los Acuerdos de La Habana, pactados entre la
guerrilla de las Farc y el gobierno de Juan Manuel Santos, dada la
voluntad inexistente de la insurgencia comunista, de pactar la paz con el
gobierno colombiano. El resultado de ese pacto, es una ejecución extrajudicial,
cometida a nombre de la armonía y la justicia social.
Demostración de esa mala fe, es la continuación de dos de los más
distinguidos negociadores de esos acuerdos, en el narcotráfico y en la lucha
armada, alias Iván Márquez y alias Santrich, los dos protegidos con el
manto de sus copartidarios comunistas Nicolás Maduro y su combo.
Las mal llamadas disidencias, mejor denominadas desobediencias, son otra
prueba de la existencia incuestionable de ese falso positivo, los
erróneamente conocidos como Diálogos de La Habana, porque, antes que
acuerdo entre opiniones diferentes, fueron un monólogo y una pantomima
repugnante.
Otro falso positivo, que bien puede considerarse como el epílogo del
monólogo habanero, es el desconocimiento del resultado del plebiscito, del 2 de
octubre de 2016, que arrojó como decisión final el triunfo del NO, nítido
y rotundo, que hace inviables los famosos acuerdos.
La ejecución, sin fórmula de juicio de la voluntad popular, es palpable y
motivo de vergüenza democrática, porque nadie, por encumbrado que sea y porque
haya sido adalid del voto NO, puede alegar personería legítima, para
festinar lo decidido por la mayoría de los colombianos, al respecto.
Otro falso positivo, es la decisión del Congreso Colombiano de desconocer
ese resultado y asumir la facultad inconstitucional y, por tanto, ilegal de
resucitar el nonato, de manera ladina, y en nombre de la paz, aprobar
medidas tan nefandas y vergonzosas, como la de regalarles a miembros de las
Farc unas curules en el Congreso, cuando la Constitución, en su artículo 132º,
dice que los senadores y representantes son elegidos y el artículo 133º del
mismo Estatuto consagra que esa elección debe ser directa.
Esa es otra ejecución, sin fórmula de juicio, para producir otro resultado
falso y que atenta contra elementales principios de constitucionalidad; en
consecuencia, también un falso positivo.
De igual manera, es un falso positivo la creación de la mal llamada
Justicia Especial para la Paz, JEP, de origen espurio y exótico y, por tanto,
inadmisible en un Estado de Derecho.
¿Cuándo en la Historia Universal ha existido un solo Estado que permita que
los integrantes de sus tribunales de justicia sean escogidos por personas
o instituciones extrañas a las autoridades nacionales competentes para serlo,
circunstancia que agrava la humillación cuando los nominadores de esos
jueces son extranjeros? Es otra ejecución, sin fórmula de juicio, que
lesiona gravemente la dignidad y la soberanía nacionales; por ende, otro falso
positivo.
Falso positivo, el proceso en la Corte Suprema de Justicia contra el
Magistrado Pretelt, quien, en juicio eminentemente político, ha sido sometido
al escarnio público, sobre bases sin sustento real y con apariencia de verdades
como en todo falso positivo.
Más falsos positivos, los casos de juicios políticos contra los dirigentes
conservadores Luis Alfredo Ramos Botero y Andrés Felipe Arias Leiva, quienes, también
sin formula de juicio y por dilación e inobservancia de los términos
judiciales y por la negación del principio procesal de la doble instancia,
continúan el primero subjudice y el ultimo en la cárcel con violación flagrante de sus derechos. Falsos positivos, ¿si
o no?
¿Quieren más falsos positivos? La negación u omisión del gobierno actual de
cumplir el resultado del plebiscito, como lo exige la Constitución y la
negativa del gobierno del Dr. Duque, de fumigar con glifosato los cultivos de
coca, a pesar de estar confirmado científicamente que su uso no es nocivo para
la salud humana. ¡Oh! también falso positivo.
Un falso positivo, cometido de manera continua y permanente, por el
Senador Cepeda, el comunista que, como "perro canequero" al decir de
William Calderón, o como rata de alcantarilla, abusando de su condición de
senador, va por las cárceles buscando testigos falsos, para que a cambio
de la promesa de beneficios judiciales, declaren lo que el parlamentario
quiere, para enlodar y calumniar al expresidente Álvaro Uribe Vélez y a su
familia, y convertirlos en sindicados de varios delitos, que magistrados
de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia han avalado como pruebas
idóneas a sabiendas de que constituyen, sin duda, falsos positivos.
Y también son las informaciones sesgadas y desorientadoras que todos
los días entregan a la sociedad los medios de comunicación y las redes
sociales, típicos casos de falsos positivos.
Falsos positivos, las declaraciones descaradas y cínicas que
un personaje funesto, como Ernesto Samper Pizano da al clérigo De Roux,
(traducido literalmente del francés: por rojo).
Cabe anotar, que en los ocho años del gobierno Santos no hubo falsos
positivos.
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