LAS INFERENCIAS
Por
Peloecaña
Los expertos en la materia infieren que la inferencia implica una
conclusión después de analizar unos hechos.
Entonces, la certeza de la conclusión depende de la rectitud y profundidad
del análisis que nos lleve a un resultado.
En estos días, por ejemplo, algunos jueces dicen haber inferido un
resultado, que les ha permitido aceptar la inocencia de Iván Cepeda y la
culpabilidad del Dr. Álvaro Uribe Vélez y a esa inferencia han llegado por el
camino sinuoso y preconcebido, porque lo que quisieron siempre fue
inferir, sin la más mínima observancia de las elementales normas de la
lógica, donde el estudio de las premisas nunca se hizo, porque no había para
ellos sino una conclusión previamente determinada.
Voy a ensayar una inferencia de la credibilidad del impoluto senador Iván
Cepeda.
Está demostrado y probado que el nombrado congresista es, por lo menos,
proclive en grado superlativo a la guerrilla de las Farc.
Es un hecho también de dominio público, que el padre de ese
parlamentario fue militante del Partido Comunista Colombiano y, por ende,
correligionario de la insurgencia comunista; no en vano un frente de las Farc
lleva su nombre: Manuel Cepeda Vargas.
También es sabido que en Colombia la militancia partidista se hereda,
con más posibilidades, si el causante fue asesinado por su militancia;
entonces, el senador Iván Cepeda no solo es comunista, por herencia, sino por
convicción nacida del resentimiento y es eso tan cierto que fue elegido al congreso por
el Frente Democrático Alternativo, que
no es ninguna disidencia de ningún partido tradicional; es un partido
filial de la izquierda marxista colombiana, y nunca lo ha ocultado ni
disimulado.
Es decir, que las Farc e Iván Cepeda son, sin duda, correligionarios
visibles, y esa identidad ideológica nunca la han negado ni puesto en duda.
Sigamos construyendo el silogismo.
Las Farc y el desgobierno de Juan Manuel Santos Calderón programaron
sus diálogos en Cuba, a cuatro manos redactaron los temas de discusión y,
previamente, habían pactado el acuerdo final.
El trámite de esa negociación fue una pantomima, solo ejecutada para
guardar las apariencias y para justificar unos emolumentos a cancelar que
devengaron los negociadores.
Después de la vergonzosa entrega, por impúdica, del triunfo del NO en
el plebiscito del 2 de octubre de 2016, lo pactado en los acuerdos de La
Habana empezó a producir su cosecha: curules para el terrorismo guerrillero de
las Farc en el parlamento colombiano, sin elección, ni participación
democrática; justicia a su medida para la insurgencia, y plena impunidad para
todos los violadores reiterados del Derecho Internacional Humanitario.
Los congresistas nacidos de los acuerdos espurios, impávidos, acudieron a
los estrados de la justicia preconcebida para declararlos libres de toda culpa
y responsabilidad, y no tuvieron ningún reparo para decir, ante sus jueces
encubridores y ante el mundo, que no habían reclutado menores, de los cuales
muchos fueron violados y atropellados todos sus derechos, versión mentirosa a
todas luces, y avalada por su copartidario Iván Cepeda.
Conclusión: Si los jefes políticos del senador de marras, mienten
impávidos ante la faz de la tierra, ¿por qué no lo hace su
subalterno, ante la Suprema Corte de Justicia, y más si tenemos todos certeza
de que los que hacen inferencia judicial para sustentar sus fallas,
antes que fallos, pertenecen todos al mismo colectivo de mentirosos
irredentos, comunistas, marxistas leninistas?
Esta inferencia, que aquí hago, se ciñe a las más elementales normas
de la lógica del silogismo.
Premisa mayor: Si las Farc son comunistas y mentirosas.
Premisa menor: Si Iván Cepeda es de las Farc y comunista.
Conclusión: Iván Cepeda también es mentiroso.
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