jueves, 1 de septiembre de 2016




CARTA DE PELOECAÑA AL  DIRECTOR DEL DIARIO LA NACIÓN DE COSTA RICA


Señor Don
Armando González R.,
Editor General
Director La Nación
San José (Costa Rica)

Don Armando cordial y respetuoso saludo.

El Diario que usted dirige, en su nota editorial, registra bajo el título Gran paso por la paz, el suceso de la firma de los acuerdos de La Habana celebrado entre el estado mayor de las FARC y los representantes del Gobierno Colombiano. Gracias por su solidaridad que, desde luego, interpreta la generosidad  de este gran país, Costa Rica.

Don Armando, desgraciadamente no todo lo que brilla es oro.
El Domingo 21 de este agosto, el Dr. Jaime Gutiérrez Góngora, destacado y juicioso columnista de La Nación y salido de su pluma ponderada y pulida, escribió un artículo que tituló: La paz está en el alma de los hombres.

En su escrito, el Dr. Gutiérrez hace alusión al Tratado de Versalles, que los aliados liderados por Francia le impusieron a Alemania derrotada y vencida en la Primera Guerra Mundial.

Cito textualmente: "La paz que se gestó en Versalles en 1919, fue una mala paz...".

Continúa mas adelante el ilustre columnista, refiriéndose a la opinión del Mariscal Foch, comandante general de los ejércitos aliados, cuando se enteró del contenido del Tratado: "Esto no es paz. Es un armisticio por 20 años". Y sus palabras se volvieron profecía; 20 años después estallaba la segunda Guerra Mundial.

Con este preámbulo, paso a referirme al editorial de hoy de La Nación.

Para tener puntos de referencia, es necesario anotar cómo cuando el Presidente Santos ejercía el Ministerio de Defensa, en el Gobierno de su antecesor, el Presidente Uribe, fue quien apareció como el héroe del asalto al campamento guerrillero de las FARC, en territorio ecuatoriano, en el que fue dado de baja alias Raúl Reyes, segundo comandante de esa guerrilla.

Al tiempo que el ministro Santos recibía ufano los méritos de la hazaña, el Presidente Uribe asumía plenamente la responsabilidad por la invasión a suelo de el Ecuador, como tenía que ser.

Aún suenan por los pasillos de la historia las diatribas del Ministro Santos contra el presidente de Venezuela, coronel paracaidista Hugo Chávez Frías, solidario con su jefe, el Presidente Álvaro Uribe Vélez.

Se agotaba el mandato del Dr. Uribe y se alborotaba el cotarro político en Colombia y empezaban a aflorar los nombres de los posibles sucesores.

El Dr. Andrés Felipe Arias Leiva era visto como el más opcionado y toda Colombia supo que gozaba de las simpatías del Presidente en ejercicio, por haber sido sin duda el mejor de sus ministros, como Ministro de Agricultura y Ganadería, siendo todos buenos, incluido Santos,  por su juventud brillantísima y porque además los dos, Uribe y Arias, son oriundos del Departamento de Antioquia. Fue tanta la aquiescencia del Presidente Uribe con el Ministro Arias que aún los medios lo designan y la opinión lo reconoce  como URIBITO.

El Presidente Santos, in péctore,  también aspiraba a ser Presidente.

Entonces empezó la urdimbre para eliminar contendores y el llamado a ser sacado del juego político era, sin duda, Uribito.

Uno de los más reconocidos aliados de Santos era y es el expresidente Samper; el que nos convirtió en una narcodemocracia e hizo que el pasaporte colombiano fuera una vergüenza y un baldón en cualquier lugar del mundo donde fuera exhibido. Pues bien, Samper con el poder político que le es propio impuso a alguien de sus entrañas como Fiscal General de la Nación, y la Fiscalía acusó ante las autoridades judiciales competentes a Andrés Felipe Arias Leiva, y los jueces lo procesaron y condenaron, sacándolo de la competencia por la Presidencia de la República.

El Dr. Uribe acogió como candidato a sucederlo a quien hoy ejerce la Primera Magistratura de Colombia y, como aspiró a la reelección,  volvió a contar con la complicidad del poder judicial para encarcelar a quien osó aspirar a ser alternativa en la Jefatura del Estado, el Dr. Luis Alfredo Ramos Botero, hoy en la cárcel, sin que la Honorabilísima Corte suprema de Justicia haya decidido, después de más de tres años de haber interpuesto un recurso contra su sentencia inicial, su situación jurídica.

Don Armado, los presos políticos no son impronta exclusiva de Cuba y Venezuela; en Colombia también se dan a porrillo. 

Elegido Presidente de Colombia en el año 2010, bajo la égida del Presidente Uribe y comprometido pública y reiteradamente a continuar la política de Seguridad Democrática, que tan buenos resultados le había dado a Colombia, con Uribe de Presidente y con Santos de Ministro de Defensa, Santos, el día de su Posesión, 7 de agosto de 2010, consumó la traición, declaró a Chávez su nuevo mejor amigo; los dos iniciaron primero, clandestinamente y luego sin esguinces y de manera oficial, lo que se conoce como Los Diálogos de La Habana.

Volviendo al Editorial de La Nación, de hoy, permítame hacer, de manera respetuosa, algunas glosas:

1°- El artículo del Dr. Gutiérrez Góngora es de certera y  absoluta actualidad.

2°- La Paz de Santos no va a ser duradera; es, si acaso, un armisticio.

3°- El pueblo colombiano no quiere una paz injusta, tramposa y sin respeto a las víctimas y sobre la base de que el narcotráfico es un delito político; pero la comunidad internacional no debe tener dudas sobre el resultado del plebiscito; el Poder Electoral en Colombia también está amaestrado y es parte fundamental del régimen. 

4°- Los desmovilizados no son 7.000 soldados; todos, incluidos los milicianos, son insurgentes o guerrilleros. Decir que son soldados es una afrenta a los soldados de verdad.

5°- Para el editorialista, Santos puede ser arquitecto, supermán, astronauta, lo que quiera; para los colombianos todos, sin excepción, Santos es lo que es.

6°- Santos no tuvo lucidez y sí entregó a la guerrilla de las FARC zonas de ubicación diseminadas por toda la geografía colombiana; es decir,  sí cedió a las pretensiones territoriales de la guerrilla. 

Hasta aquí las glosas; pero permítame expresarle las muchas gracias por las buenas intenciones de La Nación para con Colombia y su pueblo.

Peloecaña


http://www.nacion.com/opinion/editorial/Gran-paso-paz_0_1582441742.html  EDITORIAL DE LA NACIÓN, Gran paso hacia la paz.


3 comentarios:

  1. Pelito buen dia, tu que escribes tan bien y con terminología jurídica, porque no haces una petición para ser firmada por miles de personas y dirigida a la Academia del Premio Nobel de Paz en Oslo, para que no permitan entregarle el premio Nobel a unos terroristas, violadores de niñas, reclutadores de menores, que utilizan armas no convencionales, etc.y a su mecenas Juan Manuel Santos. La puedes iniciar en change.org o CitizenGO. Un abrazo Ruben Dario. rubende en la hora de la hora de la verdad.

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  2. Está carta merece ser publicada en un medio masivo de comunicación, no debe quedar solamente en DEsiderata

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