CARTA DE PELOECAÑA
AL DIRECTOR DEL DIARIO LA NACIÓN DE COSTA RICA
Señor Don
Armando González R.,
Editor General
Director La Nación
San José (Costa Rica)
Don Armando cordial y respetuoso saludo.
El Diario que usted dirige, en su nota editorial, registra bajo el título Gran
paso por la paz, el suceso de la firma de los acuerdos de La Habana
celebrado entre el estado mayor de las FARC y los representantes del Gobierno
Colombiano. Gracias por su solidaridad que, desde luego, interpreta la
generosidad de este gran país, Costa Rica.
Don Armando, desgraciadamente no todo lo que brilla es oro.
El Domingo 21 de este agosto, el Dr. Jaime Gutiérrez Góngora, destacado y
juicioso columnista de La Nación y salido de su pluma ponderada y pulida,
escribió un artículo que tituló: La paz está en el alma de los hombres.
En su escrito, el Dr. Gutiérrez hace alusión al Tratado de Versalles, que
los aliados liderados por Francia le impusieron a Alemania derrotada y vencida
en la Primera Guerra Mundial.
Cito textualmente: "La paz que
se gestó en Versalles en 1919, fue una mala paz...".
Continúa mas adelante el ilustre columnista, refiriéndose a la opinión
del Mariscal Foch, comandante general de los ejércitos aliados, cuando se
enteró del contenido del Tratado: "Esto
no es paz. Es un armisticio por 20 años". Y sus palabras se volvieron
profecía; 20 años después estallaba la segunda Guerra Mundial.
Con este preámbulo, paso a referirme al editorial de hoy de La Nación.
Para tener puntos de referencia, es necesario anotar cómo cuando el
Presidente Santos ejercía el Ministerio de Defensa, en el Gobierno de su
antecesor, el Presidente Uribe, fue quien apareció como el héroe del asalto al
campamento guerrillero de las FARC, en territorio ecuatoriano, en el que fue
dado de baja alias Raúl Reyes, segundo comandante de esa guerrilla.
Al tiempo que el ministro Santos recibía ufano los méritos de la
hazaña, el Presidente Uribe asumía plenamente la responsabilidad por la
invasión a suelo de el Ecuador, como tenía que ser.
Aún suenan por los pasillos de la historia las diatribas del Ministro
Santos contra el presidente de Venezuela, coronel paracaidista Hugo Chávez
Frías, solidario con su jefe, el Presidente Álvaro Uribe Vélez.
Se agotaba el mandato del Dr. Uribe y se alborotaba el cotarro político
en Colombia y empezaban a aflorar los nombres de los posibles sucesores.
El Dr. Andrés Felipe Arias Leiva era visto como el más opcionado y toda
Colombia supo que gozaba de las simpatías del Presidente en ejercicio, por
haber sido sin duda el mejor de sus ministros, como Ministro de Agricultura y
Ganadería, siendo todos buenos, incluido Santos, por su juventud brillantísima y porque
además los dos, Uribe y Arias, son oriundos del Departamento de Antioquia. Fue
tanta la aquiescencia del Presidente Uribe con el Ministro Arias que aún los
medios lo designan y la opinión lo reconoce como URIBITO.
El Presidente Santos, in péctore,
también aspiraba a ser Presidente.
Entonces empezó la urdimbre para eliminar contendores y el llamado a ser
sacado del juego político era, sin duda, Uribito.
Uno de los más reconocidos aliados de Santos era y es el expresidente
Samper; el que nos convirtió en una narcodemocracia e hizo que el pasaporte
colombiano fuera una vergüenza y un baldón en cualquier lugar del mundo donde
fuera exhibido. Pues bien, Samper con el poder político que le es propio impuso
a alguien de sus entrañas como Fiscal General de la Nación, y la Fiscalía acusó
ante las autoridades judiciales competentes a Andrés Felipe Arias Leiva, y
los jueces lo procesaron y condenaron, sacándolo de la competencia por la
Presidencia de la República.
El Dr. Uribe acogió como candidato a sucederlo a quien hoy ejerce la Primera
Magistratura de Colombia y, como aspiró a la reelección, volvió
a contar con la complicidad del poder judicial para encarcelar a quien osó
aspirar a ser alternativa en la Jefatura del Estado, el Dr. Luis Alfredo Ramos
Botero, hoy en la cárcel, sin que la Honorabilísima Corte suprema de Justicia
haya decidido, después de más de tres años de haber interpuesto un recurso
contra su sentencia inicial, su situación jurídica.
Don Armado, los presos políticos no son impronta exclusiva de Cuba y
Venezuela; en Colombia también se dan a porrillo.
Elegido Presidente de Colombia en el año 2010, bajo la égida del Presidente
Uribe y comprometido pública y reiteradamente a continuar la política de
Seguridad Democrática, que tan buenos resultados le había dado a Colombia,
con Uribe de Presidente y con Santos de Ministro de Defensa, Santos, el día de
su Posesión, 7 de agosto de 2010, consumó la traición, declaró a Chávez su
nuevo mejor amigo; los dos iniciaron primero, clandestinamente y luego sin
esguinces y de manera oficial, lo que se conoce como Los Diálogos de La
Habana.
Volviendo al Editorial de La Nación, de hoy, permítame hacer, de manera
respetuosa, algunas glosas:
1°- El artículo del Dr. Gutiérrez Góngora es de certera y absoluta
actualidad.
2°- La Paz de Santos no va a ser duradera; es, si acaso, un
armisticio.
3°- El pueblo colombiano no quiere una paz injusta, tramposa y sin respeto
a las víctimas y sobre la base de que el narcotráfico es un delito político;
pero la comunidad internacional no debe tener dudas sobre el resultado del
plebiscito; el Poder Electoral en Colombia también está amaestrado y es parte
fundamental del régimen.
4°- Los desmovilizados no son 7.000 soldados; todos, incluidos los
milicianos, son insurgentes o guerrilleros. Decir que son soldados es una
afrenta a los soldados de verdad.
5°- Para el editorialista, Santos puede ser arquitecto, supermán,
astronauta, lo que quiera; para los colombianos todos, sin excepción, Santos es
lo que es.
6°- Santos no tuvo lucidez y sí entregó a la guerrilla de las FARC zonas de
ubicación diseminadas por toda la geografía colombiana; es decir, sí cedió a las pretensiones territoriales de
la guerrilla.
Hasta aquí las glosas; pero permítame expresarle las muchas gracias por las
buenas intenciones de La Nación para con Colombia y su pueblo.
Peloecaña
http://www.nacion.com/opinion/editorial/Gran-paso-paz_0_1582441742.html EDITORIAL DE LA NACIÓN, Gran paso hacia la
paz.
Pelito buen dia, tu que escribes tan bien y con terminología jurídica, porque no haces una petición para ser firmada por miles de personas y dirigida a la Academia del Premio Nobel de Paz en Oslo, para que no permitan entregarle el premio Nobel a unos terroristas, violadores de niñas, reclutadores de menores, que utilizan armas no convencionales, etc.y a su mecenas Juan Manuel Santos. La puedes iniciar en change.org o CitizenGO. Un abrazo Ruben Dario. rubende en la hora de la hora de la verdad.
ResponderEliminarExcelente magistral
ResponderEliminarEstá carta merece ser publicada en un medio masivo de comunicación, no debe quedar solamente en DEsiderata
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