CUANDO EL ABOLENGO NO ES SUFICIENTE

Por Peloecaña

El doctor Álvaro Uribe Vélez quedó con la costumbre de ser el sempiterno señalador de los gobernantes a nivel nacional, y ahora ya está promoviendo una candidata para la alcaldía de Bogotá, doña Paloma Valencia Laserna.  

Esa costumbre no es gratuita, está motivada en la confianza reiterada que la mayoría de los colombianos hemos depositado en él; confianza que se ha ganado a pulso, por sus buenas ejecutorias como nuestro Presidente por ocho años.

Ese voto de confianza no borra la cuota de equivocaciones que sus desaciertos en la escogencia de presidentes y candidatos le corresponde, a pesar de nuestra mala memoria y a nuestra inagotable capacidad de pasar de agache.

Se equivocó y nosotros con él, cuando escogió, a puro dedo, a Juan Manuel Santos Calderón para que accediera al Solio de Bolívar en el año de 2010.

El precio que Colombia toda hubo de pagar tiene nombre propio, la víctima propicia, el cordero pascual, fue el doctor Andrés Felipe Arias Leiva; y quienes lo condujeron al altar del sacrificio fueron Juan Manuel, la paisana del sacrificado, Nohemí Sanín Posada y la recién designada Embajadora en Paris, y fiscal de entonces, señora de Lucio.

El mismo día de su posesión, Santos Calderón apuñaló a su mentor y éste ni siquiera tuvo tiempo de repetir el lamento clamoroso de Julio César: "Brutus, ¿tu quoque fili mi?"

Vino después la candidatura del doctor Oscar Iván Zuluaga, frente al presidente felón Juan Manuel Santos, y estaba a la vista el fraude electoral; pero, nuestro candidato, el robado, avaló el fraude, dejándonos a todos colgados de la brocha, incluido el Doctor Uribe.

Pasados los ocho años siniestros de desgobierno de Santos, se presentó la posibilidad de que hubiera una alternativa seria y cierta de poder, y otra vez, el doctor Álvaro Uribe Vélez ejerció la opción de escoger candidato sustituto del gobernante de las FARC y se inventó una encuesta abierta, para señalar el candidato del Centro Democrático; escogió una empresa encuestadora de propiedad del santista y samperista más furibundo que en Colombia hay, la encuestadora del periodista Yamit Amat.

Aún  se oye el eco de los más fervientes militantes activos del partido uribista, que gritaban que nunca fueron consultados para escoger al que escogieron.

Se constituyó la Gran Alianza por Colombia y se adoptó una consulta popular, también abierta, que definió la candidatura del actual Presidente, doctor Iván Duque Márquez.

Quienes antes teníamos serios reparos al candidato Duque, por su proclividad hacia Juan Manuel Santos, y su subordinación al magnate europeo George Soros, financiador de las ONGs que respaldan el movimiento guerrillero en Colombia,  la Ideología de género y el aborto,   una vez más nos comimos el anzuelo, esta vez sin carnada, hicimos acto de fe, igual que el doctor Uribe y, de nuevo, nos emascularon sin anestesia y a puro mazo. Después preguntamos el por qué de la obesidad colectiva. 

Ahora, el Doctor Uribe lanza el globo sonda de la candidatura de doña Paloma Valencia Laserna, a la Alcaldía de Bogotá; si se tratara de elegir la persona de más abolengo, ya estaba elegida la nieta paterna del doctor Guillermo León Valencia y nieta materna del científico Mario Laserna Pinzón, cofundador de la Universidad de los Andes y alumno de Albert Einstein.

Pero la señora Paloma Valencia Laserna no tiene los alamares académicos, políticos e intelectuales suficientes para ganar la alcaldía; las ganas no bastan.

El exalcalde guerrillero, con la ayuda de FECODE y de sus adherentes de la izquierda marxista y epígonos del resentimiento social, la derrotan indefectiblemente.

Esa candidatura sería la sepultura, sin pena ni gloria, del Centro Democrático y el entierro político del Gran Colombiano.

Duro, durísimo decirlo con tanta crudeza, pero es la verdad monda y lironda.

Doctor Uribe no se trata de una rendición de cuentas, pues su superávit de grandeza es un filón casi inagotable, y su saldo aún está en negro.