EL  APORTE DE EGREGIAS FIGURAS DEL PARTIDO LIBERAL A LA REALIDAD DE COLOMBIA

Por Peloecaña

Para quienes les interesa la historia, como "la narración fiel y objetiva de los acontecimientos importantes que constituyen la vida de un país", voy a  escribir este mensaje.

Primero me referiré al precursor protagónico del liberalismo colombiano,  al General Francisco de Paula Santander, de cuyos antecedentes genealógicos no tengo noticias.

Fue Don Simón  José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios, el Libertador, quien llamó al General Santander "El Hombre de las Leyes".

Dentro de su polémico transcurrir por la naves de la historia, hay un hecho que marca su existencia, la conspiración contra Simón Bolívar, en la nefanda noche septembrina.

Todos los historiadores coinciden en proclamarlo precursor del Partido Liberal y, en nombre de esa colectividad, han sido figuras notables de nuestro devenir republicano,  personajes de esa militancia, entre los cuales voy a referirme a algunos:

El primero de todos, sin duda el más notable de todos por su legado a la nación colombiana, Don Rafael Núñez Moledo, cuatro veces Presidente de la República y promotor y patrocinador de la Constitución de 1886.

También ocupan lugar de honor en la historia patria, los doctores Alberto LLeras Camargo y Carlos LLeras Restrepo.

Fue el doctor LLeras Camargo coautor del Frente Nacional, y esa sola ejecutoria le otorga bien ganado lugar en la galería de hombres ilustres de nuestra nacionalidad.

El doctor Carlos Lleras Restrepo también tiene atestados y alamares muy ilustres y relucientes, para ser considerado "Primus inter pares", y benemérito de la Patria.

Don Julio Cesar Turbay Ayala también merece mención especial buena, y de reconocimiento de gratitud, por sus ejecutorias a favor de la institucionalidad, por haber metido en cintura a la insurgencia marxista, habérsela entregado en  el lugar más adecuado para sus jefes, en la cárcel, a su sucesor, quien los liberó, los exaltó y los multiplicó.

Pero como a veces lo bueno es menos abundante, en apariencia, que lo trágico y funesto, este análisis histórico conlleva hacer referencia a la otra cara de la moneda.

El General José María Obando, gobernante cuestionado con plena razón y miembro del Partido Liberal, tiene a su haber la sindicación y condena por el crimen de Berruecos, donde asesinaron al inmaculado Sucre.

Don Manuel Murillo Toro, igualmente liberal, fue quien calificó la elección, bajo la presión vocinglera, intimidante y armada de los artesanos liberales bogotanos, del General José Hilario López, de meros "retozos democráticos".

Pasemos al Siglo XX, el mismo que vivieron los dos Lleras y Turbay.

El guatecano más ilustre, bajo cuyo gobierno se libró la guerra con el Perú, que Colombia ganó en el campo de batalla, pero cuya victoria entregó Don Enrique Olaya Herrera en la mesa de las componendas diplomáticas. 

Viene el gobierno de la República Liberal, del doctor Alfonso López Pumarejo, cuyas máximas ejecutorias fueron el crimen de la Magdalena, con el asesinato de Mamatoco y el negociado de la Handel, cuyas consecuencias fueron la caída del régimen, y el enriquecimiento desmesurado e inmoral del "Hijo del Ejecutivo", Alfonso López Michelsen, más tarde Presidente de la República.

El Presidente López Michelsen tiene a cuestas, y para no perder la tradición familiar, el caso de la Hacienda de la Libertad, y algo más dramático, la supervivencia del ELN, cuyas consecuencias aún estamos padeciendo; y  de ñapa,  nos dejó la Revista Semana.

Para los menores de cincuenta años, es oportuno, por lo fresco y actual, tratar de impedir que se borren de la Memoria Histórica Nacional, episodios recientes de la vida colombiana, cuyos protagonistas se pasean ufanos y orondos por todos los escenarios nacionales e internacionales.

Ernesto Samper Pizano, sindicado principal del proceso 8.000, vergüenza de Colombia ante el mundo, quien logró que nuestro pasaporte fuera un patético baldón  para quienes lo portaban, y que disparaba las alarmas de todos los agentes de migración en cualquier país de la tierra. 

Nos distinguió como la primera narcodemocracia universal y, de paso, engrandeció  a sujetos como Horacio Serpa Uribe, más tarde su cómplice en el magnicidio del irremplazable doctor Álvaro Gómez Hurtado.

Del mismo combo, gallada o pandilla hace parte Alfonso Gómez Méndez, exprocurador, exfiscal y exministro de Estado, que fue capaz de hacer desaparecer varios miles de cheques que eran prueba importante y evidente, dentro del proceso 8.000.

Ahora pasemos a analizar la obra política de César Gaviria Trujillo, su "ars magna" es la Constitución de 1991, que nos tiene donde estamos, y a esa perlita hay que añadirle el episodio vergonzoso de La Catedral, coprotagonizado por Pablo Escobar y su bandola de narcotraficantes.

En ese cuatrienio histórico se agrandó la figura de otro prohombre colombiano, el doctor Humberto De la Calle Lombana.

Y para cerrar con broche de oro, nos corresponde ocuparnos del más cínico, nefando, repugnante de todos los personajes del Partido Liberal Colombiano, Juan Manuel Santos Calderón; se ha paseado orondo por todos escenarios donde campean la inmoralidad, la indecencia, la deslealtad, la ausencia de Patria, de Dios y de principios éticos; el primer corrupto entre todos los corruptos, y se rodeó de todos los de su calaña, el fiscal Montealegre y toda su secuela de desfachateces, los negociadores de La Habana y la guerrilla de las FARC, Gustavo Petro y el ELN.

Siento algo indescriptible respecto a tantísimos liberales probos y honestos, sabios y entendidos que tienen que mamarse a jefes de tanta insolvencia integral.