domingo, 23 de febrero de 2020





ERNESTO SAMPER PIZANO ANTE LA COMISIÓN DE LA VERDAD

Por Peloecaña

Ernesto Samper Pizano fue Presidente de Colombia entre 1994 y 1998. Han transcurrido 25 años después de la elección del más nefando, nefasto y luctuoso mandato de tan oscuro personaje.

Desde antes de su triunfo en la urnas, el país entero supo del  origen de los fondos para su campaña presidencial, recaudados en las arcas del cartel de Cali, cuyos propietarios, regentes y administradores, fueron los hermanos Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela, de ingrata recordación para la patria.

Gracias a la entereza y al valor civil del candidato derrotado y después Presidente pulquérrimo de la República, el Dr. Andrés Pastrana Arango, quien denunció el origen mafioso de las finanzas de la campaña de Samper, corriendo todos los riesgos que su actitud implicó, Colombia toda confirmó la solvencia moral del otrora presidente de ANIF, que antes había acudido a Panamá en busca del aporte del cartel de Medellín, para la campaña de Alfonso López Michelsen; es decir, que ya era experto en la materia.

Elegido Presidente, en el Parlamento Colombiano fue adelantado el más vergonzoso de los debates que en la historia de Colombia se han dado, contra mandatario alguno en ejercicio del poder, y el país  fue testigo atónito de las revelaciones probadas en esos debates y de las marrullas y trapisondas ejercidas para que el cínico presidente se mantuviera en el poder: El proceso 8.000.

Ahí están, para La Comisión de la Verdad, las revelaciones del Ministro Fernando Botero Zea; las renuncias de algunos ministros de ese gobierno, como Francisco Morris y Néstor Humberto Martínez, y la actitud enhiesta del Presidente de la Cámara, Rodrigo Rivera, quien votó en contra de la ponencia de preclusión de la investigación de la Comisión de Acusaciones de la Cámara Baja del Congreso Colombiano.

Ahí está también para la Comisión de la Verdad y para la historia, la acusación del Procurador General de entonces, Dr. Alfonso Valdivieso Sarmiento, contra el narcopresidente.

Vale la pena acotar que los ministros citados y el fiscal que incoó la acusación ante la célula investigativa de la Cámara, como el presidente de esa Corporación legislativa, eran y son todos liberales.

También ahí está para la Comisión de la Verdad la ponencia del Representante Instructor Heine Mogollón, que absolvía a Samper de toda culpa.

Y también están para la Comisión de la Verdad, el trémolo y el "mamola" de Horacio Serpa Uribe, fidelísimo cómplice y escudero del presidente elegido con los dineros del narcotráfico.

Y también están para la Comisión de la Verdad todas las humillaciones y vejámenes que tuvimos que padecer y soportar los nacionales colombianos en todos los aeropuertos, puertos y aduanas del mundo, cuando exhibíamos más asustados que avergonzados, el pasaporte verde con el escudo dorado de nuestra amada y estigmatizada Colombia.

Y, desde luego, también está a disposición de la Comisión de la Verdad el respaldo inicial que el Dr. Álvaro Gómez le dio al gobierno Samper, el cual tuvo que ser retirado ante la evidencia del mandato espurio y criminal, retiro que le costó la vida.

Y para no alargarme tanto, también está a discreción de la Comision de la Verdad, que preside el Padre De Roux, la afirmación de otro ilustrísimo sacerdote, el Cardenal Primado de Colombia, Monseñor Aníbal Muñoz Duque, cuando replicó la afirmación cínica de Ernesto Samper que, sin ruborizarse y en alarde de me importa un c... , dijo: "Si entró plata del narcotráfico a mi campaña, fue a mis espaldas" 

Esta la réplica del Cardenal Aníbal Muñoz Duque: "Es como afirmar que entraron un elefante a la sala de su casa, sin percatarse de ello".

Si lo que busca la Comisión de la Verdad, que preside el Padre De Roux, es la verdad histórica que es diferente a la verdad jurídica, nunca tendrá mejor oportunidad de confirmar la certeza de su afirmación.

Pero lo dudo, habida cuenta del origen de esa Comisión. Los Acuerdos de La Habana, que jamás tuvieron vida, según el resultado vigente del plebiscito del 2 de octubre de 2016.

Lo del   magnicidio del Dr. Álvaro Gómez Hurtado, me abstengo de tratarlo, porque ya presumo el veredicto de la Comisión: preclusión,  igual que la que propuso esa cumbre moral que fue Heine Mogollón.





















domingo, 16 de febrero de 2020





LAS  16 CURULES ADICIONALES PARA LAS FARC

Por Peloecaña

La Senadora María Fernanda Cabal, la dama  con más merecimientos para ser elegida la Primera Presidente en la Historia de Colombia, en entrevista concedida al programa radial, La Hora de la Verdad, el viernes 14 de febrero de 2020, reveló las aviesas intenciones de algunos personajes de la política nacional, entre ellos el Procurador Carrillo, para desenterrar el cadáver ya inodoro del proyecto de Acto Legislativo Nº 1 de 2016, que pretendía otorgarle a las FARC 16 escaños más en el Congreso, sin que mediase elección popular alguna.

El Consejo de Estado avocó el conocimiento de una acción judicial para revivir el muerto, por aquello de que los jueces en Colombia, legislan, gobiernan y juzgan, investidos del poder tripartita, propio de las tres ramas del Poder Público, en una novísima teoría constitucional.

¡Qué coincidencia! el Acto Legislativo en mención es del mismo año del Plebiscito convocado por Santos para que el pueblo definiera la entrada en vigencia de los funestos y nefandos Acuerdos de La Habana.

En cumplimiento del artículo 104º de la Constitución, que a la letra dice: "El presidente de la República, con la firma de todos los ministros y previo concepto favorable del Senado de la República, podrá consultar al pueblo decisiones de trascendencia nacional. La decisión del pueblo será obligatoria. La consulta no podrá realizarse en concurrencia con otra elección".

El lunes 29 de agosto de 2016, el Senado de Colombia dio concepto favorable a la realización de la consulta popular, mediante una votación que arrojó el siguiente resultado: votos a favor de la realización plebiscitaria 71, en contra 21.

Otorgado el aval del Senado, como lo manda la Constitución, el 30 de agosto de 2016, con la firma de todos los ministros, el Gobierno de entonces expidió el decreto 1391, convocando para el 2 de octubre de 2016, al Plebiscito de marras, cuya única pregunta fue: ¿"Apoya usted el acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz duradera y estable"? ¿"Si o No"?

Como el gobierno de Santos contaba con todos los factores de poder, creyó que la aprobación del Plebiscito era un hecho cumplido, y puso toda la carne en el asador; pero como era tanto lo que estaba en juego, no dudó en poner al servicio del SI todos los medios a su alcance para obtener el triunfo y la aprobación de esos acuerdos.

Pero no contaban con el instinto de conservación de los colombianos, que, en ejercicio de la legítima defensa institucional, decidimos responder NO a las pretensiones apátridas del guerrillero del Chicó y sus áulicos.

Fue tan rotunda la respuesta de los ciudadanos, con sentido común, que ni la Registraduría pudo acomodar el resultado final, para que el Si ganara.

El siguiente fue el dato oficial de la votación para el Plebiscito: votos por el NO: 6.431.376; votos por el SI: 6.377.482; diferencia a favor del No:53.894 votos.

Pero como donde menos se piensa salta la liebre, algunos de los que enarbolaron las banderas del NO, se creyeron investidos de una personería inexistente, y decidieron negociar lo innegociable, y festinaron la voluntad popular.

Tanto Juan Manuel Santos Calderón, como los que fueron su contraparte aparente en el debate plebiscitario, violaron el texto y el espíritu del mandato constitucional contenido en el artículo 104º de la Ley de leyes que consagra: "La decisión del pueblo será obligatoria".

Si se cumpliera el mandato popular, la Senadora María Fernanda Cabal no tendría que estar en esa lucha titánica, para impedir la concesión gratuita de esas 16 curules.

Si el Presidente de la República acatara la voluntad expresada en las urnas, no estaría padeciendo la presión criminal de las seudodisidencias de las FARC y del paro armado promovido por la insurgencia guerrillera. Esa es la paz duradera y estable que la guerrilla nos ofrece.

¡Decídase Dr. Duque,cumpla la Constitución y acate el resultado de la consulta plebiscitaria!


  










lunes, 10 de febrero de 2020






SALUD  HERNÁNDEZ PERIODISTA EMÉRITA

Por Peloecaña

La revista Semana vinculó a su  nómina de columnistas a una PROFESIONAL auténtica y paradigmática de tan eximio oficio, y su figura se agiganta y se hace más notoria cuando comparte con escribidores que no son exactamente modelo ni del culto a la verdad, ni de la pureza del buen estilo literario ni de la investigación propia del buen comunicador.

Salud Hernández se mete al monte,  asume el peligro letal de indagar en la fuente primigenia de la noticia, y arriesga su vida para mejor informar a sus lectores.

En cambio, las hay que invitan a su casa a la fuente noticiosa, para sonsacarle información y, en un alarde de amoralidad, no respetan la confidencialidad de lo que a la lumbre del hogar oyeron de su interlocutor que, desde luego, personalmente genera noticia, y para eso practican lo que se conoce como infidencia y que no es más que un abuso de confianza.

Dos casos puntuales recientes:

La aparición de la exsenadora Merlano en Venezuela, para darle al presidente espurio y dictador de ese país, munición de todos los calibres, para echarle plomo a granel al Gobierno legítimo de Colombia.

Y el caso de legítima defensa de un médico, que se defendió para salvar su vida en inminente riesgo de muerte.

En la farsa de la delincuente juzgada y condenada por la Corte Suprema de Justicia de nuestra Patria, fugitiva de la justicia colombiana, que un día apareció en la antesala del mandatario Maduro, ante la calidad y tamaño de los exabruptos que brotan de la exparlamentaria costeña, los "periodistas de semana", distintos a Doña Salud, empezaron a elucubrar si el botafuegos de la Merlano tendrían asidero en la coincidencia de lo acaecido en verdad y las manifestaciones alienadas de la huida, y no dudaron en sembrar la duda, porque ignoran la sentencia de Pascal que a la letra dice: "La verdad está tan obnubilada y la mentira tan sentada, que a menos de amar siempre la verdad, es imposible conocerla

La periodista que le rinde culto a lo verídico y que respeta su profesión y a sus lectores, en una síntesis virtuosa y afortunada, le dijo a Maduro, "Quédese con la Merlano".

La otra situación que pinta de bulto y en su tamaño natural, el talante de la periodista pulquérrima, a la comunicadora colombo española, es su análisis del caso del médico que, en legítima defensa de su vida, ultimó a tres delincuentes, tan delincuentes como la Merlano y, una vez más, hace gala de su proclividad por la verdad verdadera y después de un sesudo y  excelentemente argumentado análisis concluye: "Estoy con el médico".

Los seudoperiodistas que, infortunadamente pululan en todos los medios, incluida Semana, una vez más fungen de jueces y, en sentencia condenatoria de única instancia, sostienen que es lo mismo la figura de la legítima defensa que la justicia por mano propia.

La legitima defensa está sustentada en el aforismo latino que reza: "Vim vi repelere permititur". Que traducido expresa: "Se permite rechazar la fuerza con la fuerza".

Desde luego, los entendidos, especialmente los juristas, han desarrollado la doctrina, traducida en cánones legales, que para que la legítima defensa sea admitida procesalmente se exigen unos requisitos mínimos, como la proporcionalidad entre la defensa y el ataque que la genera; la inminencia cierta de peligro evidente que el ataque representa y el tamaño o transcendencia del mal a evitar.

Pero es a quien alega la legítima defensa a quien corresponde demostrar esas justificaciones y al juez valorar esos argumentos, no son lo comunicadores los jueces sin jurisdicción ni competencia, quienes están habilitados para proferir sentencia condenatoria.

¡Felicitaciones!Doña Salud Hernández, por su sindéresis y su incontrastable argumentación, en los casos aludidos.