ERNESTO SAMPER PIZANO ANTE LA COMISIÓN DE LA VERDAD
Por
Peloecaña
Ernesto Samper Pizano fue Presidente de Colombia entre 1994 y 1998. Han
transcurrido 25 años después de la elección del más nefando, nefasto y luctuoso
mandato de tan oscuro personaje.
Desde antes de su triunfo en la urnas, el país entero supo del
origen de los fondos para su campaña presidencial, recaudados en las arcas del
cartel de Cali, cuyos propietarios, regentes y administradores, fueron los hermanos
Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela, de ingrata recordación para la patria.
Gracias a la entereza y al valor civil del candidato derrotado y después
Presidente pulquérrimo de la República, el Dr. Andrés Pastrana Arango, quien
denunció el origen mafioso de las finanzas de la campaña de Samper, corriendo
todos los riesgos que su actitud implicó, Colombia toda confirmó la solvencia
moral del otrora presidente de ANIF, que antes había acudido a Panamá en busca
del aporte del cartel de Medellín, para la campaña de Alfonso López Michelsen;
es decir, que ya era experto en la materia.
Elegido Presidente, en el Parlamento Colombiano fue adelantado el más
vergonzoso de los debates que en la historia de Colombia se han dado, contra
mandatario alguno en ejercicio del poder, y el país fue testigo atónito de las
revelaciones probadas en esos debates y de las marrullas y trapisondas
ejercidas para que el cínico presidente se mantuviera en el poder: El proceso
8.000.
Ahí están, para La Comisión de la Verdad, las revelaciones del Ministro
Fernando Botero Zea; las renuncias de algunos ministros de ese gobierno, como
Francisco Morris y Néstor Humberto Martínez, y la actitud enhiesta del
Presidente de la Cámara, Rodrigo Rivera, quien votó en contra de la ponencia de
preclusión de la investigación de la Comisión de Acusaciones de la Cámara
Baja del Congreso Colombiano.
Ahí está también para la Comisión de la Verdad y para la historia, la
acusación del Procurador General de entonces, Dr. Alfonso Valdivieso Sarmiento,
contra el narcopresidente.
Vale la pena acotar que los ministros citados y el fiscal que incoó la
acusación ante la célula investigativa de la Cámara, como el presidente de
esa Corporación legislativa, eran y son todos liberales.
También ahí está para la Comisión de la Verdad la ponencia del
Representante Instructor Heine Mogollón, que absolvía a Samper de toda culpa.
Y también están para la Comisión de la Verdad, el trémolo y el "mamola"
de Horacio Serpa Uribe, fidelísimo cómplice y escudero del presidente elegido
con los dineros del narcotráfico.
Y también están para la Comisión de la Verdad todas las humillaciones y
vejámenes que tuvimos que padecer y soportar los nacionales colombianos en
todos los aeropuertos, puertos y aduanas del mundo, cuando exhibíamos más
asustados que avergonzados, el pasaporte verde con el escudo dorado de nuestra
amada y estigmatizada Colombia.
Y, desde luego, también está a disposición de la Comisión de la Verdad el
respaldo inicial que el Dr. Álvaro Gómez le dio al gobierno Samper, el cual
tuvo que ser retirado ante la evidencia del mandato espurio y criminal,
retiro que le costó la vida.
Y para no alargarme tanto, también está a discreción de la Comision de
la Verdad, que preside el Padre De Roux, la afirmación de otro ilustrísimo
sacerdote, el Cardenal Primado de Colombia, Monseñor Aníbal Muñoz Duque, cuando
replicó la afirmación cínica de Ernesto Samper que, sin ruborizarse y en
alarde de me importa un c... , dijo: "Si entró plata del narcotráfico a mi
campaña, fue a mis espaldas"
Esta la réplica del Cardenal Aníbal Muñoz Duque: "Es como afirmar que entraron un elefante a la sala de su casa, sin
percatarse de ello".
Si lo que busca la Comisión de la Verdad, que preside el Padre De Roux, es
la verdad histórica que es diferente a la verdad jurídica, nunca tendrá mejor
oportunidad de confirmar la certeza de su afirmación.
Pero lo dudo, habida cuenta del origen de esa Comisión. Los Acuerdos
de La Habana, que jamás tuvieron vida, según el resultado vigente del
plebiscito del 2 de octubre de 2016.
Lo del magnicidio del Dr. Álvaro Gómez Hurtado, me
abstengo de tratarlo, porque ya presumo el veredicto de la Comisión: preclusión, igual que la que propuso esa cumbre moral que fue Heine
Mogollón.