SALUD HERNÁNDEZ PERIODISTA EMÉRITA
Por
Peloecaña
La revista Semana vinculó a su nómina de columnistas a una PROFESIONAL auténtica y paradigmática
de tan eximio oficio, y su figura se agiganta y se hace más notoria cuando
comparte con escribidores que no son exactamente modelo ni del culto a la
verdad, ni de la pureza del buen estilo literario ni de la investigación
propia del buen comunicador.
Salud Hernández se mete al monte, asume el peligro letal de indagar
en la fuente primigenia de la noticia, y arriesga su vida para mejor
informar a sus lectores.
En cambio, las hay que invitan a su casa a la fuente noticiosa, para
sonsacarle información y, en un alarde de amoralidad, no respetan la
confidencialidad de lo que a la lumbre del hogar oyeron de su interlocutor que,
desde luego, personalmente genera noticia, y para eso practican lo que se
conoce como infidencia y que no es más que un abuso de confianza.
Dos casos puntuales recientes:
La aparición de la exsenadora Merlano en Venezuela, para darle al
presidente espurio y dictador de ese país, munición de todos los calibres, para
echarle plomo a granel al Gobierno legítimo de Colombia.
Y el caso de legítima defensa de un médico, que se defendió para salvar su
vida en inminente riesgo de muerte.
En la farsa de la delincuente juzgada y condenada por la Corte Suprema de
Justicia de nuestra Patria, fugitiva de la justicia colombiana, que un día
apareció en la antesala del mandatario Maduro, ante la calidad y tamaño de los
exabruptos que brotan de la exparlamentaria costeña, los "periodistas de
semana", distintos a Doña Salud, empezaron a elucubrar si el botafuegos de
la Merlano tendrían asidero en la coincidencia de lo acaecido en verdad y las
manifestaciones alienadas de la huida, y no dudaron en sembrar la duda, porque
ignoran la sentencia de Pascal que a la letra dice: "La verdad está tan
obnubilada y la mentira tan sentada, que a menos de amar siempre la verdad, es
imposible conocerla"
La periodista que le rinde culto a lo verídico y que respeta su profesión y
a sus lectores, en una síntesis virtuosa y afortunada, le dijo a Maduro, "Quédese con la Merlano".
La otra situación que pinta de bulto y en su tamaño natural, el talante de
la periodista pulquérrima, a la comunicadora colombo española, es su análisis
del caso del médico que, en legítima defensa de su vida, ultimó a tres
delincuentes, tan delincuentes como la Merlano y, una vez más, hace gala de su
proclividad por la verdad verdadera y después de un sesudo y
excelentemente argumentado análisis concluye: "Estoy con el médico".
Los seudoperiodistas que, infortunadamente pululan en todos los medios,
incluida Semana, una vez más fungen de jueces y, en sentencia condenatoria de
única instancia, sostienen que es lo mismo la figura de la legítima defensa que
la justicia por mano propia.
La legitima defensa está sustentada en el aforismo latino que reza: "Vim vi repelere permititur". Que
traducido expresa: "Se permite
rechazar la fuerza con la fuerza".
Desde luego, los entendidos, especialmente los juristas, han desarrollado
la doctrina, traducida en cánones legales, que para que la legítima defensa sea
admitida procesalmente se exigen unos requisitos mínimos, como la
proporcionalidad entre la defensa y el ataque que la genera; la inminencia
cierta de peligro evidente que el ataque representa y el tamaño o
transcendencia del mal a evitar.
Pero es a quien alega la legítima defensa a quien corresponde demostrar
esas justificaciones y al juez valorar esos argumentos, no son lo comunicadores
los jueces sin jurisdicción ni competencia, quienes están habilitados para
proferir sentencia condenatoria.
¡Felicitaciones!Doña Salud Hernández, por su sindéresis y su incontrastable
argumentación, en los casos aludidos.
Salud Hernández-Mora la periodista española más colombiana que ninguno de los nacionales. Sería una falta de respeto compararla por ejemplo con ese coronel que se escribe con doble ele o con la de la linda voz pero nada más, Vicky Dávila.
ResponderEliminarMuy buen artículo Peloecaña. Ojalá le llegue a Doña Salud