MOMENTO CRUCIAL PARA EL CENTRO DEMOCRÁTICO
Por Peloecaña
La suerte del último y más importante partido político de Colombia, el
Centro Democrático, no es nada fácil, por su insistencia en dilatar la
selección de un candidato presidencial oficial que aglutine la militancia.
Se inventaron la estrategia de lanzar unos precandidatos, en apariencia
todos excelentes, pero no integralmente buenos, porque para optar por tan
honrosa distinción se requieren virtudes todas simultáneas, no alternativas ni
supletorias.
El ungido debe ser sabio y honesto hasta la médula.
De la honestidad es parte esencial la lealtad racional sin límite, de la
sabiduría también la lealtad es señal inequívoca.
Casi todos los aspirantes son de gran ponderación intelectual, en el campo
de la política, de la economía y tienen dotes de estadistas eméritos, pero
"una cosa es verla venir y otra
bailar con ella".
El doctor Iván Duque, parlamentario connotado y juicioso, tuvo una
solidaridad gélida, mejor dicho, fue insolidario con el doctor Uribe en el
reciente episodio de su posición enhiesta con el satírico o sátiro Daniel
Samper Ospina.
Esa postura blandengue y gelatinosa no es más que deslealtad y ha de pagar
por su falta de firmeza, en el respaldo integral que le debe al fundador y
máximo líder del Centro Democrático,
doctor Álvaro Uribe Vélez; por eso él no debe guardar silencio frente a
la especie infundada de que Duque es su candidato. No debe dejar crecer esa
hipótesis.
La Senadora Guerra de la Espriella debe pensar en Colombia y en el Centro
Democrático antes que en la curul de su hermano, por el partido Cambio Radical;
si bien la aspiración familiar es legalmente permitida, y si los dos son
baronesa y barón electorales en sus regiones, hay que darle aplicación plena a
lo que se decía de la mujer del César, debe ser honesta y parecerlo. Esa trinca
familiar no es decente.
Al doctor Oscar Iván Zuluaga ya el electorado lo ungió con la Presidencia,
que ganó en franca lid, pero que se apresuró a aceptar la consumación del robo
electoral, en detrimento de todos nosotros sus electores.
A los demás precandidatos, mi admiración y respeto; no tengo glosas
que formularles.
Analizando las manifestaciones de respaldo que los contertulios de LA
HORA DE LA VERDAD expresan todos los días, hay adhesiones para todos los
aspirantes y como son nacidas del corazón más que del cerebro, difícil
conciliarlas.
Otro sostienen: "Yo voto
por el que diga Uribe". Por el respeto que me merece el
Expresidente Uribe, yo no delego mi facultad de decidir, y por respeto a mi
independencia racional y a la autonomía de mi voluntad, tampoco lo hago;
lo cual, desde luego, no impide que haya una afortunada coincidencia o una
decisión fruto del convencimiento cuando esto sea lo mejor para Colombia.
Los estatutos del Centro Democrático señalan que la máxima autoridad del
Partido es la Convención Nacional, y a ella acudió cuando de escoger se trató al
doctor Oscar Iván Zuluaga como su candidato presidencial en el 2014.
Que los aspirantes a la presidencia recorran todo el país buscando el
respaldo mayoritario de los convencionistas y se ganen a pulso su unción.
Ese es el mecanismo más idóneo y aparentemente más justo.
La imposición de un candidato sería el entierro de tercera del Centro
Democrático y el aplazamiento inaceptable de la solución a los problemas de la
Patria .
Después vendrá el consenso entre los socios de la Gran Alianza por
Colombia.
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