YO NO VOTO POR EL QUE DIGA URIBE
Por Peloecaña
Esta afirmación no es rotunda ni absoluta.
Yo no voto por el que diga alguien, porque haya decidido renunciar a mi
libertad de decisión o porque acepte la cómoda postura de que otra persona
escoja por mi; tampoco porque sea parte de una recua de acémilas.
Yo respeto profundamente al doctor Álvaro Uribe Vélez porque, puestos en la
balanza del juicio personal y social, son infinitamente más pesados sus
aciertos que sus eventuales y puntuales equivocaciones, pero como todavía no ha
nacido el infalible, seguiré creyendo en él.
Pero, insisto en que no renuncio a mi libertad de optar por quien con
méritos suficientes aspire a asumir la Presidencia de la República.
Si el doctor Uribe considera que un colombiano es su candidato y yo lo
encuentro digno de mi confianza y respeto, desde luego ese candidato contará
con mi respaldo y apoyo.
Pero si considero que su escogencia no es acertada, me apartaré de su
recomendación y actuaré en consecuencia.
Como se viene sosteniendo, sin razón válida alguna, que el doctor Uribe ya
decidió al respecto de las precandidaturas sometidas al criterio de la
opinión, y que sus afectos están a favor del doctor Iván Duque, con el debido
respeto, me apartaré de sus querencias y votaré por otro colombiano, en mi
sentir, más digno de merecer mi adhesión y simpatía.
El abanico de opciones es una demostración del talante democrático de los
que aspiran a contar con la unción de los electores, y una clara muestra del
origen popular de cualquier gobierno.
Considero que estoy en el compromiso de explicar mi posición al respecto,
teniendo en cuenta que he asumido el papel de opinador, para un número
importante de personas que me honran con la generosidad de su lectura.
Sería necio poner en duda la reciedumbre académica, en los campos de la
Hacienda Publica y del Derecho Constitucional, del doctor Iván Duque; pero
como a un candidato presidencial en ciernes no le son suficientes
sus conocimientos y su solvencia intelectual, sino que a ese bagaje
han de agregarse otras virtudes, como la coherencia ideológica, la lealtad a
los principios y a las personas y la credibilidad, debo dejar en claro lo
siguiente:
· Su cercanía ideológica con George Soros es contraria a la plataforma programática
del Centro Democrático y, en consecuencia, aparecen dudas sobre la solidez
de su credibilidad.
· Nadie puede servir simultáneamente a dos señores y su proclividad hacia el
Presidente Santos es incompatible con la lealtad que le debe a su jefe, el Expresidente
Álvaro Uribe Vélez.
· En el reciente episodio del conflicto público entre el escribidor, Daniel
Samper Ospina, y el doctor Álvaro Uribe Vélez, por las gravísimas ofensas e
injurias proferidas por el comunicador, evidentemente violatorias de los derechos
de la infante y de su señora madre, la Senadora Paloma Valencia
Laserna, su compañera de bancada, dejó en claro su deslealtad con quienes
merecían su respaldo firme e irrevocable y optó por quedar bien con las
personas en disenso, quedando mal con todos. Su tibieza lo dejó en
evidencia.
· Su cómoda postura de guardar silencio cobarde, frente al injusto proceso
que la injusticia colombiana y la prensa enmermelada han asumido en el caso del
doctor Luis Alfredo Ramos Botero, también lo retratan de cuerpo entero; es la
mejor manera que, por mano tercera, le quiten un contendor en sus aspiraciones
presidenciales.
Pienso que esos argumentos son suficientes para jamás votar por el doctor Iván
Duque y no me cabe en la cabeza que el doctor Álvaro Uribe sea garante de su
opción presidencial.
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