LA CANDIDATURA DE PETRO
Por Peloecaña
Normalmente, las personas que aspiran a la solidaridad electoral han
de tener un curriculum o una hoja de servicios, que correspondan a su
anhelo de elección; entre más alta la aspiración, mayores las exigencias, y eso
es obvio, tan evidente, que las Constituciones de todas las latitudes exigen requisitos
mínimos.
En el caso particular de Gustavo Petro Urrego, que aspira a la más alta
dignidad que la democracia colombiana tiene, la Presidencia de la República,
como en él todas son excepciones, que invierten la proposición; hay que
decir que la regla confirma las excepciones.
Petro no tiene curriculum sino prontuario. Veamos:
Guerrillero del M19, expresidiario por porte ilegal de armas, fugitivo de
la justicia y vaya uno a saber cuántos etcéteras.
Pero donde más acumuló méritos fue en el ejercicio de la Alcaldía de
Bogotá.
Ese caudal de su prontuario es bien frondoso y abundante y no se
necesita de escudriñar en su pasado reciente, para encontrar causales,
impedimentos, inhabilidades éticas y legales, incompatibilidades de bulto
y peladuras malolientes, que en otro país menos laxo y de conciencia de himen
complaciente, la sociedad no toleraría.
Si yo fuera candidato, me negaría a participar en los debates en el que él
sea coprotagonista, por un simple motivo de asepsia, de zoonosis.
Dice, el artículo 277º de nuestra Constitución: "El procurador General de la Nación, por si o por medio de sus
delegados y agentes, tendrá las siguientes funciones:… 6. Ejercer vigilancia
superior de la conducta oficial de quienes desempeñen funciones públicas,
inclusive las de elección popular; ejercer preferentemente el poder
disciplinario; adelantar las investigaciones correspondientes e imponer
las respectivas sanciones conforme a la ley."
No considero necesario enumerar las violaciones a la ley en las que
incurrió Petro, con el elemento dolo, en ejercicio del abuso de las funciones
propias de un alcalde, conductas por las que el Procurador, Alejandro Ordóñez
Maldonado, lo investigó, halló culpable y sancionó administrativamente, con el
más riguroso respeto al debido proceso, destituyéndolo del cargo y prohibiéndole
ejercer funciones públicas durante muchos años.
Y, ¡oh paradoja!, el así sancionado prevalido de una justicia internacional
sesgada y política y de un Consejo de Estado ídem, logró tumbar la sentencia
legal hasta la saciedad, que lo destituyó e inhabilitó, y hoy se disputa,
sin ninguna posibilidad de éxito, gracias a Dios, acceder al Solio de
Bolívar.
Pero ahí no terminó la felonía y la insidia. El Procurador egregio honra y
prez de la juridicidad, fiel guardián de la moral pública, la Constitución y la
Ley, terminó siendo sojuzgado por el mismo Consejo de Estado, que absolvió
a Petro y exaltó sus bellaquerías, sin siquiera un salvamento de voto. Como en
Fuente Ovejuna, todos a una, proxenetas de la magnificencia de la justicia y de
la majestad de la República.
Maestro Peloecaña, DIOS MEDIANTE, como solía repetir mi abuelita, ese cínico y perverso ex-alcalde no volverá a ocupar cargos de elección popular ni de libre nombramiento y remoción. Lo olvidaré y seguiré apoyando las propuestas de gobierno del doctor Alejando Ordóñez que espero Iván Duque aplique!
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ResponderEliminarYa no vale la pena seguir hablando del prontuario de alias aureliano, solo decir que simplemente sera recordado como el mas inepto de los ineptos y el mas indeseable inquilino del palacio de Lievano en toda su historia........!!!!
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