LAS DOS REVOLUCIONES Y LA GRAN ALIANZA POR
COLOMBIA
Por Peloecaña
Después del recogimiento y la paz interior
que estos días santos nos traen a quienes observamos el comportamiento
inherente a una adhesión a unos principios y a una doctrina de
carácter religioso, siento que debo compartir con las personas que me hacen el
honor de leer mis modestas opiniones, y que hoy se refieren al futuro próximo
de mi patria, mi nación y mi país.
El doctor Jesús Vallejo Mejía, en su última
columna escrita para la publicación Debate, expone, de modo magistral, propio
de lo que él siempre ha sido, un verdadero maestro, de manera sencilla, ceñida
a la verdad histórica y absolutamente didáctica, la realidad referida a las
"dos revoluciones" que han ocupado las últimas etapas de la historia
universal.
Ayer, no más, el marxismo, que ya la
historia rebasó y superó, aunque en el tercer mundo unos diletantes que
viven a la penúltima moda quieren inaugurar, y la segunda moda, que quienes son
conscientes del fracaso estrepitoso de El Capital y el Manifiesto Comunista, y
la Dictadura del Proletariado han escogido como alternativa, como segunda
revolución: "Los feministas
radicales, los adherentes de la ideología de género, los activistas del
movimiento LGBTI, los ambientalistas promotores de "La Carta de la
Tierra".
El objeto de las dos revoluciones siempre
ha sido común, destruir el "statu
quo", que significan los valores éticos y espirituales,
transcendentales y perennes que conllevan, siempre, el culto y respeto al
Derecho Natural y a la Doctrina Cristiana, en el entendido equívoco que su
observancia merma y conculca la libertad plena.
Se preguntarán, ¿qué tienen que ver esas
premisas con La Gran Alianza por Colombia? ¡Pues Muchísimo!
Si la Alianza por Colombia busca el poder
político, es para ejercerlo realmente y a plenitud, como debiera hacerlo
cualquier otro que triunfe en las elecciones de mayo.
Si existen unas cabezas visibles de esa
alianza, que son los líderes y autoridades de la misma, están
en mora de darle una estructura sólida y fuerte, como las circunstancias
lo exigen y ameritan; la unión por el mejor futuro de Colombia no puede seguir
al garete, pues, de suceder, el resultado será obvio: el caos y la ausencia de
identidad de propósitos, que inevitablemente nos llevarán a la
derrota.
Los doctores Pastrana y Uribe, o Uribe y
Pastrana, como los lectores prefieran, junto con un grupo de egregios ciudadanos
que tengan propósitos iguales deben constituir el "sancta sanctorum" y la máxima jerarquía de tan
encomiable comunidad, que se eche al hombro la campaña, que señale derroteros y
que sean luz y sombra de la solución a los problemas que sacuden a Colombia.
Deben señalar un programa ideológico y
doctrinario, que todos debamos acatar, empezando por la dupla Duque-Ramírez, y
que debe ser el norte del quehacer político hasta el día de la victoria y
durante el gobierno triunfador.
Si los expresidentes que idearon y
lideran la Gran Alianza por Colombia y los doctores Iván Duque y Martha Lucía
Rámírez son católicos practicantes, como sus vidas así dan fe, hay que elaborar
un programa de gobierno, que sea muro de contención a las tesis de la segunda
revolución, no por mero capricho, sino como coherencia ideológica.
Basta ya de la denominación mentirosa de la
candidatura del Centro Democrático; es ni más ni menos que la candidatura de
todos los aliados. Duque y Ramírez son los candidatos de La Gran Alianza por
Colombia.
Estamos viviendo momentos de oportunismo y
triunfalismo equivocados y riesgosos. En casi todas partes están apareciendo
los oportunistas de siempre que, prevalidos de una amistad real o
aparente con el candidato presidencial, resultaron los dueños de la
consulta y se subieron al carro de la victoria, después de llegar a la primera
parada, sin antes haber movido un dedo, en pro de los triunfantes y, con
desfachatez vergonzosa e impúdica, quieren desplazar a los generales y soldados
de mil batallas, a los que siempre han dado la cara, a los que están
permanentemente al lado del cañón, con la inexcusable figura del voluntariado,
para defenestrar a los ejércitos regulares que nos han colocado donde estamos.
Bienvenidos los voluntarios, pero sin
desconocer ni avasallar; cada loro en su estaca.
Esas decisiones han de ser tomadas de
manera inmediata. Para antier es tarde. No se pueden dejar para el 27 de mayo
por la tarde. ¡Es ahora o nunca!
No hay comentarios:
Publicar un comentario