TODO ESTÁ FRIAMENTE CALCULADO
Por Peloecaña
Las fuerzas de la izquierda colombiana funcionan como un reloj absoluta y eficientemente sincronizado y, hasta ahora, no ha sufrido ningún tropiezo su plan para desestabilizar las instituciones y colocar a la sociedad en permanente estado de zozobra y crispación.
Fecode, la minga, el paro general, sin tanto aspaviento y sin tanta alharaca, llegarán a un punto de coincidencia en el tiempo y en el espacio, para que este gobierno cegatón y bisoño siga en siesta, y la perturbación general del orden público lo agarre apenas limpiándose las legañas.
Al presidente Uribe, en su primer mandato, quisieron probarlo y les demostró a todos, sin excepción, que con él no era jugando; la minga quiso paralizar el sur del país, taponando la vía panamericana, pero como él, en ese entonces, tenía claro que la Constitución es para respetarla, observarla y cumplirla simplemente les notificó a los indígenas caucanos, los mismos de la minga de hoy, que no permitiría, por ningún motivo, el colapso vial que ellos pretendían.
El presidente había jurado cumplir la Constitución y la ley ante el Congreso, ante el país entero y ante el mundo, el 7 de agosto de 2002.
Dice el artículo 2º de la Constitución Política de Colombia: "Son fines esenciales del Estado: servir a la comunidad, promover la prosperidad general y garantizar la efectividad de los principios, derechos y deberes consagrados en la Constitución; facilitar la participación de todos en las decisiones que los afectan y en la vida económica, política, administrativa y cultural de la Nación; defender la independencia nacional, mantener la integridad territorial y asegurar la convivencia pacífica y la vigencia del orden justo".
"Las autoridades de la república están instituidas para proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su vida honra,bienes, creencias y demás derechos y libertades, y para asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del Estado y de los particulares".
Pareciera que en los ocho años en los que desgobernó Juan Manuel Santos Calderón esta norma, que es la más afortunada síntesis de lo que debiera ser Colombia, fue derogada sin fórmula jurídica alguna; todo por los vergonzantes acuerdos de La Habana.
La solución a tanto desafuero está a la mano, a la vista, evidente, pero falta decisión política para asumirla: señor presidente Duque aplique, sin dilaciones y con rigor republicano, el mandato contenido en el artículo 104º constitucional que su antecesor cumplió en cuanto hace a su primer párrafo, pero que ladinamente y con absoluta mala fe, decidió incumplir la parte que reza: "La decisión del pueblo será obligatoria".
Doctor Iván Duque Márquez aún tiene la oportunidad de demostrarnos a sus electores insatisfechos que no nos equivocamos; ejerza el poder y la autoridad, a plenitud y dentro del marco de la Constitución, para que la libertad no siga siendo un mero rictus y una mueca. Libertad sin orden no existe.
Fumigue los cultivos ilícitos y redúzcalos a cero antes del fin de su mandato.
Asuma las riendas del control del orden público, por encima del ejercicio de algunas autoridades locales, que se consideran con la potestad de mantener y prohijar el desorden.
Con todo respeto, gobierne señor Presidente.
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