LOS POLITÓLOGOS
Por Peloecaña
Pasaron las elecciones presidenciales y por
enjambres aparecieron los flamantes politólogos, invadieron el país, como lo
hacen en cosecha en Santander, las hormigas culonas.
Ante tan abundante y espontánea generación,
no resisto a la tentación de hacer mis elucubraciones, siempre con el
ánimo de acertar y, a pesar de haberme pasado el momento de ser de la primera
juventud, voy a dar mi opinión personal, basado más que nada en lo que
significa la experiencia de los años vividos.
Los departamentos tradicionalmente
conservadores han vuelto por sus fueros: Antioquia, Boyacá, el Viejo
Caldas, Cundinamarca, Huila, Meta, Norte de Santander recordaron su pasado
glorioso y su militancia tradicionalista, y votaron abrumadoramente por
la dupla de la Gran Alianza por Colombia, integrada por el Dr. Iván Duque Márquez
y la Dra. Martha Lucía Ramírez; el primero, de la cantera del Centro
Democrático y la dama de las filas de mi Partido Glorioso, mi Partido Azul
Conservador.
Solamente Nariño faltó a la cita con la
historia.
Si los analistas políticos de otras
generaciones, como yo, recorremos las página del pasado político de este
país, hemos de concluir que el aporte del conservatismo de las regiones arriba
citadas, fue una cuota excelente electoral al triunfo del nuevo Presidente y su
fórmula vicepresidencial.
Los exconservadores ahítos de mermelada,
que optaron por candidatos distintos al del Centro Democrático y el Partido
Conservador, se han quedado con el pecado y sin el género, y con los niveles de
felonía, fuera de cualquier cálculo.
Para fortuna nuestra, la segunda ronda
electoral será enfrentándonos al candidato de la guerrilla, y no al Dr. Fajardo,
porque a sus electores les queda menos complicado votar en la ronda definitiva
por el Dr. Duque, que a los petristas, porque el problema del candidato
guerrillero y de sus fans, es su antiuribismo enfermizo.
Quedó demostrado que el triunfo del
NO, en el plebiscito del 2 de octubre de 2016, fue infinitamente más
amplio que el aceptado por el régimen.
También está probado, hasta la saciedad,
que la vocería del Dr. De la Calle, como jefe de la delegación oficial, que
hizo la pantomima de dialogo con las FARC, en La Habana, condujo al Partido
Liberal a su desaparición del panorama político nacional.
Y, además, se confirmó que Colombia no
acepta las gabelas, privilegios y canonjías, que el establecimiento santista
les dio a las FARC, en particular, y a la insurgencia en general.
También se salvan la empresas
encuestadoras, porque atinaron todas en la medición de la impopularidad del
gobierno; ni la Gran Alianza por Colombia, ni el petrismo izquierdoso ni
el fajardismo son proclives al régimen santista, los amigos del presidente
Santos, fracasaron en toda la línea, por su vinculación al desgobierno; es
decir, por andar en malas compañías.
Para terminar, el centralismo bogotano de
la campaña triunfadora debe rectificar y darle apoyo logístico pleno y oportuno
a las regiones, si quiere ratificar, en segunda vuelta, la voluntad mayoritaria
de los colombianos.
Nadie, absolutamente nadie, por prestante
que se crea, puede arrogarse la facultad de señalar cuáles son los respaldos electorales válidos
que incrementen la votación de la segunda vuelta, que nos permitirá asumir la
dirección definitiva del Estado.