AL OIDO DE EL DR. FERNANDO LONDOÑO HOYOS
Por Peloecaña
Invocando sus actitudes de indiscutido
uribista y, por ende, partidario ferviente de la candidatura de el Dr. Iván
Duque Márquez, y teniendo en cuenta la afirmación de el Dr. Laureano Gómez
Castro, quien siempre sostuvo que "a la gente hay que creerle",
no dudo de sus permanentes afirmaciones de cristiano convencido y, desde luego,
doy fe de su congruencia al respecto.
Lo anterior, para solicitarle, respetuoso,
que en un acto de sensatez y de puro y simple apego a sus creencias religiosas,
le ponga fin a sus discrepancias unilaterales con el actual Alcalde de Bogotá,
Dr. Enrique Peñalosa Londoño, y deponga su ánimo controversial, con el Alcalde
de la Capital colombiana.
Nunca usted ha hecho públicos los motivos
de su distanciamiento con el Dr. Peñalosa y, desde luego, no voy a cometer
el exabrupto de pedirle explicaciones por su actitud para muchos
inexplicable; y ante la coyuntura política del momento, le ruego, de manera
comedida, que ponga en la balanza del interés nacional los motivos que los
distancian y ojalá llegue a la conclusión de que es más lo que los acerca, que
lo que los separa.
El Dr. Peñalosa fue elegido con más de
900.000 sufragios a su favor, y pienso que ese es un capital político nada despreciable,
y que si usted tiene la grandeza de alma y la generosidad suficiente, puede
deponer sus motivos de disenso en aras de lo que todos los días reclama en LA
HORA DE LA VERDAD, el triunfo en la primera vuelta del candidato de la Gran
Alianza por Colombia, Dr. Iván Duque Márquez, a la Presidencia de la República
y nuestra candidata a la Vicepresidencia, su amiga y compañera de gabinete,
Dra. Martha Lucía Ramírez.
Aún es tiempo de actitudes honrosas y
salvadoras y de aportar algo más que un granito de arena; su solvencia personal
le exige no tan poca dosis, sino toda la arena del mar, y usted es hombre de
grandes decisiones y nunca ha eludido sus retos en la vida; por el contrario,
los asume sin ahorros ni ambages, sin cálculos ni esperanza de retribuciones
personales. Por favor, una vez más honre su bien merecido prestigio de
colombiano insigne.
Si toma esa determinación, para antier es
tarde; asuma esa opción ya, y dele ejemplo de comportamiento patriótico a todos
sus admiradores y detractores.
Permítame Dr. Londoño, traer a
colación el episodio bíblico narrado en los Hechos de los Apóstoles: "Mientras tanto, Saulo no dejaba de
amenazar de muerte a los creyentes en el Señor" "... Pero cuando ya
se encontraba cerca de la ciudad de
Damasco, una luz que venía del cielo brilló de repente a su alrededor. Saulo
cayó al suelo y oyó una voz que le decía: "Saulo, Saulo, ¿Por que me
persigues?”
Desde luego, ni Enrique Peñalosa es
el Señor, ni el Dr. Londoño es Saulo.
Dr. Londoño, ¡tiene Usted la palabra!
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