SEÑOR YO CREO, PERO AUMENTA MI FE
Por Peloecaña
En estos momentos de turbulencia, más que de crisis, es necesaria una fe
bien sólida y anclada en el alma del creyente, de manera irrevocable para que, pasado
el remesón, efluya fortalecida, remozada e indemne.
Aprendí en mi ya cada vez menos cercana juventud, leyendo el catecismo del
Padre Astete, que la "fe, es creer
lo que no vemos, porque Dios los ha revelado".
Y cavilando, entiendo por qué hablaban de la fe de carbonero; es la fe
elemental, simple, sencilla y ciega, pero también debo aceptar que esa fe es
exclusivamente religiosa; en otras palabras, es el Dogma de nosotros los
católicos: La inmaculada Concepción, la Santísima Trinidad, la Eucaristía, la
Redención, la infalibilidad del Papa, cuando habla excátedra, etc.
A nosotros, quienes nos decimos católicos, no nos asiste ningún
interés de cuestionar tales dogmas, no nos preocupa el racionalismo de quienes
los ponen en tela de juicio, los aceptamos, sin beneficio de inventario,
simplemente por virtud de la fe.
Pasado el tiempo, oí de uno de mis maestros otro concepto de fe, también
referido al ámbito religioso: "Fe es
la adhesión a la persona de Jesucristo", y me gustó esa
definición, por más humana y universal, y porque la puedo hacer extensiva
a todos los aspectos de la vida.
Si yo estoy adherido a alguien o a algo, es porque tengo fe, porque creo
en esa persona, en ese ideario, en ese valor, en ese símbolo; gozar de ese
sentimiento de fe, implica tener esperanza y razones para amar.
Entonces es inevitable recordar, una vez más, las enseñanzas de la Iglesia:
las virtudes teologales: fe, esperanza y
caridad.
Quienes aceptamos los dogmas, sin titubeos ni acondicionamientos
racionales, no tenemos dificultades volitivas, no nos trasnochan las dudas de
los ateos, ni de los agnósticos, ni de los marxistas, tenemos la conciencia y
la mente tranquilas, dormimos sin sobresaltos.
En estos momentos, de aparente desconcierto, quienes recibieron la
consagración de un apostolado y andan en contravía de los postulados que
implica haber aceptado ese rol apostólico, sufren o gozan del repudio de los
leales a sus creencias, de los que rechazamos su ausencia de fe, su conducta a
todas luces abusiva y deshonesta y, desde luego, dolosa, porque actúan con
conocimiento de causa, conscientes de su mala intención, pero como tienen
cinismo hasta para derrochar, su conducta la asumen convencidos de que son
verdaderos delincuentes, reos de la fe, masacradores de la esperanza y
con total ausencia de caridad, con el agravante de que quieren aparecer ante el
mundo como lo que no son: adherentes de las virtudes teologales.
A quienes no comulgan con nosotros la identidad de credo, les manifestamos
nuestra complacencia, por compartir la adhesión a unas personas, a un
ideario, a unos valores y a unos símbolos; esa identidad de adhesiones nos
conmueve y llena de satisfacción; creemos y tenemos fe en Colombia, en el
buen comportamiento individual y social, en sus instituciones y en la patria
lacerada, pero digna, y en sus símbolos, la Bandera, el Escudo y su Himno.
Desde luego, rechazamos, frontalmente y sin titubeos, las actitudes de
quienes a mansalva y sobreseguros y amparados en hábito eclesial pretenden mancillar la dignidad nacional.
Señor yo creo, pero aumenta mi fe.
Maestro y Profesor Peloecaña. Excelente disertación sobre la Fe. Tu y tus excelentes artículos de siempre.
ResponderEliminar¡Nueva Fe! Esa es la vitamina y el reconstituyente que necesita Colombia en estos días turbulentos; creados e impulsados por Juahampa y sus camaradas, incluidos, claro que si por aquellos candidatos izquierdosos como Gustavo Petro, Humberto de la Calle, Sergio Fajardo y Vargas Lleras. Todos ineptos. Con la misma cantaleta y sin ninguna hoja de ruta que valga la pena.
Lamentablemente Francisco Bergoglio, el actual Jefe del Estado Vaticano, el 8 de Septiembre de 2017, no supo abonar más esta fe y nada más y nada menos, en territorio colombiano, cuando expreso: "Que por las venas de Jesús corre sangre pagana". Claro, pisoteando el Credo Católico, a nombre del Comunismo Internacional, que no ha hecho sino, pisotear y burlarse de los dogmas a través del asqueroso y filtrado socialismo.
Una Teología de la liberación solapada que con su red quiere agarrar a las nuevas generaciones ingenuas que quieren oír nuevas novedades y a lejos están de la realidad. Y si supieran, estos des- adaptados, que varios de los impulsores de los movimientos guerrilleros marxistas, fueron curas. Sacerdotes rebeldes bastantes alejados de la genuina fe que no esta untada ni de sangre inocente, ni de coca, ni de armas y ni de corrupción.
Por eso no entendemos como unos Obispos, Presbíteros, Diáconos, Religiosos y Teólogos alcahuetean estas infamias pro-falsa paz. A estos paganos mafiosos -en lo que si, corre pero mucha sangre pagana por sus venas- afortunadamente también en el más allá existe justicia Divina. La verdad ante la única verdad y esta jamás falla. Los que se equivocan son los hombres por su limitación que también varios de ellos aseguran que la religión es el Opio de pueblo.
Claro que todos debemos creer en Dios, pero una Fe sin obras esta muerta. Así lo dice el texto Sagrado. Como también dice que nuestra fe debe ser hasta como la de un granito de mostaza; pero eso sí, no una fe como una dosis; perdón, un granito de coca o un puñado de marihuana. Esta es la fe actual de Colombia.
Si no volvemos a recobrar la fe estamos perdidos. Dios ten piedad de Colombia y el mundo, porque que fe tan embolatada la que se testimonia en todas partas. Comenzando por la Familia.
Tengamos fe y el 27 de Mayo de 2018 Colombia volverá a recuperarla, con la victoria contundente de Iván Duque y Marta Lucía Ramírez.
Yo, nosotros y todos unidos creemos que si. Así nos tomemos varios años. Pero lo lograremos con fe. Amén.