LA MUJER DE CÉSAR NO SOLO DEBE SER HONESTA, SINO PARECERLO.
Por Peloecaña
Cuando alguien ocupa, por decisión abrumadoramente mayoritaria, y aupado
sobre el respaldo de lo más granado de la oposición al régimen que detenta hoy
el poder en Colombia, debe sopesar detenidamente sus actuaciones, después
de haber obtenido el triunfo de manera nítida e incuestionable.
Ya no es el ciudadano de a pie; ya no es el Senador destacadísimo; es ni
más ni menos que el Presidente de toda una República; de quienes lo
eligieron, de los que votaron por otra opción distinta a la suya y de quienes
no votaron.
Parece ser que después de las elecciones de mayo y junio ha habido
reuniones con muchos protagonistas de la vida política nacional; desde luego,
sin asistencia de los electores rasos, como usted respetado lector y
como yo, sino con los cacaos del poder, cabezas visibles de los
partidos, quizás a excepción de los líderes de la Gran Alianza por
Colombia, periodistas destacados y burócratas de otrora, y en esas
reuniones ha sido personaje central, el nuevo presidente de los colombianos,
Dr. Iván Duque Márquez.
Nos cuenta el historiador Plutarco, uno de los más connotados cronistas de
Roma, que en la capital del Imperio se celebraban reuniones non sanctas,
llamadas Saturnalias, a las que solo asistían mujeres, pero no las ciudadanas
del común, sino la crema y nata de las damas de la aristocracia romana, y en
ellas se desinhibían y daban rienda suelta a todos su instintos reprimidos y no
reprimidos.
Pues bien, a una Saturnalia de esas fue invitada Pompeya, la esposa de
Julio César, y cuando el Emperador, recién proclamado como tal, se enteró de su
presencia en la fiestica, se divorció.
Algunas de las participantes en el evento social privado y exclusivo,
enteradas de la durísima medida de Julio Cesar, le pidieron revocarla, porque,
si bien Pompeya había concurrido a la Saturnalia, su participación fue como
simple espectadora.
Y es ahí, cuando quedó para la posteridad, la sentencia imperial: "La
mujer de César no solo debe ser honesta, sino parecerlo".
¿Por qué esta introducción? Porque parece ser que para la
escogencia de los hipotéticos nuevos Ministros y demás estrellas rutilantes
del gobierno que asume el próximo 7 de Agosto, han sido tenidos en
cuenta algunos personajes que no se han destacado por
su afinidad con el padre y mayor actor del triunfo del Presidente Duque,
el expresidente Álvaro Uribe Vélez, sino, todo lo contrario han sido del
entorno de los más enconados contradictores y enemigos de "El Gran Colombiano".
La glosas a estas personas han sido puntuales todas, y sus críticos las
identifican por sus nombres y apellidos.
Ya se habla, por ejemplo, de la cuota de Daniel Coronel, en la heliotropía
de Palacio. ¿Acaso Ignora el Presidente electo que este periodista ha sido el
más aleve y ruin detractor del Dr. Uribe Vélez?
También ha levantado ampolla el anuncio de la persona designada como
posible Ministra de Justicia, por su afinidad entrañable con
la Fiscal ante la Corte, que montó todo el tinglado para mantener en las
mazmorras del régimen al Coronel Luis Alfonso Plazas Vega, injustamente privado
de su libertad y esposo de destacadísima Senadora del Centro Democrático, y
compañera de bancada y de luchas del Presidente electo.
No sobran los reclamos por la hipotética designación, de otros
miembros del gabinete, por su cercanía con los expresidentes Samper y Santos;
este último, autor material e intelectual del burdo complot para meter a
la cárcel al padre de la candidatura Duque.
Creo, respeto y acato la libertad plena que le asiste al señor
Presidente electo, Dr. Iván Duque Márquez, para conformar el Gabinete
Ministerial y su equipo de gobierno, como a bien o a mal tenga,
pero me resisto a creer y también a aceptar que entre más de
10.000.000 de ciudadanos, no haya el número suficiente de sabios y honestos
que lo acompañen a realizar el cambio que Colombia reclama esperanzada y con
fe.
Señor Presidente, usted no puede ser la continuación de estos ocho
años de vergüenza y oprobio; usted encarna la fe, la esperanza y la caridad que
nos han robado, condenándonos a la frustración y a renegar de la
democracia ejercida como Juan Manuel Santos y sus áulicos la conciben.
Desde
luego, sería injusto no destacar lo acertadísimo de algunas designaciones en
personas enteradas, honestas, probas y leales con el Dr. Álvaro Uribe Vélez.