miércoles, 11 de julio de 2018





DEFENSA PAUPÉRRIMA

Por Peloecaña

No quisiera haberme ocupado del sujeto, que bajo la mampara  mentirosa de ser sacerdote católico, destilando odio e inopia intelectual y moral, intentó ofender al expresidente Álvaro Uribe Vélez y al Presidente elegido, Dr. Iván Duque Márquez.

Me parece  irrespetuoso  con los dos asumir la representación, que ninguno de ellos me ha conferido.

Tampoco voy asumir la defensa oficiosa de los destinatarios de las bellaquerías de ese alienado que se cree enviado de Dios. 

La pobreza, en grado superlativo, de quienes se han referido al tema cuestionado me impele a desvirtuar, de manera contundente y definitiva, la sarta de inexactitudes y mentiras del infundio, para hacer claridad al respecto, sobretodo después de oír a la senadora por el Centro Democrático, que en programa radial que dirige Julio Sánchez Cristo, se enfrascó en discusión inocua, con el fementido sacerdote. 

Empiezo por dejar en claro, de manera definitiva, que la Iglesia Católica Romana es una Institución fundada por Jesucristo, con características esenciales incuestionables:

Es Una, es decir, la misma en Roma o en Roldanillo, en Madrid o en la Patagonia, en Cuba o en Montecarlo, en Londres o en Melbourne, en Pekín o en  Darién, con los mismos principios, los mismos dogmas, la misma doctrina.

La Iglesia Católica es Santa, es decir que no es pecadora como tal.

Es Católica, es decir es universal.

Y es Apostólica, o sea que tiene una jerarquía instituida desde su fundación, que recibió la misión de los apóstoles de propagar la Buena Nueva, el Evangelio, por todo el mundo, y que tiene en la cúspide al Papa Obispo de Roma, a los demás obispos y sacerdotes, clérigos y laicos que asumen una función de apostolado.

Así como el anglicanismo tiene en la reina o en el rey del Reino Unido su máximo jerarca, no puede ser Iglesia Católica; la iglesia guadalupana, tampoco es Católica, aunque sus seguidores quieran que así sea.

De la Unidad, la Santidad, la Catolicidad y la Apostolicidad de la Iglesia Católica se han ocupado los teólogos, con lujo de detalles y con argumentos mas contundentes y más profundos, que los elementales que aquí expongo. 

La Iglesia católica guadalupana solo existe en las mentes calenturientas de sus áulicos. 

Así las cosas, el detractor orate de los doctores Uribe y Duque podrá autodenominarse sacerdote, pero esa condición le es extraña e incompatible por su talante de persona dominada por el odio y la mentira, calidades que se excluyen con el comportamiento de cualquiera que pretenda ser Católico de verdad.

Ordenó el Dios humanado, Cristo, el de los católicos convencidos, lo siguiente "Os doy un mandato nuevo, que os améis los unos a los otros como yo os he amado, EN ESTO CONOCERÁN QUE SOIS MIS DISCÍPULOS".

Tanto odio, tanta bilis y tanta hiel derramadas por toda el alma y por todo el cuerpo no caben en un verdadero católico; por eso el despistado brujo, embaucador que presume de sacerdote, está bien donde está, en el guadalupanismo y en el petrismo; que siga allí, ese es su habitat.


¡Qué coincidencia tan extraña y exótica! Todos los medios de comunicación, que se han caracterizado siempre por su antiuribismo cerrero e hirsuto, son los que hacen énfasis en que el agresor de marras es sacerdote. Desde luego que sí, es su pastor y su guía espiritual, intelectual y moral.

2 comentarios:

  1. Amigo pelo:Ese autodenominado guadalupano es un títere que el mago Petro (como todos los que seguirán,)lo ha sacado del cubilete en una de sus "formas de lucha"rastreras.Estoy de acuerdo que doña María del Rosario no debió seguirle la farsa a este sinvergüenza ni a los faranduleros medios.

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  2. Es un guerrillo populista perdedor y mala gente...no merece nada..

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