Por Peloecaña
Fiel al significado de Desiderata y
consecuente con el mismo: "Lo que deseamos y añoramos", quiero
despedir este año de 2016 expresando, en primer lugar, lo que deseo para mis
amables y generosos lectores:
A todos, a sus familias y a los de su entorno les deseo que esta
Navidad les traiga paz, mucha paz, toda la paz que se merecen.
Que los versos del Nuevo Testamento sean plena realidad: "Gloria a Dios en las alturas y en la
tierra paz a los hombres de buena voluntad". ¿Y por qué no, también, a los de voluntad no tan buena e inclusive mala?
Por mas de dos milenios, los hombres hemos celebrado esta época desarmando
los espíritus y hasta en las contiendas bélicas reales y soslayadas los
enfrentados determinan una tregua. ¡Bienvenida la paz tan necesaria y cuya
ausencia nos duele en el alma!
Por temor a una injusticia, por omisión de algunos de los contertulios de
LA HORA DE LA VERDAD me abstengo de hacer una enumeración de ellos, pero que
nadie dude que mis deseos sinceros los incluyen a todos sin excepción; a todos,
todos.
Eso lo que deseo.
Permítanme expresarles lo que añoro:
Añoro un Presidente con pleno sentido de la lealtad, de la ecuanimidad, la
justicia y el respeto a la juridicidad y a la institucionalidad; esa añoranza
ayer no más era una realidad contundente; se empezó a desvanecer el siete (7)
de agosto de 2010 y cada día se hace más sentida.
Añoro una Colombia altiva y que defienda sin ambages todos,
absolutamente todos, sus derechos y que, por ende, cumpla todas sus
obligaciones; una Colombia generosa, pero no timorata, que no renuncie a lo que
a todos nos es más querido: los valores éticos y morales, la convivencia
pacífica, las glorias pasadas, de pronto olvidadas, las tumbas de quienes
ya partieron, el instinto de conservación, la libertad dentro del orden,
el santo temor de Dios.
Añoro el respeto perdido a la separación de los Poderes Públicos, la
actitud reverente a esa independencia institucional entre las tres ramas: la legislativa,
la ejecutiva y la jurisdiccional.
Hay que acabar de una vez por todas con este interregno maldito, en el que
el ejecutivo, con la mentalidad comerciante mutua de los que compran y se
venden, convirtió a los legisladores y a los jueces en auténticos prepagos,
porque todos se etiquetaron señalando su precio y el presidente corruptor lo
paga con los impuestos, con recurso del erario.
Añoro las jerarquías de mi Iglesia, que otrora la integraban pastores
sabios y probos, pero que hoy la integran algunos también prepagos.
Añoro, desde luego, el ejercicio literal de la libertad de los
comunicadores, que por desgracia también periclitaron y solamente han decidido
ser consuetas y apuntadores del régimen y al tiempo caja de resonancia de sus
exabruptos y atropellos.
También añoro los militares respetuosos de la Constitución y de la Ley,
los cumplidos caballeros y gallardos militares los que nunca renunciaron a su
honor.
En síntesis, añoro la Colombia de antes, la de ayer, no más, que veía el
futuro de frente y llena de esperanza cierta.
Permítanme rematar con esto versos de Jorge Robledo Ortiz, el poeta de
Santafé de Antioquia:
"Se nos muere la
Patria, Presidente./ Ya claudicó la voz./ Ya del amor se nos secó la fuente/ Y
la esperanza se borró./ Un día... y otro día caen los campesinos/
Y caen los soldados en racimo/ y la noche nos cae al corazón".
Y del mismo poema, esta petición a los Presidentes Uribe y
Pastrana: "Por amor a
Colombia y a su pueblo,/ Por tu noble raíz de comunero/ Y por la ruana
montañera/ Que en la pobreza te abrigó/ Búscanos un camino a la bandera/ Y
enséñanos la fonda caminera/ Que vio pasar-Historia arriba-/ La Gloria de
Bolívar/ Y el tropel de herraduras de Rondón."
Maestr, cuanta nostalgia nos producen sus sus palabras, escritas en su estilo sabio y docto.
ResponderEliminarGracias por recordarnos los valores hoy perdidos por tantos de nuestros compatriotas
Gracias por sus deseos y petición a los LIDERES auténticos
Felices fiestas y un maravilloso nuevo año para Ud Maestro y toda su apreciada familia.
Gracias, Peloecaña. Hoy, con el brindis del bohemio usted habló breve y sustancioso. Unamos nuestros esfuerzos para hacer que dentro de un año, no nos esté dando miedo decir "Feliz año nuevo".
ResponderEliminarEsta tan descuadernada Colombia en estos días oscuros, que hasta las fiestas de fin y nuevo año, recalcando la de la Noche Buena, se traspapelaron. Que vergüenza, que tristeza y que incertidumbre, ¿Más? ¡Es imposible! Así es, tal cual.
ResponderEliminarOración por la Paz en Colombia (Para recitar todos los días)
ResponderEliminarEn el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Padre, Tú eres un océano de paz y nos regalas por medio de tu Hijo Jesucristo y por la acción del Espíritu Santo este don, y lo siembras en nuestro corazón por medio de la conversión y la reconciliación.
Tú nos confías la paz a nuestra responsabilidad, convirtiéndonos en artesanos de la paz, para construirla con “pasión, paciencia, experiencia y tesón”.
Tú quieres que nuestras familias sean escuelas de paz donde te escuchemos, acojamos y te sigamos mejor y, así germinen palabras y gestos de perdón, escucha, diálogo, ternura, amor y reconciliación. Que los niños y jóvenes se conviertan en protagonistas de un futuro de paz.
Acompáñanos en las responsabilidades que tenemos en nuestra vida social, política, económica, cultural y eclesial. Haz que difundamos el respeto por la vida, las personas y la creación; que seamos solidarios, fraternos, justos y trabajadores del bien común.
Acoge en tu casa a quienes murieron víctimas de la guerra fratricida, mueve el corazón de los actores violentos para que vuelvan a Ti y sean también ellos constructores comprometidos de la paz. Fortalece a las víctimas en su dignidad y otórgales valentía para ofrecer el perdón.
Que María Reina de la paz, nos ayude a desarmar el corazón, a vivir la justicia, el perdón, la reconciliación y la paz, para que nazca en Colombia la civilización del amor y no de la corrupción y el rencor que desembocan en caos, anarquía, destrucción, guerra y tristeza.
Que con tu preciosísima sangre, Divino Maestro y redentor del Universo, nos convirtamos y perdonemos a todos los que nos han hecho mal de diferentes modos. Que sin esto, nos podemos condenar en el infierno eterno. Que no basta buenas intenciones, sino, acciones amorosas en el Nombre tuyo.
Que María Santísima guie nuestros pasos al Paraíso Celestial, al que todos estamos llamados. Y, que San José nos ayude en cada jornada diaria, para que no nos falten ni los alimentos y ni las medicinas.
Que San Miguel arcángel, nos proteja contra todo vicio, mal, odio y desunión que siempre desembocan en la destrucción del alma y del cuerpo.
Que podamos imitar a los santos del cielo y que ellos sean un modelo para construir una patria y un mundo lleno de Paz, Justicia y nuevas relaciones. Repletas de comprensión, armonía y amor.
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.