Por Peloecaña
El excelente y objetivo columnista de
El Tiempo, Don Juan Lozano, en su artículo publicado en El Tiempo de hoy,
se refiere a la necesidad de conformar ya la coalición necesaria para afrontar
con éxito el próximo debate electoral que ha de elegir al reemplazo de Juan
Manuel Santos Calderón, en mala hora escogido para ser Presidente de Colombia y
que en, aplicación del adagio popular, nos recetaron:" a quien no le gusta el caldo se le dan dos tazas".
Debo apartarme en algo del contenido de la
columna de Don Juan, no sin antes dejar constancia de su coincidencia con mi
punto de vista: quien quiera ganar la Presidencia de la República ha de lograr
alianzas y coaliciones, porque no existe partido o movimiento alguno que tenga
los votos ni el prestigio necesarios para lograr la unción de candidato alguno,
que sea de su exclusiva representación.
Pero debo dejar expresa manifestación de mi
opinión distinta en cuanto a que hay que ir a una segunda ronda electoral, para
elegir presidente.
Permítanme hacer respetuosas glosas a la
importante opinión, plasmada en El Tiempo de hoy por tan ponderado
columnista, en su escrito publicado bajo el título: “Coaliciones para ganar en el 2018".
Con certero análisis habla Juan Lozano de
las distintas posibilidades que vislumbra de la conformación de coaliciones o
pactos preelectorales, para pretender la victoria presidencial de algunos
aspirantes.
La coalición Claudia López, Sergio Fajardo
y, de pronto, Jorge robledo. ¿Quienes renunciaran a favor de uno de los tres? ¡averígüelo
Vargas!
Las encuestas de hoy solo sirven para
satisfacer vanidades y para inflar egos. La realidad y el precedente
estadístico así lo demuestran.
Humberto de la Calle, Roy Barreras y Juan
Carlos Pinzón. ¡Qué falta de realismo político!
Petro y Clara López, la alianza de
los exalcaldes de Bogotá, que tienen a la capital tan postrada.
Pacto o coalición entre liberales y
conservadores para acceder a algunas curules en el Congreso. Esos colectivos ni
son liberales ni son conservadores, simplemente son filibusteros de los
partidos.
Nos queda el análisis del pasado, el
presente y el futuro de lo que yo he llamado insistentemente La Gran
Alianza por Colombia, que si el instinto de conservación
institucional y la afinidad ideológico existen, debe ser inevitable entre
militantes del verdadero Partido Conservador; del Centro Democrático; de los
verdaderos demócratas Liberales y, desde luego, de los colombianos sin
partido político, pero con concepción racional de la vida; de los
líderes espirituales de las Iglesias del judeocristianismo, que tienen claro que
la Teología de la Liberación no es más que un brazo del marxismo con sotana.
A esa Gran Alianza por Colombia han de
acudir las mujeres; los jóvenes; los trabajadores; los mayores; los
militares en retiro; los gremios de la producción y, en general, las gentes
pensantes de todo el país, no como rémora o recua de mulada, ni como manada
amorfa; siempre como seres humanos, titulares de los derechos humanos y de la
dignidad individual inherente al ser humano.
Pero el propósito de esa Alianza no ha de
ser la participación en una segunda vuelta electoral presidencial. ¡No, mil
veces no! Debemos triunfar de manera nítida e irrevocable en la primera
elección, de lo contrario nos veremos todos abocados al escamoteo de la Presidencia
y a la frustración y al aplazamiento indefinido de las soluciones democráticas
que Colombia reclama con urgencia impostergable.
¿Por qué la necesidad de un triunfo de la
Gran Alianza por Colombia, en la primera vuelta electoral?
Por muchas y potísimas razones:
Porque el régimen es experto en robarse
elecciones en segunda ronda.
Porque la guerrilla, de todas las pelambres
impondrá con la dialéctica de las armas su candidato presidencial.
Por el costo social de concurrir a un
segundo debate, en medio de la mayor polarización.
Por el costo económico de las campañas y
del proceso electoral repetido.
Piensen si las anteriores razones son
suficientes para tomar la decisión de definir la situación en una sola
elección.
A quienes coincidimos en la urgencia de
definir de una vez por todas el caos reinante y acabar con el statu quo,
nos espera la comunión entre todos los líderes de esta vertiente de opinión y
lanzar ya las campanas al vuelo, tocando a somatén, para que acudamos todos
a defender la patria y sus instituciones gravísimamente amenazadas.
Invito a los precandidatos existentes que
los aúna una causa común, que concierten una formula de escoger el favorecido
para representarnos a todos y que se comprometan a señalar un
procedimiento limpio y trasparente y a respetar el resultado de esa escogencia
y a recorrer el país con el candidato ungido, promoviendo su elección sin
ahorros ni restricciones, sin fatigas ni claudicaciones.
Ese candidato ha de contar con el respaldo
de una fuerza mayoritaria parlamentaria, que le permita abocar con éxito
todos los desaciertos de la Unidad Nacional que hoy deslegisla y que garantice la expedición de una nueva
Constitución Política, que sea carta de navegación a puerto seguro y que le
devuelva a la Justicia la majestad de la que nunca ha debido
despojarse y a la educación la esperanza de buenos y mejores
ciudadanos.
Desde ya propongo que los precandidatos que
no sean escogidos como opción presidencial integren las listas a Senado y Cámara,
que asumirán las reformas que todos reclamamos con ahínco.
Desde luego, es necesario asumir el
ejercicio de las administraciones regionales y locales.
Propósito nacional de la Gran Alianza por
Colombia: ganar la Presidencia de la República en la primera vuelta electoral.
Amigo pelo, totalmente de acuerdo. Solo que debemos estar alertas frente al voto electrónico smartmatic, al que el registrador Juanca Galindo defiende con Santos a capa y espada. Con ese sistema no importa nada. El farcsantismo castrochavista ganó por adelantado las elecciones.
ResponderEliminar