sábado, 29 de octubre de 2016





EL  SILENCIO

Por Peloecaña

La circunstancia de haber votado por las listas para Senado del Centro Democrático me da el derecho a pedir explicaciones a esa bancada parlamentaria del por qué de su voto para Procurador General de la Nación, por el candidato del Partido Liberal, Dr. Fernando Carrillo.

Esa fue una decisión que jamás se hizo pública; fue una opción que, por lo menos, no se nos notificó a los electores de ese grupo de Senadores, y hasta ahora ni el Dr. Álvaro Uribe Vélez, orientador y jefe indiscutible de esa bancada de congresistas, ni ninguno de ellos, ni uno de sus máximos voceros, como lo es el Dr. Fernando Londoño Hoyos, quien tampoco se dio por enterado de esa decisión, nos han dado razón ni chica ni grande del por qué de esos votos, a favor del candidato de la contraparte de los que votamos por el NO en el plebiscito.

La decisión conocida, después de consumada, a todos nos cayó por sorpresa, inclusive a los militantes de todos los partidos, los primeros, los correligionarios del régimen.

Han pasado ya varios días después de lo que algunos consideramos la puñalada marranera, y ésta es la hora en la que nadie se ha dignado explicarnos la razón de ser del exabrupto.

Todo ese silencio ignominioso nos deja en babia y nos coloca en el campo de las especulaciones, hasta el punto de llevarnos a buscar explicaciones descabelladas en las pinturas magistrales de Da Vinci y Dalí, y que son conocidas como La Última Cena.

No voy a glosar la designación del Procurador pensando en su insolvencia jurídica porque no se si es justificada o no; sencillamente no la conozco. Tampoco voy a cometer el abuso inaceptable de meterme en las entretelas de su privacidad.

Como el Dr. Carrillo es un viejo joven protagonista de la vida pública colombiana, lo puedo calificar por sus malas compañías también públicas y por ser un destacado epígono del régimen.

Si el Centro Democrático es la antítesis de lo que el Procurador elegido representa, no encuentro explicación válida para los votos de los senadores uribistas que por él sufragaron, por más que se diga que la política es dinámica. ¡MAMOLA!

Ante el silencio oprobioso de quienes nos deben explicaciones, permítanme traerles algunas citas referidas al silencio, por considerarlas pertinentes:

- "A veces el silencio es peor que la mentira". (Miguel de Unamuno).

-"Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala, es el silencio de la gente buena". (Mahatma Gandhi).

- "Nuestra generación no se habrá lamentado tanto de los crímenes de las personas malas, como del estremecedor silencio de los bondadosos".   (Martin Luther King).

- "Basta de silencios. Gritad con cien mil lenguas, porque por haber callado el mundo está podrido". (Santa Catalina de Siena).

"El silencio escuda y suele encubrir la falta de ingenio y torpeza de la lengua". (Fernando de Rojas).

"No hay nada más silencioso que un cañón cargado". (Herrich Heine).

- "La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio". (Marco Tulio Cicerón).

- "Hay pocas cosas tan ensordecedoras como el silencio". (Mario Benedetti).

- "El ruido depende del silencio del que procede. Cuanto más absoluto es éste, más escandaloso es aquel". (V. de Vendetta).


- "El que calla otorga". (Anónimo).

miércoles, 26 de octubre de 2016

"Los periódicos  que deberían ser los educadores del público son sus cortesanos, cuando no sus rameras". (Barbey D´Aurevilly)




SUPERPELIGROSO 
Por Peloecaña

La sabiduría popular ha vuelto norma de conducta prudente observar estas máximas, so pena de correr riesgos  de impredecibles consecuencias:

"Más peligroso que un bizco con un fusil".
"Mas peligroso que una aguja en un tamal".
"Más peligroso que un tiro en un oído".

Pero la experiencia y el diario acontecer nos obligan a concebir otros eventos de peligrosidad superior. 

¿Acaso no es más peligroso un comentador sesgado o un amanuense prepago, con columna periodística propia, que los tres episodios   anteriores juntos?

Como no se trata de hacer afirmaciones gratuitas, sino de ponerle sustento probatorio a mis decires, quiero citar casos puntuales:

La revista Semana tiene a su servicio, y les ruego tomar esta frase de manera literal, colaboradores permanentes, que escriben con el hígado, con la vesícula biliar, antes que con el cerebro.

Desde luego que a algunos hay que abonarles su pasable estilo literario y su buen manejo del idioma; a otros no tanto, pues se limitan a llenar cuartillas sin importarles la estética, el buen manejo de la pluma.

Daniel Coronel, María Jimena Duzán, Antonio Caballero, Daniel Samper Jr., Joaquín Robles  y Vladdo, entre otros, en vez de hacerle todos los días monumento a la enemistad, deberían preguntarse y contentarse, con sinceridad y certeza, cuál ha sido su aporte a la paz de Colombia.

Y el bosque frondoso de los medios de comunicación, en general, no se queda atrás en la peligrosidad de sus cronistas y opinadores, todos con cuota negativa a la realización  de la paz y la armonía social y, por el contrario, con saldo cuantiosísimo a la polarización y odio entre los colombianos.

Ahora que aparecen defensores a porrillo de la paz fementida, pretendida entre los paramilitares de las FARC y el resto del país, todos, sin excepción, sindican a los electores por el NO en el plebiscito de guerreristas, intransigentes y dilatorios y le dan presunción de derecho, es decir que no admite prueba en contrario al gobierno y a la insurgencia de total buena fe y de certidumbre de las cláusulas pactadas en La Habana, acto jurídico de voluntades al que se llegó sin acuerdo, sino impuesto por el estilo  omnímodo de la guerrilla.

Entonces, según esos peligrosos opinadores sesgados y fletados, el triunfo del NO es inocuo, no produce efectos jurídicos y el gobierno está obligado, con el respaldo de la Constitución y la ley, a transferirle al 83% de los colombianos que no se manifestaron a favor del SI, la imposición de las FARC que el régimen aceptó timorato y cobarde.

Según los igualmente peligrosos panfletarios hay que apurarle a poner en vigencia la claudicación y el armisticio impuesto por los violadores de todo el derecho internacional humanitario a las mayorías triunfantes, que no coincidieron con el gobierno Santos, porque ya el tiempo se ha agotado. Más de seis años le dan la razón a los derrotados, porque la norma de oro de la democracia, a partir de ahora, es el régimen de minorías.


¡Ni tanto deshonor, ni tanta indignidad!

viernes, 21 de octubre de 2016





TODO  CAMBIA

Por  Peloecaña

Hasta hoy la columna vertebral del sistema democrático, tan cacareado y vilipendiado, era el Régimen de Mayorías que otros han dado en anunciarlo y enunciarlo como "La Regla de Oro de la Democracia".

Pues bien, resulta que eso ya dejó de ser cierto; la Regla de Oro del Sistema Democrático es el régimen de minorías, y todos los días los sucesos acaecidos se empeñan en demostrarlo.

Por ejemplo, la nítida y notoria mayoría de la composición del Congreso de Venezuela, conformada por los grupos de oposición de esa Rama del Poder Público, la Legislativa, ya no legisla ni toma decisiones dentro de la institucionalidad consagrada en la Constitución chavista.

Las decisiones válidas para el régimen son las de la minoría oficialista, que ha encontrado en la interpretación torticera y aplicación infame del mandato constitucional, su tabla de salvación, en la Rama Jurisdiccional, verdadera meretriz al servicio del Ejecutivo que detenta nuestro vergonzante connacional, el presidente Maduro. 

Y como el régimen colombiano y el de Venezuela son siameses, que comparten el mismo aparato digestivo y la misma ausencia cerebral y el mismo líquido amniótico, se nutren los dos del mismo bebedizo, la doctrina marxista. 

Así las cosas, el gobierno Santos, que también se sabe dueño de la Corte Constitucional, mientras se demuestre lo contrario, pretende utilizarla para que, mediante sentencia judicial, se institucionalice que las decisiones populares válidas y obligantes son las que arrojan un resultado matemático minoritario, para aplicar la teoría del imposible metafísico que consagre que nueve es menor que ocho, en términos absolutos.

Es decir, que los guarismos aritméticos arrojados por la suma de los votos obtenidos por el NO, 6.431.376 y por el SI, 6.377.482, significan que gano el SI, por  la nueva teoría de las minorías triunfantes.

Hasta hace poco, el Derecho Penal era de la órbita del Derecho Público, junto con el Derecho Constitucional, el Derecho Administrativo y el Derecho Procesal; pero como todo cambia, ahora el Derecho Penal ya no es tan público, y resulta ser más privado, porque antes tutelaba los derechos de la sociedad y hoy tutela los derechos del individuo; antes, el bien jurídico tutelado era el derecho social como expresión de la colectividad, hoy el bien jurídico tutelado es el particular, gajes de la evolución.

Ahora, los derechos de las personas heterosexuales, hasta ahora notoria mayoría, deben periclitar ante los derechos de las minorías homosexuales, a pesar de ser, los de los más y los de los  menos, igualmente respetables.

Ahora, los derechos de las comunidades diferentes no pueden ser sometidos al escrutinio popular porque esas personas, con razón, reconocen su condición minoritaria y, desde luego, no deben ser sojuzgados por las mayorías equivocadas.

Por eso las propuestas de la ideología de la igualdad de género.

Como todo cambia, ahora la verdad de la Iglesia no está en el Evangelio, sino en la prédica de los supérstites de la Teología de la Liberación.

Igual debe suceder con los procesos electorales, que se cumplen para designar los titulares  de los cargos de representación  popular, los cuales, según la novísima teoría democrática, deben recaer en quienes obtengan el menos número de sufragios válidos escrutados.

Solo así se exaltará la voluntad minoritaria popular y se podrá hacer realidad el cumplimiento de la permanencia en el poder de las élites, siempre minoritarias y singulares.

A partir de la nueva democracia, el apartheid volverá a tener vigencia y las luchas minoritarias revolucionarias de la insurgencia tendrán pleno vigor, porque los insurgentes estarán siempre respaldados  por  la razón de ser los auténticos voceros de las minorías selectas.

Solo así se patentizarán las aspiraciones de los menos de 10.000 guerrilleros de todas las pelambres que en Colombia son frente a mas de 48 millones de colombianos equivocados, que no delinquen ni atentan contra la institucionalidad y la juridicidad.

Esa es la razón del presidente Santos y su gobierno, de las altas cortes que nos sojuzgan y apabullan; del congreso que, por excepción y según sus conveniencias,  aún sigue ejerciendo el sistema de mayorías cuando, si fueran coherentes con lo que predican, quienes deben expedir las leyes y las reformas constitucionales y tributarias han ser las bancadas minoritarias del Centro Democrático.  


jueves, 20 de octubre de 2016



EL  PASTORCITO  MENTIROSO

Por Peloecaña

La tradición popular le atribuye a Esopo, fabulista griego, la autoría del cuento de El Pastorcito Mentiroso y, como en toda fábula, la narración debe dejar un mensaje didáctico, una enseñanza.

El pastorcito del cuento, de tanto engañar a sus vecinos anunciando falsamente la llegada del lobo depredador de sus ovejas, logró perder su credibilidad; a tal punto la perdió que cuando el lobo llegó de verdad, nadie llegó a auxiliarlo y la fiera no dejó títere con cabeza.

Pero como el hombre es el único animal que se tropieza varias veces en la misma piedra del camino y omite arrancarla, por no caer en el hueco que extraerla deja, sigue cayendo.

Eso le está pasando a quienes creen en las mentiras de las FARC y en las de su vocero oficial y oficioso, el presidente Santos de primero.

Los dos, mentirosos consuetudinarios, irredentos e impenitentes, a quienes hace décadas no les queda nada de credibilidad, siguen encontrando crédulos, a pesar de los reiterados engaños y burlas, y todos esos creyentes, motivados por el espejismo de una paz inexistente, por la falta de voluntad de los generadores de violencia en todas sus manifestaciones, especies y tipos, para de verdad tranquilizar y sosegar los espíritus y las almas de esta patria amada, martirizada hasta el infinito.

Juan Manuel Santos Calderón escogió el hobby de jugador de póquer, en cuya práctica se siente tan a gusto, porque nunca ha dudado  que ese ejercicio adictivo es la droga que sacia sus instintos de tahúr, en la medida en que se basa en hacer trampas, decir mentiras y engañar y timar a todos lo que se atrevan a compartir mesa con él, y que le permite gozar y disfrutar de los placeres bajos de la drogadicción. Ese es su hábitat, su bronx.

Repasar su vida familiar, ancestral, es la demostración de una simiente de traiciones y engaños y desengaños. Basta con leer El TIO, de Félix Marín, y ahí encontramos el episodio  oscuro y repugnante, urdido por uno de los herederos del magnate periodístico y expresidente liberal, para sacar del testamento del tío al sobrino y padre de Juan Manuel, por su propio hermano, el padre del exvicepresidente del Dr. Uribe.

Todos quienes han tenido el peligro de ser sus próximos han sido traicionados, sin excepción, que confirme esa conducta; por tanto, su credibilidad no existe, como tampoco existen los acuerdos de La Habana, después del resultado del plebiscito del 2 de octubre de 2016.

Y los paramilitares de las FARC también  padecen  del  mismo mal, carecen del más mínimo átomo de credibilidad, gracias a  su propia voluntad y conducta, porque han demostrado con creces que la paz de Colombia no cabe en sus corazones, no es admitida en sus procederes y porque son alérgicos a la verdad, alérgicos crónicos a la verdad.

Todos los presidentes de Colombia que han intentado ponerle fin a la acción guerrillera, a través del diálogo y la negociación, han sido víctimas de la mentira como medio de lucha de la insurgencia, para acceder a todo el poder, pues como nunca han dejado de sostenerlo y practicarlo, todos absolutamente todos los instrumentos para lograr la hegemonía comunista se valen, porque para las FARC y sus conmilitones, el fin justifica los medios.

Con Santos no tiene por qué haber excepciones, máxime cuando los dos beben de la misma fuente ideológica, el marxismo; así se llama el cordón umbilical que los une. 

Por eso, respetuosos admiramos las intenciones de diálogo de los doctores Pastrana, Uribe, Ordóñez, Martha Lucía Ramírez y demás líderes de la bien lograda victoria en el plebiscito del 2 de octubre; pero como los hechos son tozudos, nos resistimos a creer en la buena fe de su contraparte, el gobierno y la guerrilla, orquestada por todos sus áulicos de la mesa de la unidad, las altas cortes y el periodismo fletado y prepago.

Lo imprescindible por ahora y lo fundamental para Colombia, es darle forma inmediata a una gran coalición que tenga los arrestos y los votos suficientes, para deponer tan nefanda tenaza, FARC- gobierno corrupto de Santos y sus correligionarios.

Cada día que aplacemos esta decisión estamos festinando el futuro inmediato de Colombia. De eso quedan notificados las doctoras Marta Lucía Ramírez, Paloma Valencia, María Fernanda Cabal y todo ese selectísimo grupo de mujeres patrióticas que viven y sienten la Patria como algo que llevan en sus entrañas.

La misma notificación va para los doctores Álvaro Uribe, Andrés Pastrana, Alejandro Ordóñez, Fernando Londoño, Jaime Castro, Plinio Apuleyo Mendoza, Juan Lozano,  Carlos Holguín, Mariano Ospina, Enrique Gómez, igual para los Generales Harold Bedoya y demás integrantes patriotas de ACORE, para el Coronel Plazas Vega y para todos los hombres libres de la tierra del café y para la juventud que no quiera llevar el hierro en el cuello, por pesado y humillante.

La cuota inicial, la primera victoria del triunfo final se cumplió el 2 de octubre de 2016.