POR RESPETO Y ADMIRACIÓN AL DOCTOR FERNANDO LONDOÑO HOYOS
Por Peloecaña
No puedo pasar de agache,
como ferviente y asiduo oyente y contertulio del programa radial La hora de la
Verdad, que dirige el Dr. Fernando Londoño Hoyos, ante los
sistemáticos, acerbos e injustos conceptos con los que un día si y
otro también, el notabilísimo y valiente comunicador se refiere a personajes de
reconocida prestancia de la vida nacional.
Es de Perogrullo que el Dr. Londoño ha demostrado un valor civil y
moral a toda prueba, que su humanismo me produce envidia de la buena, que
su sapiencia sólida y maciza está muy por encima de la del común de los
mortales, y que defiende con razón el derecho que todos tenemos a vivir en una
patria grande, respetada, respetable y digna.
Todo esto no puede concitar sino a la solidaridad y respeto hacia
él. Pero la solidaridad y el respeto para que sean positivamente
valorados no deben ser irracionales ni estar sustentados ni basados en la
incondicionalidad y el asentimiento ciegos; por el contrario, es
obligación ética del adherente convencido, observar las equivocaciones y
dislates del líder, cuando éste se equivoca, y hacérselas notar.
Según Sigmund Freud, "uno puede
defenderse de los ataques, contra el elogio está indefenso".
¡Cuanta razón le asiste al sabio padre del psicoanálisis.
Las declaraciones de amor y complacencia a veces son flor de un día; hoy
son y mañana no aparecen. El disenso oportuno y cierto fortalece la amistad y
enriquece la identidad intelectual.
Dijo el Libertador Simón Bolívar: "Cree
más en el honor que en la pasión" y a ese prohombre también se le
atribuye esta frase: "Nadie puede
hablar de si sin dejar un poco de su mérito".
Todo este exordio para dejar sentada y en firme la razón de mi
opinión.
No conozco personalmente, ni he visto en mi vida al Dr. Enrique Peñalosa
Londoño; nunca he sido su elector, por la sencillísima razón
de que nunca he votado en Bogotá.
Pero esas circunstancias no me privan de poder valorar
objetivamente la bondad de sus mandatos como Alcalde de la capital de mi
país y de mi Departamento.
Los ataques del Dr. Londoño al Dr. Peñalosa tienen la misma validez
que la motivación que tuvo la entonces senadora Piedad Córdoba
cuando lo citó al Congreso, para cuestionar su conducta y, por eso y sólo
por eso, el Ministro citado demostró su solvencia moral y
su sabiduría inmensa cuando ignoró de plano a la citante. La redujo a
su exacta magnitud y dimensión y dejó al descubierto el enanismo moral de
la parlamentaria del turbante.
Pretender glosar la decisión del alcalde Peñalosa cuando tomó la
medida de mandar construir los bolardos y ubicarlos donde los ubicaron
es una mera y absoluta necedad, pues no tuvo sino un objetivo,
recuperar para los peatones el derecho a caminar por los andenes, que
había sido conculcado por los automovilistas que tomaron las aceras, como sus
sitios de parqueo.
Y es más incomprensible todavía afirmar con tanta injusticia que Enrique
Peñalosa es el culpable de la proliferación de las ollas del microtráfico, por
haber tomado la valerosa decisión de acabar con el bronx.
No me atrevo a imaginar cuanto garrote hubiera recibido el alcalde
bogotano, en La Hora de la verdad, si hubiera sido indiferente ante la
existencia dolorosa de tan gravísimo y criminal problema, con seguridad ya lo
hubiera tumbado.
Todos tenemos la libertad de escoger los espectáculos públicos que nos
gustan menos el alcalde Peñalosa, por decir que el espectáculo taurino no es de
sus afectos, entonces el Dr. Londoño lo sindica de ser el instigador de las
agresiones a los que asistieron a la última corrida en la plaza de toros
de Bogotá.
Esa sindicación es injusta y criminal, y el maestro de Derecho
lo sabe.
La otra víctima reiterada es el ingeniero Mario Huertas Cote, propietario
de una de las más grandes compañías constructoras de obras públicas
en Colombia y con reconocida solvencia profesional y moral en la
ejecución de sus contratos.
A él sí lo conozco personalmente y se de su valía particular y de su
aquilatada capacidad profesional y de la seriedad de su empresa constructora;
por eso lo defiendo, no de manera oficiosa, porque él se defiende solo.
Su crimen de lesa patria es haber aportado dinero a las dos campañas
de Juan Manuel Santos, pero como Mario Huertas no es un aparecido en la
ingeniería de este país, por el contrario, su participación en el desarrollo
de la infraestructura nacional es añejo, entonces el Dr. Londoño está en
la obligación de averiguar a cuánto ascendió el valor de los aportes que
Mario Huertas hizo a las dos campañas que llevaron al Dr. Álvaro
Uribe Vélez a la Presidencia de la República y procurar su devolución, para que
su indignación tenga algo de validez.
Doctor Londoño, ¿no sería mejor que redactara un proyecto de ley que
prohíba toda clase de aportes de los contratistas con el Estado a las campañas
electorales desde concejales, hasta el presidente de la república y que,
además, consagre la presencia de dichos aportes como inhabilidad
insalvable para contratar con las entidades públicas, y que la bancada del
Centro Democrático lo presente a consideración del congreso?
Doctor Londoño, porque lo admiro y respeto de verdad es por lo
que cuestiono su conducta en estos dos casos concretos. La grandeza de su bien
ganado prestigio no puede ser dilapidada y festinada por la pasión propia de su
personalidad admirable. Usted está llamado para grandes destinos y es
irresponsable y egoísta de su parte privarnos de la oportunidad de verlo
y llevarlo al lugar que se merece.
No le de oportunidad fácil a sus detractores, que no son pocos, para probar
el banquete de su genialidad y su hombría de bien.
Maestro Peloecaña, mi admiración y agradecimiento por lo que usted escribe crece con este comentario sobre el irracional odio del Gran Fernando Londoño contra el doctor Enrique Peñalosa. Siga escribiendo, Maestro y, Tk's!
ResponderEliminarHay algo o mucho de inquina de FLH contra Peñalosa; recuerde estimado Pelo,que en la anterior campaña,el periodista ofició de jefe de campaña radial a favor de los tres candidatosmGalán,Luna y Parody,con grandes elogios y venturosos halagos para que persistan en sus aspiraciones,que terminaron con esa aspiración y nos entronizaron a PETRO,que subió por un camino florido.Aunque también admiro al Dr Londoño,por múltiples razones,en esa ocasión le escribí diciéndole que había sido un Kerensky criollo.
ResponderEliminarCompltamente de acuerdo, peñalosa es un gran alcalde y es la esperanza que tiene Bogota para salir de la miseria en que la sumio el Polo destructor de la capital
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