jueves, 27 de julio de 2017




EL CANDIDATO PRESIDENCIAL DEL CENTRO    DEMOCRÁTICO

Por Peloecaña

Lo ideal es hablar del  candidato de la Gran Alianza por Colombia y no candidato del Centro Democrático; esa presentación es excluyente. Razón tiene el director de LA HORA DE LA VERDAD cuando en el programa de hoy acotaba que la candidatura por firmas del doctor Alejandro Ordóñez Maldonado, en teoría, es una aventura incierta, y también acierta cuando, en términos similares, se refiere a las aspiraciones de la doctora Martha Lucía Ramírez, como opción exclusiva del Partido Conservador.

No es menos verdad afirmar, de manera sobradora, que sobre el Partido del doctor Uribe reposa la verdad revelada, fuera de la cual no hay salvación. Pretender eso es igual a sostener  que sobre esa colectividad ha descendido en forma de lenguas de fuego el Espíritu Santo y que a sus militantes les llegó la sabiduría política de lo alto.

Tampoco podemos acoger como dogma de fe la publicidad que reza: "Yo voto por el que diga Uribe". 

Atina el   sector de la opinión que ve en el expresidente Uribe un adalid de la democracia y un luchador esforzado, inteligente, probo y valiente, pero aceptar la renuncia a tener sus propios puntos de vista es,  ni más ni menos, que la emasculación de muchos; es asumir la situación fácil de evadir  compromisos, que impliquen la exclusión de la responsabilidad colectiva, para poder tener la opción de encontrar a quien echarle la culpa, una vez más, como en el caso de Juan Manuel Santos. 

Es igual  de válido a darles la razón a tantos pontífices, que  afirman que los partidos de fútbol los ganan los jugadores y los pierden los técnicos. Mentira, simple y pura mentira.

No debemos delegar en otros el ejercicio a la toma de decisiones; es necesario aceptar el liderazgo de los verdaderos orientadores de la política sin renunciar a nuestra propia capacidad de análisis.

Si la candidatura sugerida está  fundamentada en razones válidas y convenientes al interés nacional, es nuestro deber acogerla, respaldarla sin reatos ni ambages y luchar denodadamente por su triunfo; pero si es nacida de sentimientos de animadversión o afectos gratuitos y subjetivos, es nuestro deber disentir franca y respetuosamente.

En la realidad, la dificultad radica en el número considerable de precandidatos buenos que ostenta el más sólido partido de oposición, el Centro Democrático.

Pero esos aspirantes no han sido una manufactura que fue producida en serie, del mismo diseño, de los mismos pluses y de la misma calidad comercial. ¡No! son todos seres humanos distintos, dueños cada uno de su talante  y personalidad, capacidad intelectual y carisma, don de gentes; en esos valores radica nuestra posibilidad de escoger. 

Participando en la tertulia de LA HORA DE LA VERDAD,  todos los días, es evidente la variedad de tendencias y preferencias; lo que necesitamos es conciliar esa gama de gustos en una sola persona.

No hay duda de que los voceros del pensamiento uribista, empezando por el propio doctor Uribe, quisieran ser los privilegiados  señalados con el dedo como el beneficiario de sus afectos. Lo esencial es que se logre el consenso que permita el triunfo en la primera vuelta. No debe ser propósito la escogencia de un candidato, para que se enfrente en una segunda ronda con el candidato del eje Farc-Santos. 

Por eso la necesidad, cuya satisfacción que no admite alternativa ni dilema, de lograr un acuerdo generoso, racional y garantía de triunfo, entre todos los oponentes democráticos al régimen, sin concesiones ideológicas ni caballos de troya.

Definido el candidato triunfador, hay que escoger a los mejores colombianos, con solvencia moral e intelectual igual a la exigida para la opción presidencial, para que lo acompañen al Congreso, para así volver trizas, sí señor, volver trizas la fementida paz de Santos. 

Antes de sentarse a conformar el consenso, hay que lograr el compromiso firme, cierto e ineludible, asumido por quienes no obtengan la designación y por sus amigos, promotores, padrinos y simpatizantes, de rodear al escogido, sin  condiciones ni reservas.


Dios quiera que nuestras expectativas sean colmadas a plenitud.

2 comentarios:

  1. "Antes de sentarse a conformar el consenso, hay que lograr el compromiso firme, cierto e ineludible, asumido por quienes obtengan la designación y por sus amigos, promotores, padrinos y simpatizantes, de rodear al escogido, sin condiciones ni reservas." 100% de acuerdo con el Maestro Peloecaña!

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  2. hoy en Pasto hemos asistido a la presentación de los precandidatos de Uribe,unos mejor que otr@s.A mi me gustó mucho Nieto Loaiza,se ve que ha estudiado el país y sus problemas espacialmente agrarios;tiene talante y conocimientos.
    Pero admirado PELOECAÑA,si se pretende una coalición o unión estrtégica como es que se descarta a la principal aliada como es Marta Lucía Ramirez,que aportó en las peores condiciones de persecución 2 millones de votos.Si queremos ganar en primera vuelta MLR debe figurar en la dupla; de otra forma iremos a segunda vuelta y es peligroso perder.

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