EL CANDIDATO PRESIDENCIAL DEL CENTRO DEMOCRÁTICO
Por Peloecaña
Lo ideal es hablar del candidato
de la Gran Alianza por Colombia y no candidato del
Centro Democrático; esa presentación es excluyente. Razón tiene el
director de LA HORA DE LA VERDAD cuando en el programa de hoy acotaba que la
candidatura por firmas del doctor Alejandro
Ordóñez Maldonado, en teoría, es una aventura incierta, y también
acierta cuando, en términos similares, se refiere a las aspiraciones de la
doctora Martha Lucía Ramírez, como opción exclusiva del Partido Conservador.
No es menos verdad afirmar, de manera
sobradora, que sobre el Partido del doctor Uribe reposa la verdad revelada,
fuera de la cual no hay salvación. Pretender eso es igual a sostener que
sobre esa colectividad ha descendido en forma de lenguas de fuego el Espíritu
Santo y que a sus militantes les llegó la sabiduría política de lo
alto.
Tampoco podemos acoger como dogma de fe la
publicidad que reza: "Yo voto por el que diga Uribe".
Atina el sector de la opinión que ve
en el expresidente Uribe un adalid de la democracia y un luchador
esforzado, inteligente, probo y valiente, pero aceptar la renuncia
a tener sus propios puntos de vista es, ni más ni menos, que la emasculación
de muchos; es asumir la situación fácil de evadir compromisos, que
impliquen la exclusión de la responsabilidad colectiva, para poder
tener la opción de encontrar a quien echarle la culpa, una vez más, como en el
caso de Juan Manuel Santos.
Es igual de válido a darles la razón
a tantos pontífices, que afirman que los partidos de fútbol los
ganan los jugadores y los pierden los técnicos. Mentira, simple y pura
mentira.
No debemos delegar en otros el ejercicio a
la toma de decisiones; es necesario aceptar el liderazgo de los
verdaderos orientadores de la política sin renunciar a nuestra propia
capacidad de análisis.
Si la candidatura sugerida está
fundamentada en razones válidas y convenientes al interés nacional, es
nuestro deber acogerla, respaldarla sin reatos ni ambages y luchar denodadamente
por su triunfo; pero si es nacida de sentimientos de animadversión o afectos
gratuitos y subjetivos, es nuestro deber disentir franca y respetuosamente.
En la realidad, la dificultad radica en el
número considerable de precandidatos buenos que ostenta el más sólido
partido de oposición, el Centro Democrático.
Pero esos aspirantes no han sido una
manufactura que fue producida en serie, del mismo diseño, de los mismos pluses y
de la misma calidad comercial. ¡No! son todos seres humanos distintos, dueños
cada uno de su talante y personalidad, capacidad intelectual y
carisma, don de gentes; en esos valores radica nuestra posibilidad de escoger.
Participando en la tertulia de LA HORA DE
LA VERDAD, todos los días, es evidente
la variedad de tendencias y preferencias; lo que necesitamos es conciliar esa
gama de gustos en una sola persona.
No hay duda de que los voceros del
pensamiento uribista, empezando por el propio doctor Uribe, quisieran ser los
privilegiados señalados con el dedo como el beneficiario de sus
afectos. Lo esencial es que se logre el consenso que permita el triunfo en la
primera vuelta. No debe ser propósito la escogencia de un candidato, para que
se enfrente en una segunda ronda con el candidato del eje Farc-Santos.
Por eso la necesidad, cuya
satisfacción que no admite alternativa ni dilema, de lograr un acuerdo
generoso, racional y garantía de triunfo, entre todos los oponentes
democráticos al régimen, sin concesiones ideológicas ni caballos de troya.
Definido el candidato triunfador, hay que
escoger a los mejores colombianos, con solvencia moral e intelectual igual a
la exigida para la opción presidencial, para que lo acompañen al Congreso,
para así volver trizas, sí señor, volver trizas la fementida paz de
Santos.
Antes de sentarse a conformar el consenso,
hay que lograr el compromiso firme, cierto e ineludible, asumido por quienes no
obtengan la designación y por sus amigos, promotores, padrinos y simpatizantes,
de rodear al escogido, sin condiciones ni reservas.
Dios quiera que nuestras expectativas sean
colmadas a plenitud.
"Antes de sentarse a conformar el consenso, hay que lograr el compromiso firme, cierto e ineludible, asumido por quienes obtengan la designación y por sus amigos, promotores, padrinos y simpatizantes, de rodear al escogido, sin condiciones ni reservas." 100% de acuerdo con el Maestro Peloecaña!
ResponderEliminarhoy en Pasto hemos asistido a la presentación de los precandidatos de Uribe,unos mejor que otr@s.A mi me gustó mucho Nieto Loaiza,se ve que ha estudiado el país y sus problemas espacialmente agrarios;tiene talante y conocimientos.
ResponderEliminarPero admirado PELOECAÑA,si se pretende una coalición o unión estrtégica como es que se descarta a la principal aliada como es Marta Lucía Ramirez,que aportó en las peores condiciones de persecución 2 millones de votos.Si queremos ganar en primera vuelta MLR debe figurar en la dupla; de otra forma iremos a segunda vuelta y es peligroso perder.