¿EL
CENTRO DEMOCRATICO CAMPO DE PARACAIDISMO?
Por Peloecaña
Ante la avalancha anunciada de militantes del Partido de la U y del Partido
Conservador hacia las toldas del Centro Democrático, quiero dejar constancia de
mi punto de vista al respecto.
Por la calidad personal de los mutantes, hay motivos suficientes para
pensar que, si la versión es cierta, podemos encontrarnos ante un fenómeno de
infiltración, cuya táctica está plasmada secularmente con la narración
episódica de la Guerra de Troya, primero por Homero en la Odisea y, más tarde,
por Virgilio en la Eneida.
Los amigos del régimen, convencidos de la fortaleza moral y política del
Centro Democrático, tienen como objetivo primordial derrotarlo a como de lugar
y al precio que sea.
Lo han sitiado durante más de 9 años, el mismo tiempo que duró el
asedio de los griegos a la fortaleza troyana, y como sus intentos han sido
infructíferos ahora son partidarios de repetir la astucia de los atenienses,
infiltrando al Partido que cuenta con más seguidores y militantes y,
una vez lograda su felonía, derrotarlo desde adentro.
Están ahora anunciando los sitiadores que acudirán humildes y con el rabo
entre las piernas, a apostatar de sus partidos ante el sumo sacerdote
del Centro Democrático, el doctor Álvaro Uribe Vélez, para recibir su unción y
ser consagrados nuevos caballeros de la agrupación política de la que
tanto han denostado.
El doctor Uribe con su generosidad. a veces rayana en ingenuidad, anuncia
la posibilidad de alianzas del Centro Democrático con integrantes de la mal
llamada "izquierda democrática". Respetuosamente me permito
replicarle, evocando a Jorge Eliécer Gaitán, "mamola”, doctor Uribe.
Si alguno de los miembros del Partido de la U o del conservatismo
enmermelado promete hacer votos de
pobreza, castidad y obediencia, para ser recibido en la Gran Alianza por
Colombia, yo le exigiría, para ser aceptado en ella, asumir el compromiso
solemnísimo, suscrito ante el depositario de la fe pública, con testigos de la
más connotada solvencia personal, por ejemplo de la talla de los doctores
Laureano Gómez Castro y Alberto Lleras Camargo, si son actualmente
parlamentarios adeptos y adictos al régimen imperante: 1º- Presentar y aprobar
con su voto la revocatoria de todas la leyes expedidas en el Congreso, del
que hasta hoy han formado parte, nacidas de los acuerdos de La Habana; y 2º-
Suscribir ante la Registraduría Nacional del Estado Civil compromiso de no
aspirar, en lo sucesivo y hasta el fin de sus días, a ningún cargo de elección
popular o de servidor público en el Estado Colombiano. Tal compromiso
deberá ser avalado por una garantía de cumplimiento, otorgada por una
compañía aseguradora o entidad bancaria, a favor de la Fiscalía General de la
Nación, por un valor mínimo de 10.000 salarios mínimos mensuales, vigentes al
momento del incumplimiento del compromiso asumido.
Los doctores Andrés Pastrana Arango y Álvaro Uribe Vélez y los
compromisarios por los dos escogidos no pueden estar pensando, ni por chiste,
en tamaño despropósito; esto sería practicar el aborto de la criatura por
nacer.
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