sábado, 19 de diciembre de 2020




 FELIZ NAVIDAD Y BUEN 2021 PARA TODOS

 

 

Por Peloecaña

 

En primerísimo lugar gracias a Dios, por todo lo que nos deparó en el 2020; gracias a El por habernos protegido de la pandemia; por permitirnos vivir un año más; por dejar en nuestras manos y en nuestra capacidad de decisión, la opción de seguir siendo una democracia llena de falencias y sobresaltos, pero, en fin, democracia.

 

"Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad".

 

A quienes no aceptan la existencia de Dios, gracias por negarlo; pero también por creer en El, porque no es posible la negación de lo inexistente.

 

Somos los colombianos todos, sin excepción, quienes tenemos la oportunidad única y feliz de confirmar nuestra tradición republicana y de mejorar, considerablemente, nuestro régimen para seguir, paso a paso, el camino del mejor estar colectivo, a pesar de tanta depredación, tanta corrupción y tanto egoísmo.

 

En nuestras manos está mantenernos en la indiferencia inaceptable, dejando en la voluntad ajena la suerte de todos. 

 

A los que nunca hemos renunciado a nuestro sagrado derecho a decidir nuestro propio destino, nos corresponde dilucidar el dilema: democracia real y formal, o abolición total de los conceptos patria, libertad dentro del orden, y estado totalitario y dictatorial.

 

Tenemos el ejemplo dentro y fuera de Colombia, en nuestra frontera más larga y prolongada.

 

Feliz Navidad y venturoso 2021, para Marielena, sin cuyo concurso, Desiderata no existiera.

 

Feliz Navidad y mis mejores deseos para que, absolutamente todos, sin excepción, mis lectores, en el próximo año tengan paz, salud y bienestar, sobre todo espiritual.

 

Que ojalá atinemos en la escogencia de quienes nos han de gobernar, de quienes asuman la facultad de legislar, y que la justicia vuelva por sus fueros, que se despolitice, y que encarne siempre la majestad del Estado, ejercida siempre por jueces sabios y probos, y que sea pronta y cumplida.

 

 

martes, 24 de noviembre de 2020

 



LA CONVENCIÓN CONSERVADORA

 

Por Peloecaña

 

Se celebró el último fin de semana la Convención Nacional de mi Partido Conservador, atípica por muchas circunstancias.

 

Atípica por su extemporaneidad; atípica por ser virtual; atípica por la participación en ella de los más altos funcionarios públicos, el Presidente y la Vicepresidente de la República, presuntamente  impedidos de participar en esa clase de eventos; atípica por la participación de dizque conservadores notabilísimos colaboradores en el gobierno anticonservador de Juan Manuel Santos que, con su presencia activa en ese mandato, avalaron los diálogos de La Habana, rechazados por la voluntad popular mayoritaria, el 2 de octubre de 2016.

 

Que yo sepa, a las convenciones del Partido Liberal jamás asistieron los presidentes conservadores y tampoco sabía que el doctor Iván Duque Márquez hubiera sido, alguna vez, militante del Partido de Caro y Ospina; por el contrario, su trayectoria política había sido signada por su raigambre liberal, ya que su señor padre fue un liberal epónimo y bien reconocido, y su triunfo electoral en las elecciones presidenciales contó con  los votos de muchos conservadores, gracias al respaldo institucional de nosotros, los copartidarios del doctor Andrés Pastrana Arango.

 

 

Pero fuera de esas atipicidadades, también hubo sucesos  afortunados,  como la  presencia del expresidente Andrés Pastrana Arango y, sin duda, la importancia de su discurso que lo coloca en la cima del Partido y le da  los merecimientos y alamares necesarios, para ser proclamado como jefe único de mi partido glorioso, mi partido azul Conservador.

 

Vale la pena recordar que, no hace muchos años, algunos departamentos colombianos fueron bastiones inexpugnables del Partido Conservador, como Antioquia, Boyacá, Caldas, Cundinamarca, La Guajira, Huila, Meta, Nariño, Norte de Santander y muy repartida la militancia en el Cauca, la Costa Atlántica, Risaralda, Santander,  Tolima, Valle del Cauca y los otrora territorios nacionales.

 

Y ahí está para la historia la obra de los más importantes gobernantes que haya tenido la patria colombiana, cuyos hitos jamás serán superados.

 

La Constitución de 1886, propugnada por Rafael Núñez y redactada y concebida por Miguel Antonio Caro.

 

La labor benemérita del General Rafael Reyes. 

 

La fecunda presidencia de Marco Fidel Suárez, cuya renuncia dejó inconclusa. 

 

La gestión inmensa del General Pedro Nel Ospina que, con la presencia de la Misión Kemmerer, se tradujo en la instauración del Banco de la República, el Ministerio de Hacienda, la Contraloría General de la República y, en el campo de la infraestructura nacional, obras públicas de transcendencia general.

 

La huella imperecedera que dejó en la estabilidad de las relaciones con la Iglesia, el Presidente José Vicente Concha F.

 

La labor inconmensurable realizada por el expresidente Mariano Ospina Pérez, quien tuvo que padecer la mas cerrera oposición liberal, después del 9 de abril de 1948 y quien, además, dejó para la historia un número de ejecutorias imposibles de superar: Ecopetrol, la Caja Agraria, el Instituto Colombiano de los Seguros sociales, Acerías Paz del Río, la Federación Nacional de Cafeteros, la Sociedad de Agricultores de Colombia, el Inscredial y el Código Sustantivo del Trabajo,  entre otras.

 

Y qué no decir del legado del presidente Laureano Gómez Castro,  el más grande aporte a la paz entre los colombianos: El Frente Nacional, realidad tangible, liderada por él y el expresidente liberal Alberto Lleras Camargo.

 

Y la labor excelente del presidente de la paz, doctor Guillermo León Valencia.

 

Y la gestión admirable del Presidente Misael Pastrana Borrero, como la traída al país del plan Currie, y la institucionalización de las Unidades de Poder Adquisitivo Constante, UPAC, que le permitieron a centenares de miles de familias colombianas acceder a una vivienda digna y barata, y que Ernesto Samper sepultó con las reformas que le hizo al sistema.

 

Y la gestión presidencial de Andrés Pastrana Arango que, con el Plan Colombia, logró la reivindicación moral y física del estamento militar colombiano y la base del éxito de su sucesor el doctor Álvaro Uribe Vélez, con la Seguridad Democrática.

 

En este balance histórico, tenemos en la otra columna de la contabilidad política los gobiernos de Ernesto Samper Pizano y sus socios de cartel  de Cali, y el de Juan Manuel Santos Calderón, cuya carta de presentación está en los acuerdos de La habana, el robo del plebiscito, el auge inconmensurable del narcotráfico, la JEP, las curules de las Farc.

 

Con el acervo doctrinario que nos legó el mártir de la democracia, el doctor Álvaro Gómez Hurtado, señalado en el Acuerdo Sobre lo Fundamental y con la capacidad y solvencia moral de sus dirigentes, podemos invocar, como meta y gran propósito conservador, rescatar la mayorías que ayer fueron y hoy se esfumaron, y volver a ser alternativa de poder.

 

 

martes, 17 de noviembre de 2020

 



EL PARAÍSO DE UN PAÍS SIN SINDICATOS, NI PRENSA LIBRE, NI PROPIEDAD PRIVADA

 

Por Peloecaña

 

Analizando de manera sosegada, con mente despejada, sin predisposición intelectual y creyéndome, por unos minutos, agnóstico en materia de militancia partidista, he llegado a esta conclusión:

 

Si triunfan los adherentes de Gustavo Petro Urrego, o de Claudia Nayibe López Hernández, o de Angélica Lozano Correa, o de Jorge Enrique Robledo Castillo, o de Iván Cepeda Castro, todos afiliados y militantes del Foro de Sao Paulo y, doctrinariamente, comprometidos con los regímenes de Cuba, Venezuela y Nicaragua, en poco tiempo Colombia sería un verdadero paraíso.

 

Como en los países citados no hay sindicatos, nos liberaríamos de FECODE y de la CUT y  de organizaciones similares.

 

Tampoco habría convenciones colectivas de trabajo ni, cada fin de año, mesa de negociación del salario mínimo.

 

Los únicos medios de comunicación serían los oficiales, como La Voz, vocero oficial del partido comunista colombiano, que nos gobernaría; Caracol radio y televisión y El Tiempo, si quisieran seguir emitiendo sus mensajes, estarían sometidos a la censura oficial de la Comisión de la Verdad.

 

Volverían a Semana, María Jimena Duzán, Antonio Caballero, Vlado, Daniel Coronel y Daniel Samper Ospina no podría seguir ejerciendo el proxenetismo que disfruta en su publicación Soho.

 

Ya no necesitaríamos de la reforma agraria que reclaman todos los epígonos de la izquierda marxista leninista, porque al fenecer la propiedad privada, el único propietario sería el Estado y la tierra toda de su exclusivo dominio.

 

Siendo la tierra toda, de propiedad estatal, las Farc, como agentes de ese credo, se verían perjudicadas, porque tendrían que cederle al Estado Colombiano todos los cultivos de coca y toda la producción de cocaína, y entonces ya no dependeríamos de la explotación de hidrocarburos, sino de la bonanza monopolística del Estado narcotraficante, como en los tiempos de Samper y, sin duda, seríamos el país más rico de la tierra.

 

Y los ambientalistas, casi todos izquierdosos, se quedarían sin discurso.

 

Y los críticos con razón o sin ella, de quienes propugnamos por la libertad dentro del orden, entre ellos los expresidentes Pastrana y Uribe y sus seguidores, se verían sin polígono de tiro al blanco, donde practicar sus sentimientos de frustración y resentimiento.

 

¡Excelente perspectiva! ¿no les parece?

 

 

viernes, 6 de noviembre de 2020

 



EL REFERENDO QUE PROPONE EL DOCTOR URIBE

 

 

Peloecaña

 

El referendo propuesto por el doctor Álvaro Uribe Vélez, como todo lo suyo en materia política es, sin duda, algo que genera polémica y que pone al país a pensar y que logra la efervescencia y el alboroto del cotarro político.

 

Los trece puntos que consigna esa consulta popular, como alternativa de reforma institucional, sin desconocer que son necesidad sentida para mejorar nuestra democracia constituyen, por su dimensión y cuantía, algo que opaca la calidad de la propuesta.

 

Ya tenemos una experiencia frustrante, como fue la suerte corrida en la práctica por el referendo sometido a la voluntad popular, en el primer mandato de El Gran Colombiano, a pesar de que las preguntas formuladas eran menos que las de la propuesta actual.

 

Si de lo que se trata es de volver por sus fueros, de manera respetuosa, me atrevo a sugerir un referendo con una sola pregunta: “¿Está usted de acuerdo, sí o no, con ratificar la vigencia plena del plebiscito aprobado el 2 de octubre de 2016?".  

 

Esa pregunta así planteada le dará a Colombia una pauta a seguir, frente al futuro inmediato de nuestra democracia y de ser respondida favorablemente, como es lógico, nos dará certeza plena y ratificada de que los Acuerdos de La Habana no existen y, por ende, tampoco las instituciones inconstitucionalmente creadas con base en el esperpento nonato a la luz de la juridicidad, porque van contra lo dispuesto en el artículo 104º de la Carta Fundamental.

 

Esa ratificación absolverá, de una vez por todas, la ausencia de respaldo constitucional en cuanto a la viabilidad de la JEP, las curules de las Farc en el Congreso, la Comisión de la  mentira y los temas que no quedaron incluidos en el plebiscito, como la reforma a la justicia, bien pueden ser abordados por un trámite legislativo ordinario.

 

Además, el Presidente de la República tendrá una carta de navegación nítida y trasparente, que le permitirá, si quiere, llevar a Colombia a puerto cierto y seguro.

 

Es la hora de obtener resultados prontos y resplandecientes y dejarnos de ambigüedades y filigranas.

 

 

viernes, 30 de octubre de 2020

  


CONVERSATORIO ÁLVARO GÓMEZ HURTADO

 

Por Peloecaña

 

 

Oí con detenimiento el denominado conversatorio Álvaro Gómez Hurtado y, con el más profundo respeto por quienes participaron en él, estas las conclusiones a las que llegué.

 

No hay que seguir buscando la verdad que pretende desenmascarar a los autores intelectuales del magnicidio, del más ilustre de los colombianos, el Dr. Álvaro Gómez Hurtado.

 

La verdad está ahí, resplandeciente y ardiente como el más brillante de los soles del verano.

 

Así como la "absolución" por el Congreso, del que le vendió al cartel de Cali la elección presidencial, un tal Ernesto Samper Pizano, está ahí, como monumento a la desfachatez y es auténtico totem para venerar la mentira.

 

La historia ya emitió su juicio, antes que todos, primero que el ministro del "mamola", o que Heyne Mogollón, o que los conservadores samperistas,  Gustavo Rodríguez, Carlina Rodríguez, Ciro Ramírez, Luis Guillermo Nieto, Rodrigo Marín, Roberto Gerlein, entre otros.

 

El fallo de la historia está ahí, patético; condenó al vendedor de la Presidencia y de ese fallo inapelable nunca se podrá liberar. Es culpable de la sindicación que el Procurador Valdivieso Sarmiento le formuló.

 

Reto a cualquier colombiano, sin excepción, a que ponga en duda el veredicto condenatorio que la historia profirió.

 

Ese fallo histórico, que declaró contra evidente la decisión de la Comisión de Acusaciones de la Cámara, es la génesis del magnicidio del Dr. Álvaro Gómez Hurtado.

 

Y pueden pasar por todas las instituciones judiciales, Fiscalía, Cortes, Comisión de la Verdad, la Jep, y todo lo que se inventen para tapar la autoría intelectual del magnicidio, y decretar la impunidad de los reos de ese sacrificio. 

 

La verdad está ahí, patética, evidente, monumental y colosal, todos sabemos por qué lo mataron, ya lo dijo su ilustre hermano, el Dr. Enrique Gómez Hurtado, en documento incontrastable.

 

Por favor, ruego a su familia que no sigan buscando la verdad. Déjenle a la justicia politizada y prostituida, que siga creyendo que se puede tapar el sol con un dedo. 

 

El país entero, incluida la guerrilla de las farc, saben quienes son los inductores de tan horrendo crimen.

 

Familia Gómez Escobar, familia Gómez Martínez y todos los miembros de tan ilustre estirpe, la historia ya dictó sentencia condenatoria inapelable, como en el proceso 8.000; inclusive, les sugiero respetuoso, profundamente respetuoso,  renuncien a la acción civil, a la que institucionalmente tienen derecho.

 

Les ruego conmovido que, más bien, no permitan que el legado del Dr. Álvaro Gómez Hurtado, el Acuerdo sobre lo Fundamental, siga siendo un tesoro enterrado, una guaca.

 

Ustedes tienen los arrestos suficientes  y la autoridad moral, intelectual y política, para que la memoria del ilustre desaparecido sea una vivencia apasionante, tomen sus banderas en esta hora aciaga de la patria.

 

Hay que consolidar el Acuerdo sobre la Ley, el Acuerdo sobre la Moral, el Acuerdo sobre la Justicia, el Acuerdo sobre el Modelo de Desarrollo Económico y el Acuerdo sobre la Ecología.

 

En esa tarea nada fácil, pero prometedora, un buen número de colombianos los acompañaremos.

 

miércoles, 21 de octubre de 2020





 NO SE DETENGA SEÑOR PRESIDENTE, SIGA CON FECODE

 

Por Peloecaña

 

Señor Presidente Duque, gracias por su valiosísimo aporte a la paz de Colombia, el envión ejecutado por las fuerzas institucionales del orden, bajo su directa comandancia, que permitió la destrucción de 63 laboratorios que producían cocaína, el decomiso de armas y la captura de varios sediciosos narcotraficantes confirmaron ante el mundo la encarnadura de la minga, que bien puede ser el desarrollo de la sigla siguiente: Movimiento Indígena Narco Guerrillero Asociado. 

 

Señor Presidente, el Estado no puede abandonar la zona, instale en el Cauca, en el corazón de la zona de influencia de la minga, una brigada militar con varios batallones y una unidad policial con el suficiente número de guardianes del orden, con apoyo logístico y estratégico, que no permita, nunca más, las humillaciones que militares y policías han sufrido, por parte de una etnia descontrolada e impune.

 

Déles gusto a los indígenas del Cauca, lleve a cabo una reforma agraria en la zona, que redistribuya la tierra en cabeza de los aborígenes que la quieran trabajar en cultivos legítimos y de beneficio colectivo.

 

Siga con otro factor de disociación nacional y, hasta ahora, elemento perturbador del orden público y culpable directo de la pérdida de  los valores que otrora fueron el basamento de la institucionalidad colombiana: FECODE.

 

También tiene el Gobierno las herramientas que le permiten ejercer la obligación constitucional prescrita en el artículo 2º de la Carta Fundamental.

 

Tiene la Federación Colombiana de Educadores, Fecode, más de 270.000 afiliados y su aporte individual, en promedio, a ese gremio es de $30.000.oo mensuales, lo que se traduce en una suma astronómica: $8.100.000.000.oo cada treinta días; si el Ministerio del Trabajo y Seguridad Social le hace auditoría  a esos fondos, sus socios van a tener información cierta y veraz, de cómo se manejan sus aportes sindicales.

 

Si Fecode no acepta la auditoría sugerida,  ya hay un motivo de duda sobre la pulcritud con que se han manejado esos dineros y, en consecuencia, podrá el Gobierno, a través del Ministerio de Educación, prohibirle a las pagadurías del magisterio efectuar los descuentos sindicales, para que sean los sindicalizados maestros quienes directa y personalmente acudan presurosos  a cumplir con el pago de la cuota sindical periódica.

 

 

jueves, 15 de octubre de 2020

  


TODO ESTÁ FRIAMENTE CALCULADO

 

 

Por Peloecaña

 

 

Las fuerzas de la izquierda colombiana funcionan como un reloj absoluta y eficientemente sincronizado y, hasta ahora, no ha sufrido ningún tropiezo su plan para desestabilizar las instituciones y colocar a la sociedad en permanente estado de zozobra y crispación.

 

Fecode, la minga, el paro general, sin tanto aspaviento y sin tanta alharaca, llegarán a un punto de coincidencia en el tiempo y en el espacio, para que este gobierno cegatón y bisoño siga en siesta, y la perturbación general del orden público lo agarre apenas limpiándose las legañas.

 

Al presidente Uribe, en su primer mandato, quisieron probarlo y les demostró a todos, sin excepción, que con él no era jugando; la minga quiso paralizar el sur del país, taponando la vía panamericana, pero como él, en ese entonces, tenía claro que la Constitución es para respetarla, observarla y cumplirla simplemente les notificó a los indígenas caucanos, los mismos de la minga de hoy, que no permitiría, por ningún motivo, el colapso vial que ellos pretendían.

 

El presidente había jurado cumplir la Constitución y la ley ante el  Congreso, ante el país entero y ante el mundo, el 7 de agosto de 2002.

 

Dice el artículo 2º de la Constitución Política de Colombia: "Son fines esenciales del Estado: servir a la comunidad, promover la prosperidad general y garantizar la efectividad de los principios, derechos y deberes consagrados en la Constitución; facilitar la participación de todos en las decisiones que los afectan y en la vida económica, política, administrativa y cultural de la Nación; defender la independencia nacional, mantener la integridad territorial y asegurar la convivencia pacífica y la vigencia del orden justo".

"Las autoridades de la república están instituidas para proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su vida honra,bienes, creencias y demás derechos y libertades, y para asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del Estado y de los particulares".

 

Pareciera que en los ocho años en los que desgobernó Juan Manuel Santos Calderón esta norma, que es la más afortunada síntesis de lo que debiera ser Colombia, fue derogada sin fórmula jurídica alguna; todo por los vergonzantes acuerdos de La Habana.

 

La solución a tanto desafuero está a la mano, a la vista, evidente, pero falta decisión política para asumirla: señor presidente Duque aplique, sin dilaciones y con rigor republicano, el mandato contenido en el artículo 104º constitucional que su antecesor cumplió en cuanto hace a su primer párrafo, pero que ladinamente y con absoluta mala fe, decidió incumplir la parte  que reza: "La decisión del pueblo será obligatoria".

 

Doctor Iván Duque Márquez aún tiene la oportunidad de demostrarnos a sus electores insatisfechos que no nos equivocamos; ejerza el poder y la autoridad, a plenitud y dentro del marco de la Constitución, para que la libertad no siga siendo un mero rictus y una mueca. Libertad sin orden no existe.

 

Fumigue los cultivos ilícitos y redúzcalos a cero antes del fin de su mandato. 

 

Asuma las riendas del control del orden público, por encima del ejercicio de algunas autoridades locales, que se consideran con la potestad de mantener y prohijar el desorden.

 

Con todo respeto, gobierne señor Presidente.

 

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domingo, 11 de octubre de 2020





¡ALELUYA, HOSANNA, HURRA¡

 

Por Peloecaña

 

A pesar de estar pendiente la interposición del recurso de apelación, anunciado por Iván Cepeda, contra la decisión judicial que resolvió favorablemente la petición de libertad para el expresidente Álvaro Uribe Vélez, hay que estar de plácemes porque la administración de justicia tiene funcionarios insulares, que todavía le rinden culto a la  Constitución y a la ley.

 

Cuando la justicia actúa por móviles ajenos a la sabiduría de las leyes justas y se convierte en brazo político de los actores de la liza partidista, desciende del pedestal, que le es propio, la majestad del Estado, para venderse al mejor postor y,  por ende, prostituirse.

 

El juez de una causa no puede ser martillo y yunque  para moldear caprichosos arabescos, según una de las partes sea su discrepante ideológico, o colchón de plumas y cobija acogedora para quien comparta su credo político. ¡No y mil veces no!

 

La justicia es algo elemental: "Dad a Dios lo que es de Dios y al César lo que es suyo".

 

Por eso Salomón simuló partir por mitad el infante cuya maternidad se disputaban dos de sus súbditas y, como no había aún los análisis de ADN, falló a favor  de quien prefirió renunciar a su derecho materno, para salvar la vida de su hijo.

 

Hay motivo de alegría, de satisfacción, de regocijo cuando encontramos en esta Colombia tan proclive a la injusticia, un administrador de justicia que todavía cree en la ley, en el derecho, en la equidad y en la ética; concretamente, una administradora de justicia.

 

Quienes alguna vez tuvimos la honrosísima distinción y la nada fácil responsabilidad de administrar pronta y cumplida justicia, al volver sobre nuestros pasos, encontramos la tranquilidad de conciencia que implica el no habernos equivocado y la satisfacción del deber cumplido.

 

La señora Juez de Garantías que decidió la libertad del doctor Álvaro Uribe Vélez, a pesar de saber que  la Sala de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia ya había definido cual norma era el estatuto procesal aplicable, en el caso del expresidente, para mejor proveer, como se dice en el argot judicial, acudió a la instancia superior, la Sala Plena de la Corte, la cual confirmó la decisión consultada.

 

Esa decisión deja fuera de cualquier duda e interpretación sofística de la defensa del senador Cepeda, y reafirma y super sustenta la decisión de conceder la libertad al gran colombiano.

 

Pero por encima de cualquier consideración, inclusive la de la satisfacción personal del Dr. Uribe y de sus correligionarios y los colombianos de bien, el aleluya, la hosanna y el hurra son porque todavía hay justicia recta y cumplida en la Colombia sojuzgada y maltratada, por jueces que prefieren ser militantes de un grupo político, antes que honrados administradores, sabios y probos de la justicia que, sin duda, es el más sólido basamento de la verdadera y duradera paz, a la que  todos aspiramos, como miembros de una sociedad civilizada.

  

martes, 6 de octubre de 2020



 LOS INTERESES CREADOS

 

Por Peloecaña

 

Tomo del prólogo de la obra de Don Jacinto Benavente las siguientes frases:

 

"He aquí el tinglado de la antigua farsa...Es una farsa quiñolesca, de asunto disparatado. Sin realidad alguna. Pronto veréis como cuanto en ella sucede no sucede, no puede suceder nunca, que sus personajes no son ni semejan hombres y mujeres sino muñecos o fantoches de cartón y trapo, con groseros hilos visibles a poca luz y al más corto de vista".

 

Este introito, para referirme a la "versión" de los congresistas de las farc,  que pretenden endilgarle al secretariado del mismo grupo insurgente haber decidido y ordenado la ejecución del magnicidio del doctor Álvaro Gómez Hurtado.

 

¡Qué mentira más mal concebida! No se la cree ni el más crédulo de los ingenuos, ni el más opa de los imbéciles.

 

Es una burda y tramposa invención para que los verdaderos autores e inductores del criminal asesinato, sean absueltos por la JEP.

 

Si el evangelista San Juan apareciera por Colombia, sin duda, cambiaría de ubicación la piscina probática y ya no sería en Betzatá, a las afueras de Jerusalén, sino en Bogotá; la JEP, estanque al que acuden, hoy, los ciegos, cojos, tullidos y leprosos morales para ser sanados por la acción taumatúrgica de ese tribunal ad hoc, confeccionado a la medida y talla de la guerrilla, para vestirlos con el manto de la impunidad.

 

Dice la ley 1922 de 2018, en su artículo 11º, parágrafo 1: "La Justicia Especial para la paz será competente de manera exclusiva y prevalente para conocer conductas delictivas cometidas por causa y ocasión o relación directa  o indirecta con el conflicto armado, por agentes del Estado no integrantes de la fuerza pública y terceros civiles que se hayan sometido voluntariamente a ésta en los términos de la ley estatutaria, de la Administración de Justicia, en la Justicia especial para la Paz".

 

Todos tenemos claro, sin duda alguna, que el magnicidio cometido en la persona del doctor Álvaro Gómez Hurtado no fue motivado por asunto alguno relacionado con el conflicto armado colombiano, ocurrido entre el Estado y la guerrilla de las farc, y al que el gobierno de Juan Manuel Santos Calderón pretendió bendecir con los nefandos acuerdos de La Habana, los cuales no pasaron de ser un catálogo de malas intenciones entre los firmantes, pero que el pueblo colombiano impidió su nacimiento y vigencia, gracias al resultado del plebiscito del 2 de octubre de 2016.

 

Sabemos, de igual manera, que el doctor Álvaro Gómez Hurtado fue asesinado por haber dirigido todos sus esfuerzos y su solvencia moral e intelectual a defenestrar el régimen de Ernesto Samper Pizano, por su origen eminentemente narcotraficante, ya que le vendió el resultado electoral de su elección presidencial al cartel de Cali, como quedó demostrado, hasta la saciedad, en el proceso 8.000.

 

"A partir del lunes 31 de julio de 1995 y hasta el día en que lo mataron, Álvaro hizo de los editoriales del Nuevo Siglo su trinchera, desde la cual disparó incansablemente contra la permanencia en el poder del presidente Ernesto Samper".

 

Esta afirmación contundente e incontrastable hecha por su hermano, el doctor Enrique Gómez Hurtado, en su libro "Por qué lo mataron", es prueba irrefutable de que su muerte nada tuvo que ver con el conflicto armado Estado Colombiano- guerrilla.

 

Primera conclusión: La JEP no tiene competencia para conocer del tema. Así de simple.

 

La versión de los congresistas de las farc ante la JEP acerca de la autoría intelectual del magnicidio es improcedente e impertinente, por falta de competencia de la Justicia especial para la Paz, para conocer del asunto.

 

Pero esa confesión, además, está envenenada, trucada, llena de dolo, de plena intención de impunidad.

 

Si el doctor Álvaro Gómez Hurtado fue sacrificado en noviembre de 1995, es obvio deducir que su muerte fue ordenada e inducida por el secretariado de las farc, entre la fecha de terminación del proceso 8.000 y la ejecución del magnicidio.

 

Veamos la torcida y criminal intención de esa versión:

 

El secretariado de las farc estaba integrado entonces por: Tiro Fijo, Efraín Guzmán, Alfonso Cano, el Mono Jojoy, Raúl Reyes e Iván Rincón, todos muertos.

 

Entonces, si la JEP acepta la versión amañada, no le queda sino un solo camino, aplicar el artículo 77º del Código de Procedimiento Penal que establece que la acción penal se extingue con la muerte del inculpado; en este caso concreto, los inculpados, y si lo hace la Jep, como esperan los encubridores denunciantes, la conclusión es obvia, quedan limpios de culpa y fuera de toda sospecha y también fuera de la investigación los hasta ahora presuntos responsables del magnicidio. 

 

¡Qué trama más burda y repugnante, pero propia de sus beneficiarios!

 

Y, desde luego, la JEP no podrá procesar a los encubridores congresistas que, sin duda, han incurrido en conducta típica punible, porque todos son aforados y, en consecuencia, tienen un juez especial.

 

Ese cuento no se lo cree nadie. No comulgamos con ruedas de molino.

 

 

 

 

 

 

 

 

viernes, 25 de septiembre de 2020






LAS  INFERENCIAS

Por Peloecaña

Los expertos en la materia infieren que la inferencia implica una conclusión después de analizar unos hechos.

Entonces, la certeza de la conclusión depende de la rectitud y profundidad del análisis que nos lleve a un resultado.

En estos días, por ejemplo, algunos jueces dicen haber inferido un resultado, que les ha permitido aceptar la inocencia de Iván Cepeda y la culpabilidad del Dr. Álvaro Uribe Vélez y a esa inferencia han llegado por el camino sinuoso y preconcebido, porque lo que quisieron siempre fue inferir, sin la más mínima observancia de las elementales normas de la lógica, donde el estudio de las premisas nunca se hizo, porque no había para ellos sino una conclusión previamente determinada.

Voy a ensayar una inferencia de la credibilidad del impoluto senador Iván Cepeda.

Está demostrado y probado que el nombrado congresista es, por lo menos, proclive en grado superlativo a la guerrilla de las Farc.

Es un hecho también de dominio público, que el padre de ese parlamentario fue militante del Partido Comunista Colombiano y, por ende, correligionario de la insurgencia comunista; no en vano un frente de las Farc lleva su nombre: Manuel Cepeda Vargas.

También es sabido  que en Colombia la militancia partidista se hereda, con más posibilidades,  si el causante fue asesinado por su militancia; entonces, el senador Iván Cepeda no solo es comunista, por herencia, sino por convicción nacida del resentimiento y es eso  tan cierto que fue elegido al congreso por el  Frente Democrático Alternativo, que no es ninguna disidencia de ningún partido tradicional; es un partido filial de la izquierda marxista colombiana, y nunca lo ha ocultado ni disimulado.

Es decir, que las Farc e Iván Cepeda son, sin duda, correligionarios visibles, y esa identidad ideológica nunca la han negado ni puesto en duda.

Sigamos construyendo el silogismo.

Las Farc y el desgobierno de Juan Manuel Santos Calderón programaron sus diálogos en Cuba, a cuatro manos redactaron los temas de discusión y, previamente, habían pactado el acuerdo final.

El trámite de esa negociación fue una pantomima, solo ejecutada para guardar las apariencias y para justificar unos emolumentos a cancelar que devengaron los negociadores.

Después de la vergonzosa entrega, por impúdica, del triunfo del NO en el plebiscito del 2 de octubre de 2016, lo pactado en los acuerdos de La Habana empezó a producir su cosecha: curules para el terrorismo guerrillero de las Farc en el parlamento colombiano, sin elección, ni participación democrática; justicia a su medida para la insurgencia, y plena impunidad para todos los violadores reiterados del Derecho Internacional Humanitario.

Los congresistas nacidos de los acuerdos espurios, impávidos, acudieron a los estrados de la justicia preconcebida para declararlos libres de toda culpa y responsabilidad, y no tuvieron ningún reparo para decir, ante sus jueces encubridores y ante el mundo, que no habían reclutado menores, de los cuales muchos fueron violados y atropellados todos sus derechos, versión mentirosa a todas luces, y avalada por su copartidario Iván Cepeda.

Conclusión: Si los jefes políticos del senador de marras, mienten impávidos ante la faz de la tierra, ¿por qué no lo hace su subalterno, ante la Suprema Corte de Justicia, y más si tenemos todos certeza de que los que hacen inferencia judicial para sustentar sus fallas, antes que fallos, pertenecen  todos al mismo colectivo de mentirosos irredentos, comunistas, marxistas leninistas?

Esta inferencia, que aquí hago, se ciñe a las más elementales  normas de la lógica del silogismo.

Premisa mayor: Si las Farc son comunistas y mentirosas.
Premisa menor: Si Iván Cepeda es de las Farc y comunista. 
Conclusión: Iván Cepeda también es mentiroso.