jueves, 25 de febrero de 2016




ENTRE LA CORRUPCIÓN Y LA ESTULTICIA

Por Peloecaña

Estos dos últimos períodos presidenciales, ejercidos por Juan Manuel Santos Calderón que constituyen un solo gobierno, desde su primer día han nadado entre dos aguas: la corrupción y la estulticia.

Casi no se había posesionado del Ministerio de Hacienda, del cuatrienio anterior, el Dr. Echeverry, actual Presidente de Ecopetrol, cuando lanzó las campanas al vuelo anunciando: "Habrá mermelada para toda la tostada". Eso es corrupción rampante que, en términos del derecho penal, puede ser el anuncio del más monumental de los cohechos.

Todos pasamos de agache, incluido el Ministerio Público, mientras los comprables de todas las pelambres se frotaban las manos alborozados y famélicos.

Se esperaba la sentencia de la Corte Internacional de La Haya que habría de dirimir el conflicto de intereses entre Colombia y Nicaragua, y nuestra "pispa" Canciller, en vísperas del fallo, públicamente espetó: "Será un Fallo salomónico". Esa opinión es estulticia de campeonato.

La familia del Mártir de la Democracia, Doctor Álvaro Gómez Hurtado, con plena razón jurídica y con el precedente del tratamiento dado por la Fiscalía General al caso idéntico del Doctor Luis Carlos Galán Sarmiento, pidió al ente investigador la declaratoria del crimen, como de lesa humanidad, para lograr la imprescriptibilidad de la acción penal, y la fiscalía negó lo pedido, sin razón jurídicamente válida; salvo el sustento político partidista soterrado pero evidente, el Doctor Galán fue un notabilísimo exponente del Partido Liberal, y el doctor Gómez Hurtado la más alta cumbre de la solvencia moral y la sapiencia humanística del Partido Conservador. Eso se llama corrupción con todas las características de una conducta típica punible, el prevaricato.

El señor Ministro de hacienda y el Presidente  Santos  decidieron la venta de Isagén, contra la opinión unánime del país político y del país nacional, mediante un proceso flagrantemente violatorio de los mas elementales principios que regulan la contratación administrativa. Eso se llama corrupción, celebración indebida de contratos.

La Ministra de Educación decidió poner de moda el balígrafo, en las escuelas públicas, utensilio empleado para escribir, formado por dos vainillas de balas de fusil. Eso se llama estulticia.

El Gobierno nacional presidido por Juan Manuel Santos permitió y aceptó la construcción de la Refinadora de Cartagena, con sobrecostos milmillonarios en dólares, y decidió sacarle el bulto a la responsabilidad correspondiente, culpando del dislate al Gobierno del Presidente Uribe. Lo primero, lo del pago indebido de los sobrecostos se llama corrupción, podemos estar ante un concurso de delitos. Lo de culpar al Doctor Uribe se llama estulticia.

La última manifestación de estulticia fue ejecutada  ayer por el Ministro de Justicia, cuando decidió tomar partido en el debate que pretende la aplicabilidad del procedimiento consagrado en la jurisdicción especial para la paz, arguyendo que ese régimen no es aplicable  a los civiles que  hayan incurrido en conductas típicas punibles ajenas al conflicto armado.

Dejo constancia que no comparto la estrategia del Centro Democrático de presentar proyectos de legislación con nombre propio, para hacer lenitivas las penas injustas aplicadas a funcionarios del Gobierno Uribe; esa es una alternativa que no se vale. ¿Acaso el sacrificio del Doctor Fernando Londoño Hoyos fue en vano y quienes quisieron eliminarlo tienen justificación? ¡Jamás!  

Pero volvamos al tema del Ministro de Justicia estulto. Un heredero de tan destacado penalista no puede negar la conexidad de la reelección presidencial del Doctor Álvaro Uribe Vélez con el conflicto armado y con la Justicia transicional.  Eso si constituye estulticia inaceptable viniendo de quien viene, a no ser que de jurista pocón.


25 de febrero de 2016.

martes, 23 de febrero de 2016




CANDIDATURA A LA FISCALÍA GENERAL DE LA NACIÓN

Por Pelocaña

Dice el párrafo segundo del artículo 249º de nuestra Constitución Política: "El fiscal general de la nación será  elegido por un período de cuatro años, por la Corte Suprema de Justicia, de terna enviada por el presidente de la República, y no podrá ser reelegido. "

Si el presidente terna al Dr. Fernando Londoño Hoyos tendrá la oportunidad de aparentar que no es rencoroso, y la Honorable Corte Suprema de Justicia la opción de interpretar que la inclusión del  nombre del jurista manizalita es por cumplir y, en consecuencia, el elegido debe ser alguien distinto, a no ser que por aquello del postconflicto el nominador entienda que quien más llena de garantías a Colombia es el Dr. Londoño y lo eligen y, de paso, libran al presidente del cirirí de los editoriales diarios del único espacio radial que dice la verdad. 

Desde luego que los amigos de la paz con impunidad saltarán a porrillo, recordando que el Director de La Hora de la Verdad está inhabilitado para ejercer cargos públicos, según la sanción impuesta por el Procurador viudo de La Cacica; es decir, por el cacique vallenato.

Frente a esa coyuntura, existen soluciones absolutamente legales y, concretamente, la señalada en el capitulo cuarto de la Ley 734 de 2002, de la Revocatoria Directa, artículo 122º, que reza: "Los fallos sancionatorios podrán ser revocados de oficio o a petición del sancionado, por el Procurador General de la Nación o por quien los profirió.", y así muere la inhabilidad de la sanción.

El Dr. Londoño cumple con lujo de atestados las calidades que la misma Constitución consagra, cuando ordena que el Fiscal General de la Nación debe acreditar las mismas calidades exigidas para quienes son designados miembros de la Corte Suprema de Justicia.

Solo así Colombia tendrá certeza de gozar de pronta y cumplida justicia, y todos tendremos la confianza plena de cómo con centinelas de la institucionalidad de los quilates del Procurador y del Fiscal, todos podremos estar tranquilos, pues no habrá más abuso del Derecho. 

Todo eso, si el Dr. Londoño está dispuesto a sacrificarse una vez más y a prestarle otro servicio a la patria. 

¿Se dan cuenta cómo soñar no cuesta nada y que deberemos seguir llorando sobre la leche derramada?



lunes, 22 de febrero de 2016








LA HERMENÉUTICA POLITICA

Por Peloecaña

Voy a referirme a un tema aparentemente raro, que goza de esa cualidad de rareza por voluntad de los intérpretes y los interpretados.

La hermenéutica es la ciencia que trata de la interpretación de los textos, especialmente los jurídicos y los bíblicos y en Colombia decidieron ampliarla a los textos políticos, sobre todo a los relativos al régimen de oprobio que padecemos desde los albores de la vida republicana.

Los textos políticos que más han requerido de la ciencia interpretativa son, en un pasado no tan reciente, los mensajes del expresidente López Michelsen, que tuvo unos expertos en la materia, sin duda estudiosos y de mucha alcurnia académica, de cuya escuela el más destacado exponente fue el periodista Yamid Amat, máster y PHD en Lopología, según la bendición o el baculazo dado por el propio expresidente.

Cuando López hablaba, escribía, soñaba u opinaba, siempre había que llamar a Yamid para que si Colombia estaba de buenas, tradujera a buen romance, a léxico inteligible, a español llano las manifestaciones propias de tan elevado chamizo.

Desaparecido el Dr. López Michelsen quedó, para fortuna de la patria, el brillante periodista para que sigamos disfrutando de la guía y faro de las luces interpretativas, de tan egregio pensador y político.

Como los tiempos han cambiado, ahora hay más hermeneutas, como por ejemplo Monseñor Pedro Rubiano, que hubo de explicarnos a los colombianos que la penetración mafiosa a la campaña del “Bojote” se debió a que un elefante invisible para esa cumbre moral, el tal “Bojote”, no le permitió ver tanta ignominia y tanta plata tinta en sangre. 

Vino el lanzamiento de la candidatura del exministro de Defensa del anterior Gobierno, Juan Manuel Santos Calderón, y hasta ahora no ha habido un hagiógrafo, desde luego, tan poco hermeneuta, que nos cuente cuales fueron los atestados del tan pérfido e inepto candidato y cual fue la poción mágica que nos indujo a todos a votar por él.

Pero a Santos también hay que interpretarlo. No obstante estar sideralmente lejos de la inteligencia del Dr. López, pero por la ley de la compensación aventaja al hijo del ejecutivo, en insolvencia moral y en su talante de tahúr y garitero.

Es tan elemental y simple el presidente Santos en el contenido de los textos de sus mensajes, que sin necesidad de curso especial, ni mucho menos, solo a fuerza de escucharlo, oírlo y leerlo, ya nos hicimos expertos hermeneutas todos los colombianos, sus turiferarios y sus contradictores.

La regla infalible es pensar, sentir y padecer que cuando el presidente dice sí, lo dicho es no; cuando dice blanco, hay que oír y leer negro; cuando afirma lo haré, es no lo haré; si estamos en un recinto cerrado donde no hay luz y dice buenas noches, hay que entenderle malos días. Facilísimo, no?

Ejemplos a porrillo:

- Seremos leales a nuestro mentor y a su política de Seguridad Democrática. Traición. 
-Solucionaremos las fallas del Canal del Dique y se acabarán las penurias de los pescadores y vivientes de la zona. Mentira.
- Reconstruiremos a Gramalote. Embuste.
-No habrá diálogos con la guerrilla. Los de La Habana llevan casi tres años.
-Reformaremos la Justicia. El Congreso así lo aprobó y él inconstitucionalmente revocó la reforma.
- No venderemos a Isagen. Y ya se gastó su valor en mermelada.
- Habrá plebiscito gústenle a las farc o no. Y Timochenco reía.
- No habrá proselitismo armado. Y el conejo resultó orejón.
- Vargas Lleras será mi candidato a sucederme. Y ya le montó sindicato de la mesa de unidad a esa candidatura. 
- Se le agota el tiempo a la guerrilla dijo ayer. Y hoy, sin embargo, las partes podremos cambiar la fecha de la firma.

Con todo respeto y consideración invito a mis lectores a que encuentre una sola vez que el Presidente haya dicho algo que haya cumplido.



domingo, 21 de febrero de 2016







LOS PESOS NO TAN PESADOS CONTRA VARGAS LLERAS

Por Peleocaña

Según informaciones periodísticas, cuya fuente no es precisamente Vicky Dávila, en días pasadas se reunieron invitados por el expresidente Gaviria, los jefes del Partido Liberal, Horacio Serpa Uribe; del Partido de la U, Roy Barreras; y el jefe del Partido Conservador, David Barguil.

Ese condumio en casa del recientemente protocolizado suegro del otrora jefe conservador, hoy hijo político de Gaviria, me hizo acordar del jocoso, pero real sentir de un extinto jefe del conservatismo  de Cundinamarca, oriundo de Ubaté, don Sixto Márquez Garzón, extinto no por la muerte de ese partido sino por el fallecimiento de tan connotado jefe azul.

Don Sixto fue un destacado jefe de su partido, y en tal virtud fue Concejal de Ubaté, Diputado a la Asamblea de Cundinamarca, Representante a la Cámara y Senador de la República, amén de miembro del Gabinete Departamental, en más de una ocasión.

Como en ejercicio de la actividad política, los diálogos y reuniones son inevitables, cuando a este excelente ciudadano y mejor persona, siempre que lo invitaban a reunirse con más de dos, preguntaba: "¿Contra quien nos vamos a unir?".

Pues bien, el doctor Gaviria invitó a manteles a los jefes de distintos partidos, para hablar de la necesidad de mantenerse “unidos contra las aspiraciones presidenciales de Germán Vargas Lleras a la Presidencia de la República".

No sé si la reunión fue de los pesos pesados de la mesa de unidad que respalda al Gobierno Santos.

Veamos: 

El doctor Gaviria es un político de mucho peso en la cola.

El doctor Horacio Serpa también tuvo mucho peso, especialmente en el bigote; pero se destacó más como escudero fiel del expresidente Samper, sin reatos de ninguna clase se enterró con su amigo con todo el peso del proceso 8.000 y todas las implicaciones que el dislate trajo.

El médico Barreras quiso entrar al clan de los pesos pesados, haciéndose compadre del Presidente Uribe, pero su raquítica lealtad al Gran Colombiano lo dejó en sus platas; no llega ni a peso pluma.

Y como dicen, el parentesco de afinidad no le significó al doctor Gaviria perder una hija, sino ganar un hijo, hijo que, desde luego, perdió el Partido Conservador; entonces podemos concluir que el peso específico del doctor Barguil es de la misma categoría del de Simoncito; no llega a peso papel.

El doctor Germán Vargas Lleras, el sí peso pesado de la política colombiana, igual que el expresidente Gaviria, debe estar riéndose de la unión en contra suya, por la insolvencia de los escogidos  como socios conspiretas, por quien les dio la bienvenida al futuro a los colombianos todos.

Mas que esa alianza desnutrida y famélica que intenta el expresidente Gaviria contra Vargas Lleras, éste debe olvidar ese temperamento hirsuto y prepotente que hasta hoy le ha significado el mote de Terciopelo, y le sugiero que haga un cursito de humildad; la arrogancia y la “inmamabilidad” son incompatibles con el ejercicio exitoso de la política.

Pero tengan seguro que ese minisindicato en su contra no le quita el sueño al doctor Germán Vargas Lleras.


21 de febrero de 2016.