jueves, 31 de enero de 2019








EL  CAMINO DE LA REIVINDICACIÓN ES LARGO Y DIFÍCIL

Por Peloecaña

Inició con buen éxito el señor Presidente Duque el camino reivindicatorio ante sus electores; ya dio el primer paso y sigue demostrando que sus intenciones de acertar son convincentes, pero hasta ahora partió y ha de llegar a su destino, ganarse la credibilidad de quienes con nuestro voto lo hicimos Presidente, llenos de fe, esperanza y, desde luego, caridad.

La decisión de romper de manera definitiva los diálogos con el terrorismo eleno fue gratificante y un auténtico oasis en el desierto de mentiras y violencia que nos ha recetado, por décadas, la guerrilla apátrida y marxista y sus áulicos y cortesanos. ¡Bien por su primer paso rectificatorio!

Y ha seguido el camino lleno de espinas y abrojos, sin rosas ni azahares, liderando la lucha contra el tirano del pueblo de Venezuela y calanchín irredento de la insurgencia criminal, que tanto daño nos ha hecho y que no para sus tropelías y depredaciones. ¡Un nuevo hurra!

Pero debemos decirle con Antonio Machado, "Caminante no hay camino, se hace camino al andar...". Le falta trecho por recorrer.

La Ministra de Justicia abunda en motivos para su retiro del cargo; su última presea es la incuria demostrada en la solicitud de las pruebas a la justicia norteamericana contra otro ícono de la guerrilla: Santrich, para presentarlas a la JEP. "Ni el burro, ni el que lo arrea".

Señor Presidente, esa ministra le ha dado mucha papaya, no es digna de hacer parte de su gobierno y es un baldón tenerla en él, máxime cuando usted sabe de la amistad estrecha que la une con la exfiscal Buitrago, falsificadora de pruebas para torcer el camino de la justicia y mantener un inocente, el Coronel Plazas Vega, privado de su libertad y alejado de su entorno familiar y profesional, por una actitud bellaca e inaceptable.

Su designación y permanencia en su gobierno, Dr. Duque, más que una bofetada, es una humillación a su compañera de bancada en el Senado, Doña Tania Vega de Plazas. 

Al igual que el ELN, con su demencial acto terrorista,  la  actitud de su Ministra de Justicia es, por lo menos, dudosa frente al caso Santrich, y merece no solo su remoción sino su destitución; permitir su renuncia es un honor que no merece.

Esperamos tener razones para seguir manteniendo la fe en su reivindicación. No nos deje con la anuencia en el tintero.

Nunca nadie antes había tenido mejor oportunidad de enmendar una equivocación, y tampoco de corregir con tino excepcional. 

Si el Dr. Rafael Nieto Loaiza es designado por usted como nuevo Ministro de Justicia, nos deja a todos sus cuestionantes sin argumentos válidos para mantener la duda.

Otra atinada decisión, de su parte, es su solidaridad con el Alcalde Peñalosa, aunque heliotropos del uribismo se ensañen con los dos.


martes, 29 de enero de 2019





LOS APÓSTATAS CONSERVADORES

Por Peloecaña

La apostasía no es nueva en el Partido Conservador de Caro y Ospina; recién fundado, el más connotado apóstata de esa colectividad fue el General Tomás Cipriano de Mosquera, conocido también como "mascachochas".

Uno de los casos más sonados de apostasía conservadora fue el ejercido por algunos parlamentarios de ese partido que, siendo mayoría en el Congreso, al empezar el mandato del presidente Olaya Herrera, en 1930, decidieron abandonarlo para disfrutar de las mieles del poder y se coaligaron con el presidente liberal, para permitirle gobernabilidad.

El líder de los apóstatas fue el senador antioqueño, Román Gómez, lo que generó uno de los debates más candentes en el Senado de la República, cuyo autor y protagonista principal fue el Dr. Laureano Gómez Castro, jefe de esa colectividad, quien abandonó su cargo diplomático en Alemania para ponerse al frente de ella, y desde la más alta corporación legislativa, inició un debate memorable, el 9 de agosto de 1932.

El fustigado tuvo que soportar la ira y la demoledora capacidad parlamentaria, y fue mascarón de proa del justo reclamo a la lealtad de su partido, la obra de Don Jacinto Benavente, "Los Intereses Creados".

Se acuñó la expresión "romanismo", para señalar la felonía política y también se estrenó el término "lentejos", en alusión a Esaú, que le vendió los derechos de primogenitura a su hermano menor, Jacob, por un plato de lentejas.

Desde entonces se ganaron el epíteto de lentejos, todos los traficantes de principios y convicciones doctrinarias y los apóstatas de todas las pelambres.

Los más vergonzosos y lamentables casos de apostasía han sido los de algunos personajes, que por los honores recibidos de su partido conservador y por lo inaceptable e inexplicable de su felonía,   que han cometido, entre otros, los doctores Alfredo Vásquez Carrizosa y Álvaro Leyva Durán. 

El primero, hijo del General Alfredo Vásquez Cobo, héroe de la guerra con el Perú, candidato presidencial derrotado junto con el Maestro Guillermo Valencia, por el aspirante liberal Benjamín Olaya Herrera, en 1930.

Fue el Dr. Vásquez Carrizosa Diputado a la Asamblea de Cundinamarca y Representante a la Cámara por la misma circunscripción, elegido con los votos de los conservadores; rutilante estrella de la diplomacia colombiana, canciller conservador, director del diario conservador La República, y protegido de la casa Ospina, terminó apostatando de su partido y se convirtió en paladín de la Izquierda de Colombia.

El Dr. Álvaro Leyva Durán, hijo del patricio conservador, Jorge Leyva Urdaneta, Secretario Privado del Presidente Misael Pastrana Borrero; miembro del Directorio Nacional Conservador; Concejal elegido por el Partido, en varios municipios de Cundinamarca; Diputado a la Asamblea de este Departamento, en representación del conservatismo; Representante a la Cámara; Senador, siempre con sufragios conservadores, y Ministro de Minas y Energía como cuota azul en el gobierno del Presidente Betancur.

Fue actor decisivo en la liberación del Dr. Álvaro Gómez Hurtado cuando fue infamemente secuestrado por el M19, y logró su elección a la Asamblea Nacional Constituyente por la lista de esa guerrilla. Ahí empezó  su periplo por las filas de la izquierda colombiana.

Fue quien convenció a Tirofijo para que no asistiera a la cita para los diálogos de paz con el Presidente Andrés Pastrana Arango, circunstancia que se conoció como "la silla vacía".

A pesar de que insiste en que sigue siendo conservador, nadie se lo cree; la perla de su apostasía fue dirigirse al país suscribiendo comunicados firmados en conjunto con el Senador Cepeda, figura notable del Partido Comunista Colombiano, en defensa de los diálogos con el ELN, después del acto terrorista que cegó la vida de varias decenas de inocentes  cadetes de la Escuela de Policía General Francisco de Paula Santander.

Otro mimado del partido  que ha sido inferior a lo que el conservatismo le ha dado es el Dr. Juan Camilo Restrepo Salazar. Se sintió mejor al lado de Juan Manuel Santos.

Nohemí Sanín Posada tampoco tuvo empacho en recibir todos los honores que el Partido Conservador depara a sus mejores figuras, y después, harta de reconocimientos y beneficios, apostató del credo político de sus mayores y se fue recibiendo como presea la libertad de su paisano Andrés Felipe Arias Leiva.

Y hay algunos que no alcanzan el título de apóstatas, solo llegan a lentejos, como los conservadores samperistas entre los que se destacaron Roberto Gerlein Echavarría, Gustavo Rodríguez Vargas, Ciro Ramírez Pinzón, Carlina Rodríguez y Rodrigo Marín Bernal.

Y, por último, el felón de campeonato que traicionó a quien lo hizo políticamente, el Dr. Andrés Pastrana Arango, Telésforo Pedraza Ortega ahora paniaguado de Juan Manuel Santos Calderón.


lunes, 21 de enero de 2019






DE  LA IMPUDICIA DE SANTOS Y LA VERGÜENZA DE PETRO Y SUS ÁULICOS.

Por Peloecaña

Juan Manuel Santos Calderón, la "causa causarum" de todos los desmanes de la guerrilla marxista leninista y de sus amigos y simpatizantes, es un cínico redomado, un descarado sin par, un desvergonzado de campeonato, un insolente a quien, en vez de sangre, le corre horchata por su sistema circulatorio, un caradura  que ofende, un hipócrita al estilo Fouché, con la venia de ese personaje de Moliere.  

Impávido y carebarro no tuvo inconveniente en ofender, con su presencia, la memoria de las víctimas del carro bomba, explosionado por sus protegidos del ELN, en la Escuela de Cadetes de la Policía, General Francisco de Paula Santander.

Se burló del dolor de sus familiares, hizo befa de los guardianes del orden, la heroica Policía Nacional; una vez más hizo ostentación de su desprecio vil por Colombia, la institucionalidad y el Estado de Derecho.

¡Qué malandrín, qué funesto sujeto, qué vergüenza social! pero su sádica presencia en la marcha contra el terrorismo recibió el tratamiento justo y adecuado de las gentes de bien, del colombiano del común, una rechifla monumental.

Mientras Santos ofendía con su presencia la Patria adolorida,  a algunos de los beneficiarios de su gobierno, como Gustavo Petro y sus áulicos antiuribistas, les dio pena mostrarse, hicieron mutis por el foro y fueron consecuentes  con los terroristas, por mera solidaridad de cuerpo.

Ni el exalcalde guerrillero, ni Fecode, ni los epígonos de la izquierda, con vocería en el parlamento y en los partidos zurdos, osaron aparecer por las marchas, esas si democráticas; su ausencia fue consecuente con el momento histórico que vive la Patria.

Tampoco se notó la presencia del exvicepresidente Naranjo, a pesar de su indudable connotación en la cúpula policial y de los estragos terroristas del ELN a su "alma mater".

Los arcanos insondables del alma humana no nos permiten auscultar, algunas solidaridades oficiales con el vocero de la guerrilla, como Jefe de Estado durante ocho eternos años.

Tampoco logro entender ni aceptar un comunicado conjunto suscrito por el Senador Cepeda filocomunista y, por ende, proclive con la guerrilla, de la cual uno de los frentes terroristas lleva el nombre de su progenitor, y el exministro y exconservador Álvaro Leyva Durán, pidiéndole al Presidente Duque que no abandone los diálogos con el ELN, en aras de la paz.

Este último, hijo de un grande, de una figura eminentísima del conservatismo colombiano, el más grande de los Ministros de Obras Públicas que haya conocido el país, desde Andrés Díaz Venero de Leyva,  Presidente de la Real Audiencia de Santafé, hasta hoy. 

Dijo el Dr. Jorge Leyva Urdaneta, en conferencia pronunciada en Barranquilla en abril de 1962: "En lo político soy conservador; no en el sentido equivocado y vulgar de inmovilismo y ruina, sino en el filosófico de lealtad a unos principios que se profesan y en torno de los cuales la vida es avance sin temeridad y progreso sin vacilaciones. Ser conservador no es ser retardatario o regresivo: la mentalidad conservadora crece en la libertad dentro de la ley y defiende la paz dentro del orden, en una sociedad alegre y justa".

El Dr. Álvaro Leyva Durán, igual que el Dr. Alfredo Vásquez Carrizosa, después de haber recibido todos los honores que un partido le puede otorgar a uno de sus militantes, abdicó de sus creencias y de la memoria gloriosa de su progenitor, para abrazar la causa de la insurgencia y el terrorismo, defendiendo la paz de los sepulcros en una sociedad triste e injusta.










domingo, 20 de enero de 2019








LA GUERRILLA COMUNISTA SE QUITÓ EL PASAMONTAÑAS


Por Peloecaña

Escribo esta nota, con el alma transida de dolor, con el espíritu lleno de impotencia  y de rabia racional que, desde luego, opaca pero no obnubila, y con la fortaleza argumental que dan las tragedias y la suerte adolorida de la Patria.

¡Por Dios! ¿cuándo dejará de ser mentira el verso de Núñez, "Cesó la horrible noche"?  Señor presidente Duque, en sus manos está volverlo realidad duradera e incontrastable.

Cuando afirmo la guerrilla comunista cometo pleonasmo, redundancia, reiteración; las FARC el M19, el ELN, el EPL, el Quintín Lame, todos beben el  mismo abrevadero, de aguas estancadas y tóxicas, y nunca sacian su sed de sangre y de terror.

El ELN desde su fundación, en el año de 1963, por Fabio Vásquez Castaño, adoctrinado en Cuba, pasando por el cura Camilo Torres Restrepo;   otro cura, esta vez el español, Manuel Pérez, conocido con el alias de Poliarco;  salvado el grupo guerrillero por el expresidente Alfonso López Michelsen, cuando el General Álvaro Valencia Tovar lo tenía copado y a tiro de fúsil, ha sido un consuetudinario mentiroso y se ha burlado de todos los expresidentes colombianos, desde López hasta el de nuestros días y, desde luego, de todo el pueblo colombiano.

El último en darle oxigeno, fue el más corrupto y nefando de todos los gobernantes colombianos, Juan Manuel Santos Calderón, proclive a la guerrilla de las FARC y también a los autores de la tragedia de la Escuela de Cadetes de la Policía, General Francisco de Paula Santander, y al Presidente Duque, quien recibió la herencia santista, sin beneficio de inventario y sin espejo retrovisor, le correspondió su dosis de la misma ración de mentiras, engaños y triquiñuelas.

La explosión del carro bomba, la semana pasada, que cobró la vida de 21 jóvenes policías, y las lesiones a varias decenas de sus compañeros de generación, colombianos y ecuatorianos, que en plena flor de su juventud, ilusionados querían empezar a andar ese largo camino de servicio a la comunidad, garantizando la protección de nuestras vidas, honra y bienes y que muchos de ellos soñaban con el generalato, vieron truncadas sus ansias de servicio y su quimérica vida de soles y alamares que vislumbraban en lontananza.

El protagonista de esa tragedia repudiable y asqueante fue, una vez más, el terroríficamente famoso ELN que, en alarde de cinismo y mala leche, resolvió desembozarse, quitarse el pasamontañas y, sin ambages ni pudor, notificó al gobierno, a Colombia y al mundo que su impronta, su marca de identidad, su proceder criminal es lo único que lo mueve a subsistir, para dejar su huella  y su estela de terror y de vergüenza, y el dolor en toda la sociedad que tiene que padecer sus desafueros.

Esa manera de concebir el ELN su existencia ha llevado, en primer lugar, a convencer hasta la saciedad al recién elegido Presidente que seguir las huellas de su antecesor, no es camino que conduzca a puerto seguro, a la nave del Estado, que un día cercano le confiáramos las gentes de bien.

Ha despertado a la sociedad de su letargo y su modorra y ha concitado la solidaridad nacional y americana, para que nos sacudamos de una vez por todas del  silencio cobarde y cómplice, que no puede seguir siendo moneda de curso ordinario, que nos garantice estabilidad institucional y paz verdadera.

¡Basta ya de tanta depredación y de tanta indiferencia, de tanto conformismo y tanta vida muelle!