viernes, 30 de septiembre de 2016





¿SERÁ CAPAZ EL FISCAL, NÉSTOR HUMBERTO MARTÍNEZ NEIRA, DE TOCAR AL PRESIDENTE SANTOS?

Por Peloecaña

Debo empezar por explicar la razón de mi pregunta.

El diario El Colombiano de Medellín, en su edición de hoy 30 de septiembre, nos informa:

"La Fiscalía capturó al Alcalde de Girardot por entregar kits de aseo y mercados para ser elegido".

Y desarrolla así el anterior titular: "La Fiscalía General de la Nación capturó al Alcalde de Girardot, Cundinamarca, César Fabián Villalba y su antecesor Diego Escobar Guinea, por presuntamente utilizar recursos de la administración pública para la campaña del actual mandatario local".

"Según informó el Fiscal General de la Nación, Néstor Humberto Martínez, el exalcalde de Cundinamarca habría ayudado desde su cargo para que el actual mandatario lograra la victoria en las elecciones del 2015”.

Más adelante leemos: “Los capturados deberán responder por los cargos de constreñimiento y peculado...".

El doctor Néstor Humberto Martínez Neira, al  posesionarse de su cargo, asumió  el compromiso ineludible  de acatamiento a la Constitución y a la ley; es decir que ante conductas típicas punibles no tiene alternativa alguna; su obligación es actuar conforme a derecho. 

El artículo 13°de la Constitución Política de Colombia reza: 

"Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, recibirán la misma protección y trato de las autoridades y gozarán de los mismos derechos, libertades y oportunidades sin ninguna discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o filosófica".

" El Estado promoverá las condiciones para que la igualdad sea real  y efectiva y adoptará medidas a favor de grupos discriminados o marginados".

"..."

El Código Penal, en sus artículos 387°, 388° y 390° describe y señala la pena de las conductas típicas punibles que constituyen los delitos de constreñimiento al elector, fraude al elector y corrupción al elector, respectivamente.

Difícil la tiene el señor Fiscal General para abstenerse de abrir investigación penal contra los más altos jerarcas del Estado, por estar incursos en los delitos citados y acusarlos, ante la autoridad competente, de su deliberada delictuosidad, ya que la prueba de esas infracciones penales es abundante y reiterada en el caso de las elecciones del Plebiscito, a celebrarse el 2 de octubre.

Si el Presidente de la República, en reciente discurso en la costa Atlántica, prometió a través de todos los medios de comunicación, electrónicos e impresos que si los ciudadanos costeños votaban SI en el plebiscito, esa región de Colombia sería bendecida con ríos de miel y leche.

Si los epígonos del régimen  amedrentan a los servidores públicos y les ofrecen el frío y negro asfalto del desempleo si no votan SI en el plebiscito; si tremenda espada de Damocles pesa sobre ellos y sus familias, ¿qué dificultad tiene la Fiscalía para recaudar el acerbo probatorio de esos delitos, valorarlo, calificar y acusar y aplicarles a los responsables el mismo rasero que al alcalde y al exalcalde de Girardot?

Vale la pena traer a colación la actuación valerosa, digna y  enhiesta del doctor Alfonso Valdivieso Sarmiento, quien como Fiscal General de la Nación de entonces,  ante los hechos bochornosos que generaron el proceso 8.000, no dudó en acusar ante la Comisión de Acusaciones de la Cámara al Presidente Ernesto Samper Pizano.

El Presidente Santos debe estar tranquilo, porque si es acusado por el Fiscal Martínez le habrán de sobrar los Heines Mogollón; en la mesa de la unidad nacional se dan silvestres y a porrillo.

¡Doctor Néstor Humberto Martínez Neira tiene la palabra!


miércoles, 28 de septiembre de 2016




"DE DERROTA EN DERROTA HASTA LA VICTORIA FINAL"

Por Peloecaña

Empiezo esta nota citando una frase de Sir Winston Churchill, apesadumbrando por los resultados de las primeras batallas entre Alemania e Inglaterra, que fueron fracasos sucesivos del ejército británico frente a la acometida de Hitler, sobre ese gran país.

No hay duda de que las huestes dignas y civilistas colombianas hemos padecido desde las elecciones presidenciales de 2010 una serie de derrotas ininterrumpidas de nuestra contraparte, el régimen de las cuatro eses: Santofimio, Serpa, Samper, Santos, el doble de funesto de  lo que fueron los servicios secretos del nazismo, la SS, para los judíos y los alemanes ajenos al régimen, que de verdad fueron contados y para todo el mundo. 

Las elecciones presidenciales de 2010 fueron la primera derrota para Colombia, y de esa responsabilidad no podemos salvarnos muchos de los que votamos por el candidato presidencial  dizque de la Seguridad Democrática.

Después, ensartadas como en un rosario de chaquiras, en sucesión ininterrumpida, en todos los eventos electorales hemos sido derrotados; unas veces por la apatía ciudadana, otras veces por la compraventa de votos, y siempre con la anuencia del poder de la Registraduría, que elección  tras elección escruta  a su amaño la voluntad popular, para confirmar ese aforismo tramposo y vergonzante que reza: "El que escruta elige". Ese es el poder corruptor del establecimiento.

Han trascurrido seis (6) años de llanto y queja, lamentándonos de nuestra propia incapacidad para sacudirnos del yugo oprobioso del santismo y sus áulicos, sin haber asumido las riendas de nuestro destino.

Nos derrotó el régimen con un candidato quinta columnista, un auténtico caballo de troya que los amigos del régimen, incluidas las FARC, dejaron a la puertas de la ciudad fortalecida de la democracia, que con tanto esfuerzo y sacrificio habíamos logrado, bajo la batuta maestra del Dr. Uribe.

Infiltrado el  Ministro de Defensa en el Gobierno de la Seguridad Democrática, después de haberse sacudido de la excelente opción que representaba el Dr. Andrés Felipe Arias para Colombia, Juan Manuel Santos Calderón dio pruebas fehacientes de sus habilidades de tahúr y le ayudaron en este embuste dos mujeres que aceptaron ser sus calanchines, la Fiscal General de entonces y la candidata conservadora, escogida con los votos santistas, y,  desde luego, la justicia politizada eliminó de la competencia por la candidatura presidencial al Ministro de Agricultura de Uribe, quien le entregó la opción de ser elegido al más traidor de todos los traidores que en Colombia han sido.

Continuaron los reveces electorales para los amigos de la Seguridad Democrática; algunos conservadores y liberales pensantes fundaron un nuevo partido, el Centro Democrático, y esta nueva agrupación política, a pesar de la descarada vergonzosa participación de la maquinaria oficial y de la sesgada intervención, nuevamente, del Poder Electoral, logró elegir un número bien importante de parlamentarios, en cuya bancada, sin duda, están los mas sabios y probos.  

Vinieron nuevamente las elecciones presidenciales; Santos aspiró a la reelección; su Ministro de Hacienda consolidó el poder corruptor de las prebendas cuando anunció que habría mermelada para toda la tostada, y el presidente en ejercicio, una vez más, se deshizo de su máximo contendiente, el Dr. Luis Alfredo Ramos Botero, quien  injustamente aún está privado de su libertad, desde luego, con nuevos calanchines, el Gobernador de Antioquia, el Fiscal opita y los jueces corruptos y políticos.

¡Qué ironía!, los protagonistas todos de la tragedia política son todos antioqueños; por un lado, Andrés Felipe Arias Leiva, antioqueño de todo el maíz, víctima de la felonía de su paisana y copartidaria, Nohemí Sanín Posada, paisa de todos los fríjoles,  y luego,   otro montañero insigne, Luis Alfredo Ramos Botero, también víctima de las calumnias de su sucesor en la Gobernación de Antioquia.  

Y ¡oh casualidad! un único beneficiario: Juan Manuel Santos Calderón.

Y la secuencia de derrotas no para; la penúltima, el 26 de septiembre último.

Después de la próxima, el 2 de octubre, también fraudulenta, debe venir la marcha triunfante hasta la victoria final: la elección del próximo Presidente de Colombia y la designación de un Congreso afín con sus ideas y programas, que le permitirá la gobernabilidad en beneficio de toda la Nación, todo el País y la Patria entera. Lo demás vendrá por añadidura.

Pero para saborear la victoria final, hay que pasar página.

Necesitamos dejar la retórica reiterada de desprestigio al adversario, como única formula política, que a la larga se convierte en publicidad política gratuita.

Viene ya, inmediatamente, la puesta en marcha del diseño de la estrategia y la táctica que nos dé la hasta ahora esquiva victoria final. Ningún dirigente, jefe o adalid, por prestante que sea, aislado y en solitario, es garantía cierta de la culminación exitosa, que tanto necesitamos, esperamos y reclamamos.   

Convocamos a todos los llamados a dirigir la batalla final, Doctores Alvaro Uribe Vélez, Andrés Pastrana Arango, Alejandro Ordóñez Maldonado, Marta Lucía Ramírez, Carlos Holmes Trujillo, Oscar Iván Zuluaga, Iván Duque,  Francisco Santos, Fernando Londoño Hoyos,  Jaime Castro, Plinio Apuleyo Mendoza, Juan Lozano, al General Harold Bedoya Pizarro, al Almirante Arango Bacci, al Coronel Luis Alfonso  Plazas Vega y, en general, a todos los colombianos, mujeres y hombres, jóvenes trabajadores y gremios, campesinos, comerciantes e industriales, parlamentarios, diputados y concejales que quieran impedir que Colombia caiga en las funestas manos del marxismo, a todos sin excepción, a que se alisten para luchar sin denuedo hasta la victoria final.

Invitamos a todos, a todos todos, a la generosidad, a deponer intereses personalistas  mezquinos, a sepultar el hacha de la guerra y la antropofagia salvaje, a renunciar al uso del espejo retrovisor y al agravio personal ofensivo y disociador. La salud de la Patria lo requiere y el momento dificilísimo lo hace indispensable.

"DE DERROTA EN DERROTA HASTA LA VICTORIA FINAL".



lunes, 26 de septiembre de 2016





LAS MENTIRAS DEL RÉGIMEN

Por Peloecaña

La ausencia de la verdad ha sido la impronta y el modus operandi del  régimen y, con el imperio de la mentira, hemos tenido que padecer y soportar todas las humillaciones y depredaciones que nunca jamás democracia alguna haya tenido que vivir.

El 7 de septiembre de 2010, un mes después  de posesionarse, el Presidente Santos envió, a través de su amigo Henry Acosta, una  misiva a los comandantes guerrilleros   de las FARC, Alfonso Cano y Pablo Catatumbo, en la que les anunciaba su decisión irrevocable de iniciar los diálogos de paz de La Habana, y los advertía de que no hicieran caso de las manifestaciones de su gobierno que tuvieran que ver con el tema y que fueran en contravía de lo que su mensaje decía.

Desde luego, el Presidente Santos no había redactado su nota el mismo día de su fecha; el asunto ya había sido repensado con bastante antelación y la escogencia de la sede de los diálogos ya había sido tomada; lo demás fue obra de carpintería.

¡Qué insolvencia moral tan asombrosa! A pesar de sus promesas, el gobierno no dudó en eliminar a Alfonso Cano, porque la salud del acuerdo lo requería.

Todas las veces que fue requerido por el Presidente Uribe y por quienes se oponían a esos diálogos, el Presidente Santos desmintió esas versiones; ¡aparte de mentiroso, cínico redomado!

Y como lo que mal empieza mal acaba, algo construido y cimentado sobre la mentira, debe seguir siendo levantado sobre mentiras, muchas hiladas de mentiras:

Por ejemplo, se acomodó la Constitución a los intereses del proyecto Santos-FARC, y como el sapo de imponer los acuerdos a la brava era bien difícil de deglutir sin consultar la opinión popular, se inventaron el plebiscito; pero como el éxito del resultado final de esa consulta era predecible, modificaron el régimen porcentual exigido como umbral, para la validez de la consulta popular, reduciéndolo de mas de la mitad, a un raquítico 13%.

Y como la Corte Constitucional, cuando declaró la constitucionalidad de la ley del plebiscito, le señaló al gobierno la obligatoriedad de una pregunta clara a los electores,  el prepotente y reyezuelo mandatario le replicó así a la Justicia Constitucional: En el plebiscito el presidente pregunta lo que le dé la gana.

Si hay alguien que no pueda hacer lo que le de la gana, en materia jurídica institucional, es el Presidente de la República; por algo el día de la posesión ante el Congreso reunido en pleno, jura a Dios y promete a la Patria cumplir la Constitución y la ley.

Sin embargo el Presidente Santos hizo la restricción mental: como yo soy marxista y los marxistas somos ateos, es decir no creemos en Dios, el juramento me vale m...da.

Como yo soy marxista, dice el Presidente Santos, continuando con su restricción mental,  y el Manifiesto Comunista, redactado por Karl Marx y Friedrich Engels, publicado en Londres el 21 de Febrero de 1848, dice que la Patria no existe, que ese valor es un embeleco de la burguesía para continuar sometiendo al proletariado, también me vale lo mismo que el juramento, la promesa hecha a lo que no existe: Dios y la Patria.

Y de esa desfachatez y de ese desprecio olímpico a la institucionalidad, a la Constitución, a la ley, a la juridicidad y al Derecho son cómplices todos los congresistas de la mesa de la unidad nacional y algunos de los miembros dizque de la oposición, los jueces marxistas, los paniaguados del gobierno y todos los medios de comunicación enmermelados.


Menuda carga la que ha de soportar el nuevo Presidente de Colombia, cualquiera que sea el elegido, para gobernar un pais quebrado moral, económica e institucionalmente.