sábado, 28 de septiembre de 2019





LA OBLIGACION DE ACERTAR

Por Peloecaña

Hay circunstancias de modo, tiempo y lugar en las que las personas estamos obligadas a acertar, a no equivocarnos, a no errar.

Quienes tienen la condición de depositarios de un mandato popular y la responsabilidad de ser jefes de Estado les corresponde ser infalibles en cuanto les sea posible, porque sus fallas en ejercicio  de esa jefatura siempre tendrán consecuencias funestas.

Dice  la Constitución Política de Colombia :"Artículo 189. El Presidente de la República simboliza la unidad nacional y al jurar el cumplimiento de la Constitución y de las leyes, se obliga a garantizar los derechos y libertades de todos los ciudadanos."

"Artículo 190. Corresponde al Presidente de la República como Jefe de Estado, Jefe del Gobierno y Suprema Autoridad Administrativa: 2. Dirigir las relaciones internacionales..." 6. Proveer la seguridad exterior de la República, defendiendo la independencia y la honra de la nación y la inviolabilidad del territorio,...".

"Artícuo198. El Presidente de la República, o quien haga sus veces, será responsable de sus actos u omisiones que violen la Constitución y las leyes."

Esas normas precitadas deben ser ejercidas, más que cualquiera otra, con tino excepcional y  sin el más mínimo margen de error.

La monumental y garrafal equivocación cometida por el señor Presidente de la República de Colombia, Dr. Iván Duque Márquez, en la Asamblea Anual de las Naciones Unidas, la semana pasada, al incorporar al expediente probanzas fotográficas, cuya finalidad era demostrar, de manera contundente y sin el menor asomo de duda, la complicidad del régimen de Venezuela, presidido por Nicolás Maduro, con las guerrillas de las FARC y el ELN, que conspiran abiertamente contra el Estado colombiano, debían ser incontrastables, contundentes, demoledoras, de manera que constituyeran plena prueba, para que la ONU tomara cartas en el asunto y respaldara a Colombia, sin ambages ni vacilaciones, en defensa de la democracia universal.

Pues no fue así; las fotografías de marras que pretendían sustentar el delito internacional cometido por el tirano venezolano, el enemigo público número uno de nuestra nación, nuestra patria y nuestro país, resultaron falsas, chimbas, mentirosas; y fue el diario El Colombiano de Medellín, de clara y nítida orientación progubernamental, quien le salió al paso a la falsedad oficial, que pretendió engañar a las Naciones Unidas, para evitar que el mentís  viniera del Estado venezolano.

Las fotos con las que se pretendió probar que la guerrilla comunista de origen colombiano, radicada en Venezuela, estaba reclutando menores y adoctrinándolos y adiestrándolos, para atentar contra la institucionalidad colombiana, eran totalmente faltas de veracidad; es decir, resultaron  falsas.

Fueron tomadas en el Departamento del Cauca, hace más de tres años, en jurisdicción colombiana,  a centenares de kilómetros del sitio, que el Presidente Duque fijó, en territorio hipotéticamente venezolano.

El desatino no es un mentira piadosa, ni constituye lo que los expertos en derecho civil, llaman dolus bonus; por el contrario, es un acto repudiable y repugnante.

Hemos quedado en ridículo ante el mundo y contribuimos de manera vergonzante a la consolidación de la tiranía de Maduro.

No es exageración, no es hipérbole, no es magnificación oportunista de un error inaceptable, es  la pura y rotunda realidad, la más absoluta verdad.

Esto no puede pasar desapercibido, ni mucho menos quedar impune; hay que establecer cuanto antes, ya, las responsabilidades pertinentes, los autores del exabrupto, y sancionar sin contemplaciones ni pusilanimidad a los culpables, caiga quien caiga.

El debate parlamentario, en ejercicio del control político correspondiente, no hay que dejarlo en manos de los opositores al gobierno, deben hacerlo quienes respaldan al Presidente, ante tamaño engaño y tan dolorosa frustración.  

Aquí no cabe el tapen, tapen, tapen.


lunes, 23 de septiembre de 2019





EL PACTO DE RIONEGRO

Por Peloecaña

Está circulando en estos días un artículo de la autoría del periodista exiliado en Miami, Ricardo Puentes Melo, al parecer escrito en junio de este año bajo el eslogan Periodismo sin Fronteras, titulado El Pacto de Rionegro.

El autor de la publicación, es de todos conocido, por su viacrucis y el de su familia, que él atribuye a persecución de sus enemigos, que ubica entre la militancia del centro Democrático, de cuyas huestes hizo parte.

Nunca antes al Dr. Álvaro Uribe Vélez, colombiano epónimo y distinguido como el que más, nadie se había atrevido a hacerle cargos y acusaciones tan graves y onerosas, ni sus más enconados detractores, la guerrilla colombiana, la izquierda nacional e internacional, Hugo Chávez y Nicolás Maduro, los senadores Petro, Cepeda y Robledo, la candidata a la alcaldía de Bogotá, Claudia López y su consorte, y todo el staff de la revista Semana, integrado por Daniel Coronel, María Jimena Dussan, Vlado, Caballero Holguín y Daniel Samper Ospina, y sus enemigos columnistas de El Tiempo, Silva Luján y similares, como los expresados por Puentes Melo, contenidos en el artículo que motiva el título de esta Desiderata.

Somos varios los uribistas que hemos hecho públicos nuestros reparos a la manera inexplicable como se festinó el triunfo del NO, en el plebiscito del 2 de octubre de 2016.

Pero las acusaciones de Ricardo puentes Melo son escandalosas y, por ende, muy graves  e inadmisibles.

Sostiene el comunicador que el acto de dilapidar y malversar el triunfo plebiscitario no fue una concesión graciosa,  sino una confabulación artera y preconcebida, pactada entre el presidente Juan Manuel Santos y el Dr. Álvaro Uribe, en su casa de Rionegro, Antioquia, el 12 de noviembre de 2016; es decir, pasadas cinco semanas de la derrota plebiscitaria sufrida por Santos y su régimen de oprobio y la guerrilla de las Farc.

Cita Puentes Melo, como testigo de excepción, que asistió a esa reunión donde se celebró según él, el pacto siniestro, una periodista y la identifica con nombre y apellido: Claudia Bustamante.

Me niego  a aceptar tamaño despropósito. No cabe en mi cabeza que alguien tan ponderado y sesudo haya cometido tan inconcebible dislate.

El Dr. Álvaro Uribe Vélez no puede guardar silencio ante las afirmaciones del periodista resentido; está obligado a desmentirlo y a probar  las mentiras de esa acusación, aunque tenga que invertirse la carga probatoria, porque él es nadie menos que el más grande expresidente Colombia en los últimos años y la cabeza visible de la oposición al más funesto de los presidentes que en Colombia han sido y fundador del Partido por el que millones de colombianos hemos votado desde hace lustros.

No olvide el Gran Colombiano que el que calla otorga.



viernes, 13 de septiembre de 2019






EL GENERAL HERNÁN MEJÍA GUTIÉRREZ


Por Peloecaña

No se extrañen, queridos lectores, no estoy desorientado; todo lo contrario, con la contundencia de la lógica de los silogismos, debo actuar; por eso si  las premisas son válidas y certeras, la conclusión es evidente.

El Oficial Hernán Mejía Gutiérrez siempre fue cabeza en todos los cursos de su carrera castrense, desde luego en los de ascenso en el escalafón militar; entonces si a su rendimiento académico agregamos la antigüedad, factor primordial para escalar posiciones en tan dura disciplina, y si tenemos en cuenta el tiempo transcurrido entre la fecha de su injusta detención, cuando ejercía como Coronel efectivo, hasta el 11 de septiembre de 2019, día en que el presidente Duque firmó el acto administrativo más vergonzoso y oprobioso de su devenir burocrático, el decreto que llama a calificar servicios al gallardo  militar, han pasado más de una década, tiempo más que suficiente para acceder al grado de Mayor General, por lo menos.

Por eso lo considero el General Hernán Mejía Gutiérrez.

Dice la sabiduría popular que "no hay mal que por bien no venga"; el decir sigue vigente. Si bien la milicia, la patria y Colombia entera perdieron el más glorioso de todos sus soldados, para fortuna general, la patria y Colombia lo recuperarán sin oropel ni blasones, pero con todas las virtudes de un excepcional ser humano.

El 13 de septiembre de 2019, cuando en el programa radial, La hora de la Verdad, su director lo entrevistó una vez más, sus respuestas conmovieron las fibras del corazón y las bondades del alma; era muy difícil contener las lágrimas, ante tanto patriotismo y tanto honor y reconocimiento a valores desgraciadamente hoy olvidados, ignorados y sepultados: "Dios, Patria, Familia y Tradición".

Y generosamente, el General Hernán Mejía Gutiérrez nos enteró de que en sus años de cautiverio, no dejó de pensar en esos valores, no como un diletante más, sino como alguien consciente del papel que debe jugar en la sociedad colombiana, y las responsabilidades que ellas encarnan; por eso se graduó de abogado y se especializó en Derecho Penal y también cursó estudios de postgrado en Derecho Procesal Penal; conocedores de su talante, no podía ser de otra manera.

General, la notificación del Decreto que lo llama a calificar servicios no es, ni mucho menos, un punto final, ni un fenecimiento de plano; es la apertura de una nueva responsabilidad y otro compromiso con Colombia, retos que usted nunca ha soslayado ni evadido; por el contrario, siempre ha salido a su encuentro y los asume con cariño, con decisión y con absoluta firmeza.

Muchos colombianos, muchísimos, estamos pendientes de la aparición de un auténtico líder político, tan escasos y raros hoy en tan noble actividad, la política, pero tan prostituída y vejada.

General, mande usted. ¡De frente paso de vencedores!

martes, 10 de septiembre de 2019






LAS AMENAZAS DE MADURO A COLOMBIA


Por Peloecaña

El déspota mandatario marxista que  sufrimos los venezolanos y todos los que seamos demócratas de verdad, estemos donde estemos, ha celebrado tratados y convenios con gobiernos extranjeros simpatizantes de su manera nada ortodoxa de comportarse, y enemigos circunstanciales del Gobierno de USA, quienes en desarrollo de esos convenios o tratados le han suministrado  a la tiranía venezolana ejercida, a  plenitud, por Nicolás Maduro, armas de toda clase, más para agredir que para defenderse, que pueden ser utilizadas contra Colombia y sus habitantes, tales como artillería pesada, motriz y estática; aviones de guerra, helicópteros; misiles de largo alcance, y todo tipo de vituallas y municiones, en actitud evidentemente hostil, hacia nosotros su vecinos, por  parte de todos esos proveedores de artefactos bélicos.

Las autoridades colombianas y las instituciones estatales nuestras no pueden guardar silencio cómplice y cobarde, ante tan inminente agresión y ostensible peligro gravísimo, so pretexto de evitar que nos consideren belicistas o guerreristas.

Ya por temor a ese infundio irreal y absurdo nos impusieron los Acuerdos de La Habana, con todas sus funestas consecuencias, y nos birlaron el triunfo del Plebiscito del 2 de octubre de 2016.

El régimen venezolano aupa a las Farc y al Eln, que son la cabeza de playa, la punta de lanza, la caterva de traidores que enarbolan las banderas de los felones a la Patria, nuestros públicos enemigos, así declarados por ellos mismos hace más de 50 años, y respaldados por el más funesto mandatario que Colombia haya tenido en toda su historia, Juan Manuel Santos Calderón, y todos los vendepatrias de su misma ralea y sus áulicos incondicionales.

Ya un Miembro de la Asamblea Constitucional de Venezuela, homogéneamente chavista y madurista, en un alarde de desfachatez y cinismo anunció a todo pulmón que tiene las coordenadas en Bogotá, de la Casa de Nariño, del Capitolio Nacional y del Palacio de Justicia, del Ministerio de Defensa y del barrio el Nogal.

Solo le faltó anunciar  que el mismo día del bombardeo a esos sitios institucionales vendrán Maduro, Diosdado y Padrino a posesionar a Márquez como presidente revolucionario de Colombia.

Pues bien, ante tan contundente realidad solo nos queda a los colombianos ejercer la poca o mucha dignidad que nos quede, y rechazar con valor y patriotismo la intenciones nefandas de los enemigos de la democracia, y el legítimo derecho a la defensa de todo lo que nos es más querido, las tumbas de nuestros mayores, la dignidad nacional, las gestas libertarias, la institucionalidad y la juridicidad y mandar al último cuerno de la luna a todos los que quieran periclitar después de obtener la victoria con sangre, sudor y lágrimas  y negociar la existencia del Estado Colombiano.

Así como el régimen opresor del dictadorzuelo venezolano hizo uso indebido de la libertad de asociación y de comercio, con aliados extranjeros para intimidarnos y amenazarnos de manera inadmisible, nosotros todos, el pueblo colombiano y sus autoridades legítimamente constituidas, con todo el respaldo que nos dan la razón y el Derecho Internacional Público, debemos constituir las alianzas y uniones necesarias, que nos permitan a través de Tratados y Convenios Públicos Internacionales, ejercer nuestro derecho a la Legítima defensa y subsistir como Nación.

Señor Presidente, señores Congresistas, señores Magistrados de las Altas Cortes llegó la hora de cerrar filas en defensa de la Patria, el País y la Nación, celebrando con nuestros aliados naturales e históricos, la instalación y consolidación de bases militares, que garanticen nuestra estabilidad institucional como país libre y democrático.

El movimiento se demuestra andando, señor Presidente; proponga cuanto antes los tratados necesarios que garanticen la supervivencia de todos; señores Congresistas llegó la hora de que el país sepa cuántos somos y cuántos quedamos; señores Magistrados es la oportunidad de demostrar que la Patria está por encima de los partidos. ¡Tienen la palabra!