sábado, 27 de enero de 2018






LA CARA REPUGNANTE Y NAUSEABUNDA DE LA POLÍTICA

Por Peloecaña

Conocí a Dorotea Laserna Jaramillo, cuando su padre, el Dr. Mario Laserna Pinzón, era miembro del Directorio Conservador de Bogotá y la Casa Conservadora quedaba a espaldas del Palacio de los Ministerios, calle 6ª, costado sur, entre carreras 7ª y 8ª de la capital.

En esa vieja casona estaban las oficinas del Partido Conservador y yo era, por entonces, el Secretario de las Juventudes Conservadoras de Cundinamarca. 

El Dr. Mario, a veces, se hacía acompañar de su hija Dorotea, quien en  más de una ocasión departía con algunos de nosotros, en el salón donde nos reuníamos. No puedo decir que fuimos amigos, pero si que nos conocíamos.

Pues bien, más tarde Dorotea fue la esposa del Dr. Ignacio Valencia López, y la madre de la Senadora Paloma Valencia Laserna, destacadísima militante del Centro Democrático, senadora por ese partido, precandidata presidencial, y protagonista preeminente de la política colombiana.

En el fragor de la refriega electoral, por estos días, la periodista Claudia Morales ha querido denunciar que fue víctima de una violación en la que se mancillaron su honor y su libertad sexuales.

Hasta que no se demuestre lo contrario, esa denuncia no tiene por objeto que se haga justicia por el delito cometido en el que el sujeto pasivo de esta acción punible es la comunicadora Morales, sino, por el contrario, pretende la ofendida que un manto de duda viole el derecho al buen nombre de varios colombianos.

Dice la ley penal colombiana que cuando alguien denuncia a otra persona de cometer delito, el o la denunciante está obligado a identificarlo, so pena de incurrir en un acto también delictuoso.

Fui objeto de una violación, cometida por uno de mis jefes, pero me reservo el derecho de no identificarlo, por la preeminencia  importancia del violador y el temor a las represalias que pueda cometer en mi contra. En síntesis, ese es el tenor de la denuncia pública, formulada a través de los medios.   

Resulta que la violada denunciante ha tenido varios jefes, todos importantes, notorios y notables, desde un expresidente, hasta destacados directores de medios. Su silencio tiende un manto de duda sobre la integridad moral de todos los que han sido jefes de la periodista.

La trama se sigue urdiendo y, de pronto,  salta la liebre; alguien anónimo empieza a nombrar sospechosos, hasta llegar a sembrar la cizaña directamente en la  persona del expresidente Álvaro Uribe Vélez, el objetivo está cumplido y la denuncia inconclusa, que empezó como una bola de nieve ladera abajo, hasta que  tomó proporciones de alud descomunal. 

Pero es tan evidente y burda la mala intención de la calumnia tentada, que su propósito maligno no prospera y se devuelve contra sus autores cobardes y bellacos, que en vez de ser morales son perfectamente amorales.

Viene otro episodio, concebido de manera inexplicable, que aturde y confunde: la senadora Paloma Valencia Laserna decide escribir acerca de un episodio oscuro, viscoso, purulento, repugnante y nauseabundo y somete a su señora madre a la humillación de convertirla en protagonista de un  episodio que nunca ha debido ser sacado a la luz pública: doña Dorotea Laserna de Valencia, en su hermosa juventud, fue acosada por un degenerado, investido de la autoridad y la prestancia inherentes al cargo de Procurador General de la Nación.

Una cosa es un acoso frustrado y otra una violencia consumada.

Paloma Valencia no ha tenido el buen juicio de sopesar la grandeza y dignidad de su señora madre, la colocó en el centro de la atención de tantos morbosos degenerados, que quieren hacer fiesta del honor de personas decentes y respetables. Se equivocó de medio a medio, derramó sobre el traje de gala de su credibilidad un frasco de tinta indeleble. ¡Que pena! ¡cuanto mal le ha hecho a su carrera política!

¿Qué pretende? ¿Emular con Claudia Morales, en la persona de Dorotea Laserna Jaramiilo?

Sindica Paloma a un exprocurador, pero no lo identifica. Desde 1967 hasta el año 2016 han pasado por esa dignidad, las siguientes personas:

Mario Aramburo Restrepo, Jesús Bernal Pinzón, Jaime Serrano Rueda, Guillermo González Charry, Carlos Jiménez Gómez, Carlos Mauro Hoyos, Horacio Serpa Uribe, Alfonso Gómez Méndez, Carlos Gustavo Arrieta, Orlando Vásquez Velásquez, Jaime Bernal Cuellar, Edgardo Maya Villazón, Alejandro Ordóñez Maldonado y el actual Procurador, Dr. Carrillo.

Paloma, Dorotea Laserna Jaramillo, su dignísima madre, salió incólume de ese acoso,  como Daniel salió del horno ardiente  y del foso de los leones.


2 comentarios:

  1. Gracias, muchas gracias Maestro Peloecaña por dejarnos conocer sus opiniones en LHDLV y ùltimmente en DESIDERATA! Este artìculo sobre doña Dorotea Laserna, madre de la Senadora Paloma Valencia me parece formidable, como tantos suyos.

    ResponderEliminar
  2. Increíble que Paloma se iguale por debajo y sobre el dignísimo Ahonor de su madre.lo demás es basura no reciclave de la Morales.
    A propósito yo también conocí la sede de San Agustín cuando me posesione como miembro de las juventudes conservadoras de Narïño ante Doña Berta y Domingo Sarasty. Que buenas épocas.

    ResponderEliminar