DISCRIMINACIÓN
Por Peloecaña
La discriminación es la acción y el efecto
de discriminar y, para este verbo, el Diccionario de la Lengua Española trae
dos acepciones: 1ª- "Seleccionar
excluyendo"; y 2ª- "Dar
trato de inferioridad a una persona o colectividad, por motivos raciales,
religiosos, políticos, etc."
La última es absolutamente inadmisible.
Permítanme ocuparme en este escrito de la
primera: "seleccionar
excluyendo".
Si nos detenemos un momento, vamos a
encontrar que la naturaleza es la discriminadora por antonomasia:
Nos hizo macho o hembra; blanco o negro;
amarillo o cobrizo; rubicundo o paliducho; gigante o enano; alto o bajito;
gordo o flaco; sabio o necio; genio u orate; glotón o sobrio; heterosexual,
bisexual, homosexual o asexual, etc., etc., etc.
La sociedad también discrimina, a pesar de
los esfuerzos de algunos obsesos por lograr que todos seamos absolutamente
iguales. ¡Qué insensatez!
El Derecho hace lo propio. Somos incapaces
o capaces; imputables o inimputables; hay en todo el mundo códigos que tipifican
las conductas punibles y de ellas hay toda una gama; sigue la discriminación
jurídica penal señalando castigos diferentes para cada delito; habla de actos
dolosos y culposos; consagra eximentes de responsabilidad y agravantes que
hacen más onerosa la sanción a imponer al delincuente.
La separación, por exclusión, es evidente
cuando crea las distintas ramas del Derecho: civil, penal, laboral,
administrativo, constitucional, comercial, espacial y, además, se discrimina en
Derecho cuando se separan el sustantivo y el procesal.
¿Se imaginan la juridicidad sin esas
discriminaciones?
Y también los sabios que en el mundo han sido,
discriminan el Poder Público cuando señalan la existencia de sus tres ramas, la
legislativa, la ejecutiva y la jurisdiccional.
Y la educación también discrimina, cuando
establece las distintas categorías que la integran: preprimaria, primaria,
secundaria, superior universitaria y de posgrado.
Y hay sistemas representativos y
presidenciales; y hay partidos políticos; y jueces de distintas jerarquías, con
diferente jurisdicción y competencias; y parlamentos bicamerales y
unicamerales; y aforados y ciudadanos del común.
Y también hay dictadores que se convierten
en tales cuando deciden no discriminar y asumen la totalidad del poder,
legislan, ejecutan y juzgan.
Y en Colombia, los enemigos de seleccionar
excluyendo, los amigos del igualitarismo pleno son los más fervientes
defensores los dictadores como Maduro, Ortega, Evo, los Castro y sus secuaces.
Y en la izquierda colombiana también
discriminan, porque no son iguales Petro y Claudia; ni Santrich y de la Calle;
ni Santos y Samper, aunque prediquen la igualdad para todos.
Tampoco son iguales las actitudes tolerantes
y complacientes con los hipotéticamente sus pares, con el trato casi siempre
violento contra los que consideran sus dispares.
En conclusión, este es un mundo
discriminatorio y diferente, nunca serán iguales los Estados Unidos de
Norteamérica, Rusia y China; por eso existen Corea, la de Seul y la del Norte; los Emiratos Árabes y Haití; la
opulencia y la miseria.
Nunca serán iguales Maduro y Cabello que el
venezolano del común, sea o no chavista o adverso al régimen que oprime esa
nación.
Por eso los amigos de la no discriminación
son unos mentirosos redomados.
¡Discriminación no señores y señoras! Es credibilidad y no existe, osea, toda esa basura socialista y lo que la circunda como la JEP, hay que terminarlas don Ivan Duque! ¿Qué espera usted? Ya mismo hágalo y que empiecen las extradiciones y las fumigaciones masivas desde el aire contra el océano hay que re-comenzarla. Esa pesadilla comunista en América Latina hay que reprimirla. No sirve por donde se le mire. Solo es extravagancia la izquierda. Y no estamos discriminando. Sus obras represivas así lo abalan. Sus sabotajes también y ni que hablar sus actos terroristas. No más. La democracia tiene que abrirse en todo el continente. Así sea. ¡Que viva la derecha y la ultraderecha!
ResponderEliminarAnotación: Es ¡El océano de coca, que nutre la maldad! Tal cual.
Eliminar-Que fastidio, tener que escuchar a Juhampa, el peor presidente de la historia de Colombia y uno de los más ineptos en occidente, en la Corte Constitucional, que no digamos mucho tenga ella: fans y fanáticos. El pueblo soberano eligió fue a Iván Duque y ¿Por qué tener que oír a Alias Santiago? Dejo un país cocalero y quebrado. Por favor no más.
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