jueves, 11 de julio de 2019






CADENA  PERPETUA PARA LOS PEDERASTAS

Por Peloecaña

A mi juicio, el Presidente Duque tiene razón cuando le propone al Congreso condenar a los pederastas a cadena perpetua; esa plaga social no debe ni puede estar conviviendo con el resto de la sociedad, hay que aislarlos, en lugares especiales de confinamiento, sin ningún beneficio, distinto al cuidado de su salud, para que el castigo  de sus desafueros sea más duradero.

No merecen sino eso, nada de teléfonos ni de medio de comunicación alguno, con el mundo externo, en el que no fueron capaces de convivir con respeto a lo más caro de cualquier sociedad civilizada: la niñez y la adolescencia.

Los Senadores y Representantes deben expedir la legislación pertinente, para los que incurran en esa conducta aberrante, sin distingo de raza, sexo, edad o condición, y para  los de  posición privilegiada en la sociedad, la cadena perpetua ha de ser doble.

Nada de arresto domiciliario, ni de consideración alguna, ya que ellos, cuando delinquen, no la tienen con sus víctimas inocentes, ni con sus familias, ni con el cuerpo social del que, por desgracia, hacen parte.

Todos en el mismo lugar de reclusión, en los mismos catres, con la misma comida y con guardianes severísimos que les respeten, eso sí, su condición de seres humanos, aunque los pederastas se hayan comportado con inhumanidad manifiesta.

Pero la cadena perpetua debe extenderse a otros delincuentes iguales o peores que los paidófilos o pedófilos, que son los inductores de los menores al consumo de sustancias sicotrópicas, en toda la gama de esa producción maldita.

A los jíbaros, a los expendedores de narcóticos en las puertas de colegios y escuelas o en cualquier sitio, porque su conducta criminal es también atentatoria contra la dignidad de sus víctimas directas y, desde luego, son victimarios de sus familias.

Solo con penas draconianas para quienes nunca han respetado nada, para los que constituyen la resaca social y son auténticas alimañas, la sociedad se puede blindar y proteger de manera eficaz.

Si se rompe la cadena que integra el narcotráfico, atacando los distribuidores de la droga maldita, sin dejar impunes a quienes la producen y comercializan, estaremos empezando a combatir el gravísimo  problema que nos afecta de manera tan grave y dolorosa.

A los jueces venales y corruptos que se abstienen, de mala fe, de aplicar la ley, de manera pronta y cumplida, también hay que aislarlos de por vida de la sociedad que ven con desdén y con desprecio, porque ellos también son parte fundamental de la existencia de ese flagelo que tan inclemente nos golpea y aflige.

Señores legisladores, ¡ustedes tiene la palabra!








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