jueves, 18 de febrero de 2021


 


 EL PACTO DE SAN JOSÉ

 

 

Por Peloecaña

 

El 22 de noviembre de 1969, representaciones diplomáticas de casi todos los países de América suscribieron la convención sobre los Derechos Humanos, que se conoce como El Pacto de San José, pacto multilateral que le dio origen a la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

 

Casi 22 años después (1991) es promulgada la Constitución Política de Colombia, país signatario del Pacto de San José.

 

El artículo 277º constitucional establece las funciones que le corresponden al Procurador General de la Nación, y en el numeral 6. de esa cláusula leemos: "Ejercer vigilancia superior de la conducta oficial de quienes desempeñen funciones públicas, INCLUSIVE LAS DE ELECCIÓN POPULAR; ejercer preferentemente el poder disciplinario; adelantar las investigaciones correspondientes e imponer las respectivas sanciones conforme a la ley."

 

Gustavo Petro Urrego ejerció la Alcaldía Mayor de Bogotá, a partir del año 2012 y durante su mandato incurrió en graves irregularidades, que implicaron varias investigaciones disciplinarias, cuyo desenlace fue la imposición de las sanciones graves, proporcionales a la magnitud de sus transgresiones a la ley.

 

Prevalido de la catadura ética de algunos de los integrantes de la Corte Interamericana de Derechos Humanos impugnó ante esa instancia sus sanciones, y ese tribunal internacional decidió que la facultad constitucional arriba citada no le correspondía al Procurador, en tratándose de funcionarios de elección popular y, por cuenta de una interpretación amañada, los desafueros de Petro quedaron impunes.

 

Hoy, los familiares de las víctimas de los asesinados militantes de la UP, Unión Patriótica, han acudido al mismo Juez Internacional, reclamando indemnización al Estado Colombiano como responsabilidad civil a su favor.

 

Es evidente, y de aceptación universal, que el delito es generador de obligaciones civiles que les corresponde sumir a los victimarios y, en este caso concreto, el Estado colombiano nunca fue generador de esas obligaciones y, por tanto, no debe asumir la responsabilidad ajena que las víctimas pretenden.

 

Desde luego, conociendo la naturaleza de los veredictos emitidos por la Corte Interamericana de Derechos Humanos es de Perogrullo suponer la sentencia condenando a quien nunca fue victimario, y no es un ejercicio de difícil cálculo sopesar la magnitud económica de la sentencia, en contra de los intereses de Colombia.

 

Existe una manera eficacísima de no someterse a tan onerosa e injusta decisión: retirarnos del Pacto de San José.

 

El articulo 189º de la Constitución Política que nos rige, salvo que la Corte interamericana de Derechos Humanos, diga lo contrario, establece: "Corresponde al Presidente de la República como jefe de Estado, jefe de gobierno y suprema autoridad administrativa: 2. Dirigir las relaciones internacionales. Nombrar los agentes diplomáticos y consulares, recibir a los agentes respectivos y celebrar con otros Estados y entidades de derecho internacional tratados o convenios, que serán sometidos a la aprobación del Congreso,"

 

Señor Presidente Iván Duque Márquez, usted tiene en sus manos la solución al problema.

 

 

1 comentario:

  1. Oración por la Paz en Colombia (Para recitar todos los días)

    En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

    Padre, Tú eres un océano de paz y nos regalas por medio de tu Hijo Jesucristo y por la acción del Espíritu Santo este don, y lo siembras en nuestro corazón por medio de la conversión y la reconciliación.

    Tú nos confías la paz a nuestra responsabilidad, convirtiéndonos en artesanos de la paz, para construirla con “pasión, paciencia, experiencia y tesón”.

    Tú quieres que nuestras familias sean escuelas de paz donde te escuchemos, acojamos y te sigamos mejor y, así germinen palabras y gestos de perdón, escucha, diálogo, ternura, amor y reconciliación. Que los niños y jóvenes se conviertan en protagonistas de un futuro de paz.

    Acompáñanos en las responsabilidades que tenemos en nuestra vida social, política, económica, cultural y eclesial. Haz que difundamos el respeto por la vida, las personas y la creación; que seamos solidarios, fraternos, justos y trabajadores del bien común.

    Acoge en tu casa a quienes murieron víctimas de la guerra fratricida, mueve el corazón de los actores violentos para que vuelvan a Ti y sean también ellos constructores comprometidos de la paz. Fortalece a las víctimas en su dignidad y otórgales valentía para ofrecer el perdón.

    Que María Reina de la paz, nos ayude a desarmar el corazón, a vivir la justicia, el perdón, la reconciliación y la paz, para que nazca en Colombia la civilización del amor y no de la corrupción y el rencor que desembocan en caos, anarquía, destrucción, guerra y tristeza.

    Que con tu preciosísima sangre, Divino Maestro y redentor del Universo, nos convirtamos y perdonemos a todos los que nos han hecho mal de diferentes modos. Que sin esto, nos podemos condenar en el infierno eterno. Que no basta buenas intenciones, sino, acciones amorosas en el Nombre tuyo.

    Que María Santísima guie nuestros pasos al Paraíso Celestial, al que todos estamos llamados. Y, que San José nos ayude en cada jornada diaria, para que no nos falten ni los alimentos y ni las medicinas.

    Que San Miguel arcángel, nos proteja contra todo vicio, mal, odio y desunión que siempre desembocan en la destrucción del alma y del cuerpo.

    Que podamos imitar a los santos del cielo y que ellos sean un modelo para construir una patria y un mundo lleno de Paz, Justicia y nuevas relaciones. Repletas de comprensión, armonía y amor.

    En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

    Amén.

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