domingo, 7 de marzo de 2021


 

EL PRONUNCIAMIENTO DE LA FISCALIA EN EL CASO URIBE

 

 Por Peloecaña

 

Reconforta, y nos reconcilia con la justicia, el pronunciamiento del Fiscal Gabriel Jaimes Durán, es un reencuentro con el derecho y con la institucionalidad, no por el sentido de la decisión, sino por su sólido sustento jurídico y su apego a la ley.

 

El acatamiento al debido proceso, la manera de valorar las pruebas aportadas al expediente, sin ningún sesgo político, solo atenido al respeto y acatamiento a la juridicidad, son garantía plena de sabiduría y probidad, de la calidad ética del funcionario.

 

Es interesante cotejar los atestados académicos y laborales, del señor Fiscal Jaimes Durán  con los de sus contradictores.

 

El senador pro Farc y el exfiscal, que hizo de su cargo una agencia de gestiones al servicio de la política nefanda del expresidente tahúr y fullero.

 

Se siente un rocío de frescura y sosiego, se recupera la tranquilidad ética e intelectual, volvemos a creer en Colombia y a vivir la esperanza de mejores tiempos.

 

Esperamos que la juez de conocimiento, la doctora Carmen Helena Ortiz R., a quien, por sorteo, le correspondió decidir acerca de la solicitud de la Fiscalía, también emita su juicio, ajustada a la Constitución y a la ley, y así deseamos su veredicto, cualquiera que sea. 

 

En cuanto al Presidente Álvaro Uribe Vélez, quien ostenta el galardón, merecido, de El Gran Colombiano, también con sobrados méritos, por las vivencias que le ha tocado soportar y padecer, bien merece ser par del símbolo de la paciencia y el acatamiento a la voluntad de Dios, el patriarca Job.

 

Si al doctor Álvaro Uribe Vélez por fin le hacen justicia, también hay que medir con la misma vara al senador que se peda y al exfiscal Montealegre. Ellos no pueden seguir impunes; solo así se consolidará y reivindicará la tan aporreada Temis.

 

 

1 comentario:

  1. Oración por la Paz en Colombia (Para recitar todos los días)

    En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

    Padre, Tú eres un océano de paz y nos regalas por medio de tu Hijo Jesucristo y por la acción del Espíritu Santo este don, y lo siembras en nuestro corazón por medio de la conversión y la reconciliación.

    Tú nos confías la paz a nuestra responsabilidad, convirtiéndonos en artesanos de la paz, para construirla con “pasión, paciencia, experiencia y tesón”.

    Tú quieres que nuestras familias sean escuelas de paz donde te escuchemos, acojamos y te sigamos mejor y, así germinen palabras y gestos de perdón, escucha, diálogo, ternura, amor y reconciliación. Que los niños y jóvenes se conviertan en protagonistas de un futuro de paz.

    Acompáñanos en las responsabilidades que tenemos en nuestra vida social, política, económica, cultural y eclesial. Haz que difundamos el respeto por la vida, las personas y la creación; que seamos solidarios, fraternos, justos y trabajadores del bien común.

    Acoge en tu casa a quienes murieron víctimas de la guerra fratricida, mueve el corazón de los actores violentos para que vuelvan a Ti y sean también ellos constructores comprometidos de la paz. Fortalece a las víctimas en su dignidad y otórgales valentía para ofrecer el perdón.

    Que María Reina de la paz, nos ayude a desarmar el corazón, a vivir la justicia, el perdón, la reconciliación y la paz, para que nazca en Colombia la civilización del amor y no de la corrupción y el rencor que desembocan en caos, anarquía, destrucción, guerra y tristeza.

    Que con tu preciosísima sangre, Divino Maestro y redentor del Universo, nos convirtamos y perdonemos a todos los que nos han hecho mal de diferentes modos. Que sin esto, nos podemos condenar en el infierno eterno. Que no basta buenas intenciones, sino, acciones amorosas en el Nombre tuyo.

    Que María Santísima guie nuestros pasos al Paraíso Celestial, al que todos estamos llamados. Y, que San José nos ayude en cada jornada diaria, para que no nos falten ni los alimentos y ni las medicinas.

    Que San Miguel arcángel, nos proteja contra todo vicio, mal, odio y desunión que siempre desembocan en la destrucción del alma y del cuerpo.

    Que podamos imitar a los santos del cielo y que ellos sean un modelo para construir una patria y un mundo lleno de Paz, Justicia y nuevas relaciones. Repletas de comprensión, armonía y amor.

    En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

    Amén.

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