sábado, 20 de mayo de 2017



EL PRÓXIMO DEBATE ELECTORAL

Por Peloecaña

 Se aproxima a pasos implacablemente rápidos la hora de las definiciones para todos los partidos y movimientos en cuanto a la escogencia de candidatos a la Presidencia de la República y al Congreso Nacional.

La estrategia de posponer la nominación de las personas insignias para ser opción y alternativa de poder y buscar el respaldo popular para sus nombres hay que cambiarla, por lo menos en cuanto hace a los señalados en representación de La Gran Alianza por Colombia o Gran Alianza Republicana, o el apelativo  que crean que es el  mejor para aumentar la audiencia y el compromiso de los electores, no puede ser la tradicional, ni es válido el cálculo del misterio y la elucubración, por el temor a la práctica corrupta de judicializar a los elegibles que utiliza el régimen, para eliminar contendientes.

Ya no vale el temor de que se repita la suerte que corrieron los doctores Andrés Felipe Arias Leiva y Luis Alfredo Ramos Botero; los ciudadanos estamos obligados a impedirlo y a no permitir que tan vergonzosa afrenta a la democracia sea recurrente.

Por eso es perentorio el plazo que tienen los voceros de las corrientes de opinión que conforman la alternativa democrática, contraria a la izquierda marxista y al régimen vergonzoso de la trinca Santos-guerrilla, y es urgente la escogencia pronta  de los candidatos que tengan la suficiente aceptación y credibilidad, sabiduría y probidad, para la Presidencia y Vicepresidencia  de la República y para conformar el Congreso Nacional.

Si a esas dignidades llegan los mejores ciudadanos, no habrá temor de infiltrados, ni de tibios, ni de candidatos con recónditas taras o indignidades.

Por eso para acertar no son suficientes las meras ganas de los aspirantes; ellos han de tener méritos evidentes y probados, están obligados a  ser dueños de currículum personal  con superávit de calidades intelectuales, morales y políticas en el mejor de los sentidos. No basta con tener excelentes padrinos y éstos se abstendrán de ejercer tal padrinazgo a favor de quien no lo merezca.

Es bien sabido que algunos notables no renuncian a la tentación de ejercer el poder por interpuesta persona y en cuerpo ajeno; ésta no es su hora. Colombia necesita de sus mejores hombres para afrontar con éxito el reto del momento y para superar la crisis que padecemos.

Los precandidatos de todos los partidos y corrientes de opinión que integren la Gran Alianza por Colombia deben asumir el compromiso solemne de respetar la decisión final y los no escogidos se obligarán, por honor, a trabajar sin desmayo y con entusiasmo para obtener la victoria final, porque el triunfo será suyo propio.

Una fórmula presidencial victoriosa, sin el acompañamiento de un Congreso solidario y comprometido con el programa presidencial ganador, significará una victoria pírrica, inocua, intrascendente y  lamentable.

Sugiero que los precandidatos no escogidos sean incluidos en los lugares de vanguardia de las listas para Senado y Cámara, y que sean los líderes de todos los sectores de opinión que integren la gran coalición las cabezas de lista en cada segmento que representen.

Al comienzo digo que hay que cambiar la estrategia tradicional de motivar a los electores; por eso propongo que hay que promocionar el antivoto; es decir, que en las ciudades, pueblos y carreteras de la Patria, mediante vallas, pasacalles, hojas volantes, mensajes emitidos a través de las redes sociales,  hay que invitar a que el ciudadano emita un voto de castigo, contra los candidatos que ya demostraron con quien es su compromiso: con el régimen santista, con el ascenso al poder de la guerrilla, con la desinstitucionalización de Colombia.

Por ejemplo, en el Valle del Cauca hay que invitar a no votar por Roy Barreras; pero sí a votar fervorosa y copiosamente por Carlos Holmes Trujillo.

En Santander debe haber mensajes que invitan a no votar por Horacio Serpa; pero sí a ungir a Alejandro Ordóñez Maldonado.

En Caldas, a no votar por Humberto  de la Calle y Lizcanito; pero sí por el Senador Mejía y por Fernando Londoño Hoyos, y así en cada departamento y circunscripción electoral.

En Bogotá, a no votar por el cenador que se peda; pero sí con fervor y abundancia por María Fernanda Cabal.




1 comentario:

  1. Excelente propuesta, Lástima que en Nariño hasta ahora no n tenemos por quien votar

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