viernes, 15 de septiembre de 2017





LA  DESCERTIFICACIÓN

Por Peloecaña

Preocupación válida y justificada ha despertado la premonición de una posible descertificación por parte del Presidente Trump a Colombia, por el manejo complaciente con las FARC, por parte del Presidente Juan Manuel Santos y su gobierno supérstite, estimulando el aumento del área cultivada en el país de las plantaciones de coca y, por ende, incremento de la producción de cocaína en el mercado internacional para tantísimo consumidor gringo y de todos los enviciados del orbe.

Preocupación para el régimen, por los efectos que tal medida produce en el concierto de las naciones del mundo, frente a nuestra patria lastimada; volvemos a ser los parias de la humanidad; el pasaporte colombiano una vez más será maloliente y estigma, situación que hemos de padecer todos los connacionales, a pesar de ser  buenos y decentes, como somos la mayoría de los colombianos.

Circunstancia, la de la descertificación, que añoran, aunque de dientes para afuera digan lo contrario, algunos de los opositores al gobierno actual, porque esa medida sancionatoria fortalece sus argumentos de desacuerdo y les da más pertrecho para la batalla.

Yo como el primer opositor sin pliegues y sin disimulo a este mandato vergonzante y vergonzoso, a esta trinca de la mesa de la unidad nacional y a esta justicia que ofende y obnubila, debo decir con firmeza que la descertificación anunciada la rechazo por injusta, aunque buscada con ahínco por el presidente Santos y su combo.  La rechazo por razones jurídica  e históricas.

Según la Teoría Causalista, Finalista y también conocida como Teoría del Método Lógico, simple, elemental y sencilla, para determinar la culpabilidad y señalar la responsabilidad de una persona, en este caso concreto, la sociedad, solamente se requiere la comprobación de la causa, tomando el efecto como su consecuencia directa, razón por la cual es inevitable concluir que son los consumidores de cocaína los culpables directos de los efectos que en Colombia hemos tenido que padecer y soportar, el flagelo dolorosísimo del narcotráfico con todas sus nefandas secuelas. 

El Gobierno de los EE.UU., que nos amenaza con el leviatán de la descertificación, debe primero descertificar a los consumidores de cocaína del mundo y, sin duda, el primero en recibir esa sanción es el coloso del norte.

No es una postura marxista afirmar y reclamar que Colombia y México somos victimas de los consumidores de todas las latitudes, en ese mundo tétrico del vicio de la droga. 

La historia y los historiadores señalan que en enero de 1920, mediante enmienda a su Constitución, los Estados Unidos de Norteamérica prohibieron y proscribieron la producción, el transporte y la venta de bebidas alcohólicas, pero dicha enmienda mantuvo la libertad del consumo.

Esa medida fue causa del incremento de la criminalidad en ese país,  y los efectos fueron tan graves que la prohibición sólo tuvo vigencia hasta el 5 de diciembre de 1933, fecha en que la ley seca fue derogada por el presidente Franklin Delano Roosevelt.

Los estadounidenses, prácticos como siempre, aplicaron la teoría causalista, derogaron la ley que era la causa del incremento exorbitante de la criminalidad.

A propósito, una acotación al margen; cuentan los cronistas que uno de los sistemáticos violadores de la ley seca, fue un epónimo integrante y fundador del clan Kennedy.

En Colombia, país del tercer mundo, llevamos décadas con legislación que reprime la producción, el transporte y la venta de narcóticos, soportando las gravísimas secuelas que la vigencia de esas normas nos imponen, siendo casi siempre impunes los delincuentes narcotraficantes y sancionados los inocentes, victimas de esa misma impunidad.

Si colocamos en la balanza de Temis la responsabilidad de los países fabricantes y vendedores de armas para el mundo, cuyo comercio criminal ha traído desolación, desplazamiento y muerte, y en la misma balanza las secuelas funestas del narcotráfico, sin ningún esfuerzo podemos concluir que el armamentismo es más desolador que todos los carteles de la droga juntos.

Que Donald Trump descertifique su país, por ser el primer consumidor de cocaína del mundo y el primer productor y comercializador de material bélico en toda la tierra.  


No hay comentarios:

Publicar un comentario