viernes, 22 de septiembre de 2017





PRECANDIDATOS Y PREACUERDOS


Por Peloecaña

El Centro Democrático ya tiene en el partidor varios precandidatos y, según runrunes, ahora entra a esa competencia política un peso pesado, de altísimo vuelo y merecido prestigio, el doctor Luis Alberto Moreno.

Por fuera del partido del doctor Álvaro Uribe Vélez gravitan dos precandidatos; los dos de peso específico en la política colombiana y ambos afines a él.

Si la Gran Alianza por Colombia va para buen puerto, hay que entender que la opinión del Gran Colombiano, importante como la primera, no puede ser única sino que  habrá  otras, que deben ser tenidas en cuenta, so pena de matar la criatura en el vientre de la madre. 

No se necesita ser un lince para aceptar y entender que los cinco candidatos del Centro Democrático y los tres exconservadores, Ordóñez, Ramírez y ahora Moreno, cuentan todos con el beneplácito de los expresidentes Pastrana y Uribe y del Estado Mayor de esa gran coalición.

Ahora lo que falta es definir, cuanto antes, unos preacuerdos que todos estén dispuestos a respetar y honrar.

Primero, hay que definir el mecanismo de escogencia, para lograr un candidato único.

También se necesita el compromiso solemne y expreso, asumido por todos los aspirantes, de acatar sin condiciones, ni reservas, ni restricciones la opción resultante del ejercicio del mecanismo acordado para hacer realidad esa escogencia, teniendo en cuenta que los señalados son dos, un candidato presidencial y un candidato a la vicepresidencia. 

Los así señalados y escogidos requieren atributos exclusivos y probados: lealtad sin sombras, probidad sin límites y sabiduría y prudencia de estadistas, que la hora de la Patria requiere.

Pero ese es el primer paso del camino largo y tortuoso por recorrer; lo que sigue es elegir al Congreso unas mayorías que logren, sin titubeos ni cálculo personal, el cambio que Colombia clama a gritos y, sin duda, en la bancada solidaria con el nuevo presidente han de estar los no beneficiados con el premio mayor y otros colombianos insignes que en el actual parlamento han demostrado su valía personal, o que con sus procederes se han ganado con méritos suficientes ese silicio de ser las mayorías de un congreso predestinado que tendrá la gravísima responsabilidad de darle plena vigencia al triunfo del NO en el plebiscito, que el régimen le ha escamoteado al pueblo colombiano.

Difícil pero apasionante empresa, la de devolverle a Colombia la fe en sus instituciones; dignísimo compromiso el de dar nuevamente la fe en la justicia y en el ejercicio decente de la política, y reto que han de asumir los congresistas de colocar a la insurgencia en el lugar que le corresponde, sin gabelas ni canonjías. 

También la Gran Alianza por Colombia está en la obligación política y moral de escoger los mejores gobernantes a nivel regional y local y superiores diputados y concejales.

La Gran Coalición no podrá convertirse en un campo de paracaidismo, y se abstendrá de ser piscina probática, en la que  no caben, por ningún motivo, los corruptos activos ni pasivos. Bienvenido, también, el voto de opinión.


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