miércoles, 12 de septiembre de 2018




PARA HACER REALIDAD LA DEMOCRACIA

Por Peloecaña 


Se dice, y todos nos lo creemos, que el nuestro es un régimen presidencial. ¡Mamola!

El Presidente de la República es un prisionero impotente y esclavizado de la voluntad de los parlamentarios, encadenado del cuello, de los pies y de las muñecas, a la insaciable y famélica ansia de mermelada, bajo todas las apariencias posibles; tiene forma de burocracia, de contratos administrativos, de tajadas colosales del presupuesto nacional, de cargos en el servicio exterior y agréguele, usted, todo lo imaginable y todo se traduce en una sola expresión: "corrupción".

La propuesta del Presidente de la Honorable Cámara de representantes, de modificar el calendario electoral, aparte de no ser novedosa, no aporta nada al mejoramiento de la actividad política.

Si de verdad Colombia quiere que el Régimen Presidencial sea una plena realidad política, el parlamento o el constituyente primario deben garantizarle al gobernante elegido la plena gobernabilidad, mediante unas mayorías parlamentarias, que lo liberen a él y a la sociedad de esa coyunda hedionda que lo cuasiobliga a entregar la soberanía política y la posibilidad cierta de desarrollar su programa de gobierno.

Propongo, entonces, que los partidos o coaliciones preelectorales, una vez consolidados y escogido el candidato que los represente ante el electorado,  inscriban también, cada uno, listas  cerradas al Senado y a la Cámara por las que se entenderá votaran todos electores del candidato presidencial de esa opción.

Tales listas inscribirán el mismo número de candidatos que integran cada corporación legislativa y, de acuerdo con el resultado después de escrutados los votos por el candidato presidencial, se empezarán a adjudicar la curules en riguroso orden descendente.

Si el triunfador obtiene los votos exigidos en el artículo 190º de la Constitución, en la primera vuelta, se empezarán a asignar las curules de acuerdo con el número de votos válidos a cada partido o grupo, hasta llenar todos los cupos.

Si hubiere lugar a una segunda vuelta, el candidato triunfador tendrá derecho a tantas curules en Senado y Cámara  como porcentaje haya obtenido para ser elegido.

Las curules restantes constituyen un todo, a adjudicar  según los votos obtenidos en la primera vuelta, por cada candidato  presidencial.

Solo así,  se consolidará el sistema presidencial y se garantizará la gobernabilidad al candidato triunfador, se fortalecerá la democracia y se ahorrará la hacienda pública lo que cuesta una elección de Congreso.

Desde luego, el régimen de inhabilidades e incompatibilidades seguirá vigente lo mismo que el de pérdida de investidura.

Se esperan fórmulas que mejoren esta propuesta.

1 comentario:

  1. Excelente su Editorial, Maestro Peloecaña! Ni siquiera el presidente Uribe, El Gran Colombiano, pudo tener plena gobernabilidad.Ofrezco mi resaldo a su Gran Propuesta!

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