CÓMO  NOS  DUELE LA PATRIA

Por Peloecaña

El más connotado capellán del Ejército colombiano, Monseñor Pedro Pablo Galindo Méndez, que llegó a ser Coronel de esa Institución, dejó para la posteridad estos versos memorables:

Oración a la Patria.

"Colombia patria mía,/ te llevo con amor en mi corazón/ creo en tu destino/ y espero verte siempre grande, respetada y libre./ En ti amo todo lo que me es querido/ tus glorias, tu hermosura, mi hogar, las tumbas de mis mayores, mis creencias, el fruto de mis esfuerzos, la realización de mis sueños./ Ser soldado tuyo es la mayor de mis glorias;/ mi mayor ambición, es la de llevar con honor/ el título de colombiano, / y, llegado el caso, morir por defenderte".

Hermosa síntesis de lo que es la Patria.

Pero buena parte de la juventud de hoy, gracias a FECODE y a la izquierda rabiosa y marxista, no cree en la Patria, o no sabe lo que es trepidar oyendo las notas marciales del Himno Nacional, sintiendo flamear la bandera tricolor, y contemplar el Cóndor de los Andes, llevando en su pico la corona de laurel, y en sus garras la más señera de todas las consignas: "Libertad y Orden"; y  las cornucopias de la abundancia, y el gorro frigio, símbolo de libertad,  y el Istmo de Panamá, toda esta heráldica arropada con cuatro pabellones tricolores. 

Y qué no decir de la satisfacción y el orgullo de la evocación de Don Simón Bolívar, Don Francisco de Paula Santander, el Inmaculado Sucre, de José María Córdova, de la carga libertaria de Rondón y sus llaneros que salvaron la gloria de El Libertador en el Pantano de Vargas, de Atanasio Girardot, del Almirante José Prudencio Padilla, de Antonio Ricaurte, de Rafael Núñez el Regenerador, de Miguel Antonio Caro, el Padre de la Constitución de 1886, del General Rafael Reyes, del filólogo Don Marco Fidel Suárez el hijo de la bandera nacional, del General Pedro Nel  Ospina, del cancerbero de la moral pública, Dr. Laureano Gómez, del Presidente Mariano Ospina Pérez, que en frase lapidaria plasmó su talante en caracteres indelebles, cuando la Patria se moría: "Para la democracia colombiana, vale más un Presidente muerto que un Presidente fugitivo”; de los Lleras, del hijodalgo Presidente de la Paz, Don Guillermo León Valencia, de Misael Pastrana Borrero y de Álvaro Uribe Vélez; de Luis Carlos Galán Sarmiento y el inolvidable Álvaro Gómez Hurtado. En  fin, de todos esos grandes de la Patria que la mantuvieron digna, respetada y libre.

Permítanme cerrar mi escrito, trayendo a colación dos poemas de Jorge Robledo Ortiz:

Esta ausencia de Patria

"Esta ausencia de Patria nos apaga en los hijos/ La obsoleta locura de un Himno Nacional./ Esta bandera arriada es ya copa sin vino,/ Tradición mutilada, seda sin huracán."

"Este vacío inmenso de metas y caminos/Este vivir las horas sin nada que esperar/ tiene nuestra esperanza al borde del exilio/ y casi destruída la vieja dignidad."

" Este saber que el río baja muertos sin  nombre,/ que el amor en el rancho es oculto y salobre/ y que ya no protesta por dentro el corazón,"

"Nos gritan que en Colombia el patriotismo ha muerto/ y que ya nadie cree en los diez mandamientos/ ni en el anacronismo cristiano del amor."

Soneto Abierto.

"Esta paz ya es calvario, la Patria ya no es Patria/ Este amor que nos mueve es un amor vacío/ Ya el cielo de los pueblos no se baña en el río/ Ni le reparte trinos a la vieja campana."

"Ya no hay calor humano en la humilde cabaña/ Donde el fogón y Cristo agonizan de frío/ Ya el camino no llega sin sangre al caserío/ Ni el pan llega a los hijos sin su ración de lágrimas."

"Esta Patria nos duele en la sangre, en los huesos,/ En las cenizas de los padres, en las cometas de los nietos/ y en la savia que huye escondida del sol."

"Nos cambiaron la Patria amigo Presidente/ y, aunque no lo admitamos, ya comprende la gente/ Que mientras perdonamos nos secuestran a Dios:"