domingo, 6 de marzo de 2016






CERTIFICADO DE PAZ Y SALVO

Por Peloecaña

La sociedad y el Estado han inventado un documento sui generis que nos da una aproximación al concepto PAZ, por lo elemental y simple.

Estar a Paz y Salvo es una manera de no sufrir preocupaciones, de dormir tranquilo, de no exacerbar la úlcera.

Cuando alguien decide cambiar de trabajo, siempre le solicita a su último patrono le expida un certificado de Paz y Salvo, como salvoconducto de su plena disponibilidad para asumir cualquier otra actividad en otras latitudes, y quien recibe tal solicitud procede a verificar si efectivamente tal paz existe; si se han pagado las deudas; si se han entregado las herramientas de trabajo; si se han cumplido a satisfacción todas las obligaciones implícitas en la relación de trabajo. 

A su vez, cuando el trabajador recibe su liquidación generada en la terminación de la relación laboral, el patrono requiere el certificado de Paz y  Salvo por todo concepto, del extrabajador, casi siempre refrendado por autoridad competente.

Cuando alguien va a otorgar o a recibir una escritura pública en la que conste una transacción comercial que se refiere a los derechos atinentes a un bien inmueble, el notario exige de las partes contratantes los certificados de Paz y Salvo expedidos por la Administración de Impuestos Nacional y/o Local, para correr el título  correspondiente.

Si alguien ha de posesionarse para asumir un cargo público, generalmente debe acreditar que se encuentra a Paz y Salvo con el Fisco.

También, generalmente, los que se encuentran in articulo mortis, si son de buena leche, acostumbran abandonar este mundo, en Paz con Dios y con los hombres.

Es por eso que cuando presienten la hora final, reúnen a los suyos, les piden perdón por sus errores e injusticias; todos lloran, desde luego perdonan o dejan constancia de que no hay nada que perdonar; el inminente muerto descansa en paz y exhala su ultimo suspiro, para acceder al seno de Abraham.

Cuando el sacerdote celebra la misa de cuerpo presente, del perdonado y exculpado de cualquier deuda, al despedir el cadáver rumbo al campo santo, profiere solemne, el requiescat in pace, "descanse en paz”. 

Presumo no equivocarme poniendo estos ejemplos para que todos entendamos el concepto de lo que idealmente es la paz verdadera.

Si el trabajador que solicita el Paz y Salvo al patrono, no ha entregado el vehículo asignado, el escritorio y la cumplida satisfacción de sus obligaciones, no recibirá el paz y salvo solicitado y, por tanto, no hay Paz.

Si el patrono no ha cumplido a satisfacción con todas su obligaciones laborales, tampoco habrá Paz y Salvo, porque no está en Paz con quien le sirviera.

Si las partes contratantes que intervienen en el contrato solemne, no acreditan estar a Paz y Salvo con el Estado, el notario no correrá la escritura, porque no hay Paz fiscal y menos contrato perfeccionado.

Si el que está en las últimas se niega a cancelar sus pendientes con Dios y con los hombres, no tendrá Paz, solo vendrán el crujir y el rechinar de dientes y el "Descanse en Paz" será un mero formulismo. 

Así haya nombramiento legal y válidamente expedido, si no hay Paz y Salvo del fisco, no habrá posesión y tampoco paz burocrática.

Si al ciudadano de a pié, común y corriente, el Estado y la Sociedad le exigen el cumplimiento de tan elementales requisitos, para estar en Paz con el trabajador y el patrono, con el Estado y con Dios y con los hombres, ¿por qué razón moralmente válida, esos mismos colombianos simples y sencillos, poderosos y encumbrados, sabios y probos, debemos otorgar el beneficio de la Paz, a quienes por varias generaciones se han empecinado en quitárnosla de manera violenta, injusta, corrupta, irracional, sin importarles ni Dios, ni el Estado, ni los hombres?

Por más que los necios y los ímprobos, desgraciadamente escogidos por nosotros mismos, los buenos, los ingenuos, los creídos, pretendan nuestro Paz y Salvo para que notarios vergonzantes corran la escritura de la Paz fementida, impune y, por ende, injusta, jamás lo obtendrán.

Los verdugos de la sociedad colombiana han hecho todos los méritos para jamás obtener el Paz y Salvo que pretenden; sólo cuando estén en paz con Dios, con el Estado y con los hombres gozarán de ese privilegio, para que no nos siga costando sangre, sudor y lágrimas.

6 de marzo de 2016.


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