DE
LA FISCALIA Y LOS ORGANISMOS DE CONTROL
Por Peloecaña
En otros tiempos, cuando Colombia era un país de leyes, y se ufanaba de
serlo; cuando la Constitución y las Leyes eran hitos que alinderaban su
democracia, a algunos soñadores les dio por establecer en la Ley de Leyes una
entidad que formaba parte de la Rama Jurisdiccional del Poder Público, que era
la encargada de investigar las conductas de los ciudadanos y de determinar si
eran punibles o no, de acusar a los infractores de la ley penal, y de
entregarle a los jueces el resultado de sus pesquisas y actuaciones, para que
las juzgaran según su leal saber y entender.
A esa entidad judicial la designaron
Fiscalía General de la Nación. Hoy renunció a esa honrosa denominación y
prefiere utilizar tal nombre como apodo o alias.
Esos mismos soñadores que asumieron por encargo del pueblo la función de
Constituyentes, reiteraron lo que decía la Carta de Caro y Núñez en relación
con dos entidades; las ubicaron en un capítulo especial que llamaron Organismos
de Control y ellos son: La Contraloría General de la República y la
Procuraduría General de la Nación.
Todas estas instituciones, la Fiscalía, la Contraloría y la Procuraduría
tienen señalada funciones constitucionales claras y expresas.
En los artículos 250º y 251º, respectivamente, en apariencia, están
señaladas las funciones de la Fiscalía como Institución y las del Fiscal
General como jefe de ese Despacho y como cabeza de esa entidad.
Las funciones de la Fiscalía constan en los cinco (5) numerales del
precitado artículo 250º y en el 251º, también ya citado, en igual cantidad de
numerales, están las funciones del Fiscal.
Por más que me esfuerzo en encontrar algo parecido a funciones adicionales
pertinentes e inherentes al ente estatal investigador y acusador o preclusor y
al titular de esa dignidad judicial, no he podido encontrar la facultad,
función u oficio que señale que los dos tengan funciones políticas partidistas,
o que hayan sido designados la primera como yunque y el último como martillo,
para perseguir o ablandar o forjar a los actores también políticos de la vida
nacional.
Será por mis limitaciones intelectuales que no puedo comprender cómo el
Fiscal General se ha convertido en flagrante violador de sus obligaciones y
competencias, para convertirse en un insurgente más, que asume la vocería de
las FARC en el proceso de paz, dando a entender que su puesto está en La Habana
y no en su despacho oficial, en el bunker de la Fiscalía.
Como el mal ejemplo cunde, esa cumbrera de la juridicidad colombiana, el
Contralor General de la República, se ha convertido en el alter ego del Fiscal y como en fuente ovejuna, los dos a una,
hablan urbi et orbi de la pertinencia
o no del plebiscito, para que el pueblo refrende la validez moral del hecho
unilateral que van a suscribir los dos jefes de las FARC, timochenco y santiago, como si eso tuviera importancia alguna.
Pero para fortuna de Colombia, y para mantener encendida la velita
titilante de la esperanza, el otro Organismo de Control, la Procuraduría
General de la Nación, sí funciona, porque tiene al frente un hombre docto,
sabio y probo que nos da confianza, a pesar de todos los dislates del régimen.
Como en todos sus comentarios, sesudos y enjundiosos, pelo no solo convence sino que de manera sencilla y clara, como el buen maestro que es, nos explica y hace comprender las bases de nuestra debil democracia, con el fin de que nosotros, pueblo, podamos sostenerla.
ResponderEliminarSi a la paz SIN impunidad.