sábado, 18 de junio de 2016






LA  GUERRA URBANA

Por Peleocaña

No hace falta ser un lince, ni mucho menos el campeón de la perspicacia para afirmar con razón que el Presidente Juan Manuel Santos Calderón se quitó el pasamontañas y decidió mostrarse ante el país, ante  la patria y ante la nación como el personaje que ostenta la doble condición de comandante supremo de las Fuerzas Armadas, por mandato de la Constitución, artículo 189, numeral 3,  y comandante en jefe de las fuerzas armadas revolucionarias de Colombia, FARC, ejército del pueblo, por decisión autónoma del secretariado de esa guerrilla,  auténticamente paramilitar en el más estricto significado de esa expresión.

En el día de ayer, desde Medellín, y en desarrollo del Foro Económico Mundial de Economía, en ejercicio de esas dos funciones que nunca antes en Colombia nadie había ostentado, sin pestañear ni sonrojarse, y ante la presencia de los delegados a tan importante evento internacional, a través de todos los medios de comunicación, decidió notificarnos a los colombianos y al mundo que si no se refrenda por la voluntad popular  su plebiscito tramposo  y atentatorio contra la dignidad de la República, sus súbditos de la guerrilla trasladarán la guerra apátrida y asesina a las ciudades de Colombia, haciendo énfasis en que una cosa es la guerra en los campos de la patria y otra en los centros urbanos de esta Colombia pisoteada, menoscabada y lacerada.

Esa notificación inaceptable retrata al Presidente de cuerpo entero.

Su conducta confirma, de manera reiterada,  lo que para él significa la población rural colombiana, condenada per secula seculorum a padecer y soportar los avatares de la guerra subversiva y terrorista, ejercida por sus áulicos sin consideración ni piedad, violentado sistemáticamente los más elementales derechos humanos, que los campesinos deben sufrir como algo baladí, dada su condición de seres de ínfima categoría.

Y también Juan Manuel pretende que la vesania terrorista debe ejercerse contra la población urbana, si Colombia se niega a aprobar todas las predaciones y atropellos que él en su insania nos tenga decretados. 

¡No Presidente! esa conducta suya tiene un nombre feo pero cierto, chantaje; es decir, usted es un chantajista, y en la legislación penal colombiana se llama amenaza.

El artículo 347º del Código Penal Colombiano reza: "Amenazas. El que por cualquier medio apto para difundir el pensamiento atemorice o amenace a una persona o familia, comunidad o institución, con el propósito de causar alarma, zozobra o temor a la población o en un sector de ella, incurrirá por esta sola conducta en prisión de..."

Están dados todos los elemento característicos de esa conducta típica punible.

- El que: usted,  Presidente Santos.
- Por cualquier medio apto para difundir pensamiento: La televisión y, en general,  todos los medios de comunicación.
- Atemorice o amenace: el anuncio del traslado de la guerra del campo a la ciudad.
 - A una persona o familia, comunidad o institución: Toda la población urbana de Colombia, junto con sus instituciones.
- Con el propósito de causar alarma o zozobra a la población: Nada más que el anuncio de la guerra, que intimida y causa  obvia zozobra en toda la población urbana de Colombia; mas del 80%.

Presidente, usted recorrió todo el iter criminis: La idea criminosa; la manifestación de esta idea; los actos preparatorios; los actos ejecutivos y los actos de consumación; todo esto enseñado por el Maestro Enrico Ferri.

Oportuno el comunicado expedido por el señor Procurador General de la Nación, pero su obligación constitucional ha de concluir.

Un paisano también epónimo del doctor Alejandro Ordoñez Maldonado, el entonces Fiscal General, doctor Alfonso Valdivieso Sarmiento, acusó ante la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes al entonces Presidente Samper de haber cometido delito, al comprobarse la certeza de las denuncias formuladas por el doctor Andrés Pastrana Arango, en gesto valeroso y patriótico que Colombia toda le agradece, salvo los áulicos del régimen.

Considero, con todo respeto, que el señor Procurador Ordóñez Maldonado ha de hacer lo propio en este caso concreto de amenaza, y la Comisión de acusaciones de la Cámara verá si repite la actitud ignominiosa que dio origen al proceso 8.000 o vuelve por sus fueros.

El Presidente Santos es autor del delito de amenaza de que trata el artículo 347º del Código Penal, pero su conducta condenable es además torpe y con ella apuntilló el proceso de paz que tanto nos ha costado y constituye felonía a sus amigos de las FARC.

Es tan protuberante y notoria su estulticia, que le ha valido la condena de los amigos de la paz fementida y de nosotros  los enemigos de la guerra tan temida. 


5 comentarios:

  1. A las buenas o a las malas, pero firman porque firman los ciudadanos colombianos, porque en caso contrario, Santos, sus dulces muchachos y narcobandidos Farc, tomarán por asalto las ciudades, masacrarán sin piedad a quienes se opongan al dulce sueño de la paz sin condiciones y cerrarán con broche de oro, el anhelo de quienes durante décadas han buscado, con sangre y fuego, hacerse al poder de la Nación. Esa es la pretensión de santos y sus mutantes nuevos amigos. Qué hacer para evitarlo? Permanecer en #ResistenciaCivil,firmar las planillas y decirle NO rotundo al plebiscito santista.

    Excelente documento. Exquisita pluma. Gracias por compartirlo.

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  2. Es deber de todo colombiano colaborar para que nuestros familiares, amigos, vecinos, etc no teman votar NO el tal plebiscito.

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