domingo, 19 de junio de 2016




LA  NUEVA SANTA INQUISICIÓN

Por Peloecaña

No había acabado de ser enterrada la inquisición de la catolicidad, vergonzante y vergonzosa por sus maneras y procederes, cuando aparece su par, ejerciendo las mismas funciones por los intolerantes no católicos, porque ese es un talente propio de la humanidad y, desde luego, no es práctica exclusiva de alguien. 

En el último número de la revista de los herederos del expresidente López Michelsen, el mismo de la Handel y de la Hacienda La Libertad, escribe el columnista Daniel Coronel, el tocayo del dictador nicaragüense y del profeta que caminó indemne por entre los leones y las llamas, y también tocayo por apellido y por rango militar de Gadafi, Chávez y también de los coroneles Plazas Vega y Mejía Gutiérrez, escribe una columna, a horcajadas de afirmaciones mentirosas graves.

La magnitud de esas mentiras me impiden guardar silencio, muy a mi pesar, por los sentimientos de repulsa que me inspira escrito tan protuberante mentiroso.

En su escrito que titula la "lunga mano" una vez más el veneno de su jeringa que utiliza como pluma, lo vierte contra el Procurador General de la Nación, doctor Alejandro Ordóñez Maldonado, y contra algunos de sus cercanos colaboradores.

El neotorquemada sindica al Procurador de poner en el mundo de sus próximos colaboradores, en el ente de control administrativo, a sus amigos de vieja data, y para probar su afirmación dedica su acuciosidad periodística a averiguar la existencia de personas jurídicas cuyos asociados sean los mismos que hoy lo acompañan a cumplir la misión que, por mandato constitucional, le corresponde.

Singular y especialísimo rasero.

 ¿Acaso no se da la misma circunstancia entre el Presidente y sus colaboradores más cercanos? 

¿Acaso los electores no escogen según su propio gusto a los funcionarios de elección popular, gobernantes y legisladores?

¿Acaso el régimen no ha escogido entre sus amigos y cómplices a los administradores de justicia?

¿O quiere Coronel que Santos gobierne con sus enemigos y pacte alianzas con los congresistas enemigos, o permee al poder judicial aliado con jueces que no sean de su gallada?

Pero he afirmado que lo dicho por Coronel en su columna es una sarta de mentiras y paso a demostrarlo:

Dice el opinador: "Cada cual es libre de creer  lo que quiere. Lo grave es que los cofrades también profesan un credo político que los lleva a usar el poder de sus cargos civiles para amparar sus correligionarios y a otros afines".

Lo transcrito entre comillas es para la galería;  ¿por qué  hace don Daniel acto de fe en la libertad de creencias del señor Procurador, pero es grave conducta que quienes creen lo mismo que el Procurador sean llamados a ejercer "cargos civiles", para "amparar a sus correligionarios y a otros afines" ?

Entonces ¿la igualdad de las personas ante la ley, de que habla el artículo 13º de la Constitución, se aplica al doctor Ordoñez Maldonado, pero a sus correligionarios no?

¡No sea mentiroso opinador Coronel!.

¿Cree, Daniel Coronel, que las libertades consagradas en el artículo 20º del Estatuto Constitucional, que consagra la libertad de expresión, la libertad de información y la libertad de prensa, subroga o deroga el mandato expreso contenido en los artículos 18º y 19º, atinentes a la libertad de conciencia y a la libertad de cultos? ¡No periodista, no sea mentiroso!

Ninguno de los detractores del doctor Alejandro Ordóñez Maldonado y de quienes, en este caso concreto, son sus colaboradores cercanos han podido sindicarlos de violar principios jurídicos y éticos elementales; son reos del delito de opinión, son reos de profesar un credo religioso y una militancia ideológica partidista determinada.

Esos detractores se ufanan de ser amigos del libre examen, de la tolerancia y del libre albedrío, pero se revelan como energúmenos dogmáticos y fundamentalistas cuando de aceptar católicos y conservadores se trata.

¿Acaso pretenden que tales colombianos objetos de tan evidente anatematización deben ejercer sus posturas intelectuales y sus identidades culturales, mediante la militancia en sociedades secretas y clandestinas?

Coronel no tiene razón, no puede tener razón, salvo que los católicos y los conservadores sean declarados portadores de enfermedad deprimente y vergonzosa, por el tribunal que imparte excomuniones y del cual él hace parte principal y notoria, sean declarados enfermos morales y eliminables.

Pero permanezca donde está; ese es su lugar, ni los católicos ni los conservadores lo aceptamos en nuestro causa. 


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